REPORTAJE

Escritores a la caza de una firma

Coincidiendo con la Feria del Libro de Madrid, proponemos a varios autores en lengua castellana que elijan a un literato, de cualquier época y cualquier género, al que le pedirían una rúbrica

Ilustración: Sara Martínez.

Ilustración: Sara Martínez. / EPE

A pesar de los avances tecnológicos y las facilidades del libre mercado, que permiten adquirir un libro por internet y recibirlo en nuestra casa en el absurdo plazo de una hora, la Feria del Libro de Madrid, que abrió las puertas ayer en el parque del Retiro y las cerrará el 16 de junio, sigue teniendo un atractivo para los lectores difícil de igualar por las plataformas de venta online. Durante tres fines de semana, los visitantes tienen la oportunidad de dejarse aconsejar por libreros de toda España, conocer a sus escritores favoritos, conversar brevemente con ellos y llevarse uno de sus libros dedicados.

Sin embargo, cuando se habla de las firmas de la Feria, suele olvidarse que los autores, además de escritores, son lectores. Por tanto, no es descabellado pensar que alguna vez han deseado tener uno de sus títulos favoritos con la rúbrica del autor correspondiente. ¿Le habría pedido Avellaneda una firma a Cervantes? ¿Y don Miguel a Pierre Menard? ¿Le habría pedido el autor de El gran momento de Mary Tribune una firma al de El día del Watusi? De haberlo hecho, ¿habría puesto "de un García Hortelano a otro García Hortelano"? Dejando a un lado fabulaciones literarias del pasado imposibles de conocer, sí se puede saber a quiénes les pedirían una firma los autores actuales.

Con esa intención, el suplemento Abril ha preguntado a algunos de los escritores en lengua castellana más interesantes del panorama literario actual a qué autor de cualquier época le pedirían una firma. Una propuesta que permite conocer sus gustos literarios, que amplía el horizonte de futuras lecturas y que da lugar a curiosas situaciones que rozan lo metaliterario, como sucede, por ejemplo, con la elección realizada por Santiago Lorenzo (Portugalete, 1964).

El autor de Los millones, Los asquerosos y Tostonazo ha elegido una figura de la bohemia de los primeros años del siglo XX que acabó sirviendo de inspiración a, ni más ni menos, que al personaje de Max Estrella. "Le pediría la firma a Alejandro Sawa, el poeta en el que se inspiró Ramón María del Valle-Inclán para el protagonista de Luces de bohemia, porque estaría más solo que la una en la caseta. A ver si tenía él un ejemplar de La sima de Igúzquiza, su novela, que tiene una pinta riquísima".

Le pediría la firma a Alejandro Sawa, el poeta en el que se inspiró Ramón María del Valle-Inclán para 'Luces de bohemia'

Santiago Lorenzo

Nada mitómanos

Uno de los rasgos que comparten varios de los participantes de este juego es su nula mitomanía. Un detalle que complica ligeramente la elección del autor para esa deseada firma. "Soy muy poco mitómano y me cuesta entender cuando la gente espera una hora, dos horas o lo que haga falta para conseguir una firma mía", confiesa César Pérez Gellida (Valladolid, 1974).

No obstante, el ganador del Premio Nadal 2024 por Bajo tierra seca tiene claro por quién haría un esfuerzo semejante: "Creo que sí aguantaría una cola por tener la firma o por conocer a Charles Bukowski. Me encantaría tener una charla aunque fuera corta con él y hacerme la foto de rigor. En cuanto a los libros, eso ya me daría más igual. Cualquiera de ellos. Todos o incluso ninguno, porque lo que más me apetecería no sería la firma, sino intercambiar unos minutos con él y poder decir que, un día, conocí a Bukowski".

María Sánchez (Córdoba, 1989), autora de títulos como Cuaderno de campo, Tierra de mujeres y Almáciga, reconoce que tampoco es demasiado amiga de pedir firmas a los escritores. "Sin embargo, puesta a soñar, elegiría a John Berger. Iría a verlo con un frutal de regalo a cambio de su firma en Trilogía de sus fatigas o en su Poesía, por compensar toda la buena sombra y la compañía que me ha dado leyéndolo", añade.

Elegiría a John Berger. Iría a verlo con un frutal de regalo a cambio de su firma en 'Trilogía de sus fatigas' o en su 'Poesía'

María Sánchez

Con apuro y un cierto rubor, reconoce también Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983) nunca haber hecho cola para que un escritor le firme un ejemplar. A pesar de ello, la ganadora del Premio Nadal 2022 por Las formas del querer sí acostumbra a pedir a sus autores favoritos que estampen su rúbrica en aquella novela sobre la que han charlado largo rato para sus artículos en prensa. "En esas dos circunstancias concurre un deseo frustrado –comenta Martín Rodrigo–, quizá el mayor de todos los que atesoro como escritora y periodista: no haber conocido a Joan Didion. Si hubiera tenido la suerte, el privilegio de conversar con ella, sin duda le habría pedido que me firmara El año del pensamiento mágico y, de haber aceptado, me habría animado a sacar del bolso Noches azules para que me lo firmara también. Son dos libros que, sin duda, me han traído hasta aquí, me han hecho ser quien soy, la autora que soy".

