Opinión | OPINIÓN

El orden de tu biblioteca te explica

Me fascina saber cómo construyen los autores y los lectores sus estanterías, tanto como disfruto apilando libros en el suelo, sin ton ni son, cuando todavía no saben si su destino

La librería Finestres, en Barcelona

La librería Finestres, en Barcelona / Ferran Nadeu

Comida improvisada con las escritoras Rosa Ribas y Mónica Subietas, junto a Silvia Fernández, mujer hiperactiva de la comunicación de Roca Editores capaz de bajar la luna para tomar el sol. Nuestro tostón son los libros, la literatura y su negocio. Y de eso va la charla hasta que hablamos de bibliotecas personales, la de casa, la propia, aquella que forma parte de un universo espacial y de pensamiento personal.

Se abre un tema fascinante que da para páginas y páginas. Cómo se ordena una biblioteca. Rosa Ribas nos habla del caso de un amigo que tiene toda la ficción por la fecha de nacimiento del autor. Y prosigue: "Debe tener mucho tiempo para dedicarse. Me contó que así tenía lo contemporáneo bien delimitado". No se me había ocurrido.

Pero tiene un sentido cronológico divertido, aunque el que naciera el 29 de junio de 1943, por ejemplo, nada tenga que ver con el que vino al mundo el 30 de junio de ese año. Por poner ejemplos. O hasta autores que debieron nacer el mismo día. Deduzco que la fecha astrológica nada tiene que ver con el género escogido para escribir. Sería una buena investigación.

Tras la comida, me paso por la librería Finestres de Barcelona, a salvo de la humedad y del calor de la calle. Sigue en mi cabeza la originalidad y obsesión de ordenar una biblioteca por la fecha de nacimiento. Una librería no deja de ser un espacio ordenado de libros.

Me doy cuenta de que en Finestres, uno de los espacios más armónicos de la ciudad, ordenan las mesas de libros por géneros o autores, sin importar el idioma. Catalán, castellano, inglés… juntos. Me gusta. Así lo tengo en mi casa. La literatura supera a la lengua en que está escrita.

El orden y el caos. Me fascina saber cómo construyen los autores y los lectores sus estanterías, tanto como disfruto apilando libros en el suelo, sin ton ni son, cuando todavía no saben ni su destino. Manías.