Buscar esa firma en novelas que propiciaron el dedicarse a la literatura es algo que Martín Rodrigo comparte también con Esther García Llovet (Málaga, 1963), que, justo por haber sido el libro por el que decidió escribir Los guapos, Sánchez o Gordo de feria, le pediría la dedicatoria a Roberto Bolaño en Llamadas telefónicas. Y con Blanca Lacasa (Madrid, 1972), que, si bien no atesora volúmenes firmados porque se reconoce también poco mitómana, sí que le gustaría tener una dedicatoria de Gloria Fuertes.

"La Feria del Libro de Madrid es uno de mis eventos anuales favoritos. Voy desde que mis padres me llevaban de pequeña –recuerda Lacasa, autora del ensayo Las hijas horribles y de libros infantiles como ¡Tengo un miedo!–. Una de las ocasiones en que me llevaron, me compraron un libro de Gloria Fuertes. Probablemente era El camello cojito y no sé si ella estaba ese día firmando, pero me gustaría que me estampara su firma en Obras incompletas, en La oca loca o en cualquiera de sus infantiles. De paso, le daría las gracias porque, si escribo, es por ella. Si además pudiera abusar de este deseo, añadiría a la lista a Richmal Crompton y a Elena Fortún, a quienes les haría firmar toda mi colección de Guillermo Brown y Celia, respectivamente. Y ya de paso, a otras dos mujeres que me han acompañado mucho últimamente: Pia Pera y May Sarton".

Me gustaría que Gloria Fuertes me estampara su firma en 'Obras incompletas', en 'La oca loca' o en cualquiera de sus infantiles

Blanca Lacasa

Montero Glez (Madrid, 1965) –que si bien se prodiga poco por la capital regresa este año a la Feria para firmar su obra más reciente, La vida secreta de Roberto Bolaño– defiende la imagen como género narrativo a la hora de elegir su autor deseado. Al creador de Charolito y autor de Sed de champán y Talco y bronce le gustaría que el fotógrafo Alberto García-Alix le dedicase su libro Archivo nómada: "Para mí es el mejor novelista del mundo, lo que sucede es que a sus novelas se les llama fotos".

Otra creadora que también trabaja con la imagen es Carla Berrocal (Madrid, 1983). La autora elegida por la ilustradora, que acaba de publicar La tierra yerma, un wéstern charro protagonizado por mujeres en formato de novela gráfica, sería sin duda Daphne Du Maurier. De entre todos sus títulos, le pediría que le firmase No mires atrás y otros relatos, porque "tiene una narrativa adictiva, con un maravilloso manejo del suspense y, además, maneja de forma sublime los tempos y los personajes".

Consejos

De las tierras salmantinas viajamos a la playa, desde donde Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, México, 1973) responde a la pregunta de Abril eligiendo a Deborah Eisenberg. Según le han informado al artífice de El pasado anda atrás de nosotros y No voy a pedirle a nadie que me crea, la autora de Taj Mahal acostumbra a pasar parte del año en Málaga, por lo que no sería descabellado un encuentro. "Y que me firmara el libro en un chiringuito donde estuviéramos tomando una caña, o ella tal vez una copa de vino blanco o un vermut. En la dedicatoria escribiría un consejo sobre cómo crear personajes, cómo hace para llegar a la profundidad a través de la más aparente banalidad, justo el consejo que necesito para la novela que quiero escribir ahora", argumenta.

Le pediría a Deborah Eisenberg que en la dedicatoria escribiera un consejo sobre cómo crear personajes, cómo hace para llegar a la profundidad a través de la más aparente banalidad

Juan Pablo Villalobos

Por su parte, Ledicia Costas (Vigo, 1979), ganadora del Premio Lazarillo de literatura infantil en tres ediciones y autora de varias novelas, la última de ellas Piel de cordero, reconoce que se volvería loca si Ángela Carter le firmase cualquiera de sus obras, "especialmente, La juguetería mágica". Y añade: "Me fascina su forma de tejer un universo oscuro con una atmósfera donde todo parece a punto de estallar, mientras habla del despertar de la sexualidad, de la rebeldía, del caos en el que se convierte a veces la vida. Es arrebatadora e iconoclasta".

Al igual que Montero Glez, Villalobos, Costas y otros de los escritores consultados para escribir este reportaje, Ana Flecha Marco (León, 1986) estará en esta edición de la Feria firmando sus propias obras, entre las que se encuentra su nuevo libro, Planeta solitario. No obstante, como lo que toca ahora es elegir a quién le pediría ella una firma, la escritora y traductora se decanta por María Elena Walsh y, más concretamente, por Viajes y homenajes, "un libro de ensayos breves sobre viajes, costumbres y personas": "Son temas que casualmente me encantan, pero eso es lo de menos, porque María Elena Walsh tenía una mirada tierna, valiente, inteligente, divertida y profundamente conmovedora. Todo lo suyo me interesa y me habría gustado muchísimo tener la oportunidad de hablar con ella un ratito".

Palabra e imagen

Otro autor que trabaja con palabras e imágenes es el cineasta y escritor Luis López Carrasco (Murcia, 1981). El ganador del Premio Herralde de novela 2023 por El desierto blanco elige a Concha Alós porque "tuvo la inteligencia de encerrar a la sociedad franquista dentro de una pensión de Barcelona y la valentía de describirla con la crudeza que esa dictadura merecía". "Le pediría que me firmara un ejemplar de Los enanos", prosigue, y como en este juego todo es posible, López Carrasco aprovecha la fantasía para pedirle a Charlotte Brontë que le firmase "la prodigiosa Jane Eyre como Charlotte Brontë, tachando el nombre de Currer Bell".

María Elena Walsh tenía una mirada tierna, valiente, inteligente, divertida y profundamente conmovedora

Ana Flecha Marco

Honoré de Balzac es el escritor elegido por Martín Bianchi Tasso (Buenos Aires, 1983), cuya afición por el escritor francés se remonta a su adolescencia en Argentina. "Le pediría que me firmase El tío Goriot, que leí con 14 años cuando iba a la escuela secundaria en Buenos Aires, copia que conservo como Papá Goriot en la edición de Norma Editorial. Esta novela de Balzac es una crítica cruda y feroz a la sociedad francesa de comienzos del siglo XIX, una sociedad superficial y egoísta que entonces ya estaba obsesionada con el lujo y el glamur".

Para el autor de Letizia en Vetusta, a pesar de haberse publicado en 1835, "El tío Goriot no ha perdido un ápice de su vigencia y modernidad. Casi 190 años después, todo sigue más o menos igual en el mundo: los arribistas ambiciosos como Rastignac triunfan y los hombres bondadosos y honestos como Goriot suelen fracasar. Es una obra premonitoria, que vaticinó el orden mundial actual, una era de consumo desmedido en la que la competencia y el individualismo vencen a la empatía y la solidaridad. Además termina con una de las frases más bonitas de la historia de la literatura: 'Ahora nos veremos las caras tú y yo'".

Que Richard Ford me dedicara 'Canadá', que Antón Chéjov me dedicara 'La gaviota', que Alice Munro me dedicara 'Quién te crees que eres'

Elvira Lindo

Otro escritor que se decanta por un autor del XIX es Kiko Amat (Sant Boi de Llobregat, 1971). "Elegiría A rebours, de J. K. Huysmans, porque es un libro extravagante y guarro y extraño y decadente, y está lleno de detalles alucinantes, y también hace reír y enseña conocimiento arcano, y nadie había escrito antes, ni ha vuelto a escribir, un libro así. Que leamos aún A rebours pero no a Ernest Renan o a Goncourt nos enseña que lo cursi y santurrón perece, pero lo violento es póstumo", declara el autor de Revancha, Antes del huracán y Rompepistas, quien, aunque reconoce que tampoco es "mucho, o más bien nada, de peregrinar a tumbas o hacer cola para autógrafos", es "megafán de otros tres libros de Huysmans, La Bas, En familia y A la deriva". "Así que tal vez le llevaría también esos tres para firmar", apostilla.

Llegando al final, Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967), que acaba de publicar Madre de corazón atómico, reconoce que "sería un sueño" que Ernesto Sábato le firmara el ejemplar de Seix Barral que tiene de su Uno y el Universo. "Es un breve y enciclopédico libro, sabio y atrevido, fundamental en mi formación como escritor al indicarme caminos posibles. Hasta que lo leí, no imaginaba que la literatura también pudiera ser como Uno y el Universo. Habla de lo estrictamente real y parece fantasía", añade.

Para concluir, Elvira Lindo (Cádiz, 1962), flamante ganadora del Premio Maga de Magas a la mejor novela por En la boca del lobo, echa la imaginación a volar y explota todas las posibilidades de este juego porque, como ella misma dice, "por pedir…". Y vaya si ha pedido, y muy bien que ha hecho: "Que Richard Ford me dedicara Canadá, que Antón Chéjov me dedicara La gaviota, que Alice Munro me dedicara Quién te crees que eres, que Benito Pérez Galdós me dedicara Tristana, que Grace Paley me dedicara sus cuentos, que Federico García Lorca me dedicara Doña Rosita la soltera y que Mary Shelley me dedicara Frankenstein».