CRÍTICA

'Exitus', de Begoña M. Rueda: una voz atormentada

Este poemario aboca a los lectores aun diálogo arisco con la muerte, sin paños calientes, que se combina con el amor en pequeñas dosis

La poeta Begoña M. Rueda

La poeta Begoña M. Rueda / EPE

Juan Carlos Abril

En menos de una década, Begoña M. Rueda (Jaén, 1992) ha publicado 10 poemarios: Princesa Leia (2016), Siberia es un estado de ánimo (2017), Reencarnación (2019), Error 404 (2020), Todo lo que te perdiste por meterte a monja (2020), Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa (2021), Servicio de lavandería (2021), La canción del bardo (2021), La mujer okupada (2022) y este Exitus (2024).

Todos ellos han obtenido galardones, destacando el Premio Hiperión, el Ciudad de Burgos y el Antonio Oliver Belmás. Además, posee varios libros inéditos con los que ha sido reconocida asimismo en diferentes certámenes, por lo que su actividad poética no puede ser más intensa, por no decir frenética. Pocos casos en la lírica española contemporánea se recuerdan de este calibre. Un fenómeno.

Exitus nos aboca a un diálogo arisco con la muerte, que se combina con el amor en pequeñas dosis. La dialéctica erotanática marca estas páginas, inclinándose hacia una penetrante pulsión de muerte. "Hablarme así / a mí misma / será lo que termine conmigo" (40) es una de mis piezas favoritas, de las más desequilibrantes emocionalmente, que nos rompe por dentro y nos recuerda esa espada de Damocles que somos para nosotros mismos: "Me tapo los oídos para no escucharme" (ibid.).

Estilísticamente, la quiebra emocional se produce igualmente en la versificación, que se concibe desde el verso libre y una disposición anárquica, caprichosa y arbitraria, estableciendo remarcables efectos rítmicos. Las licencias sintácticas, de igual modo, ayudan a la creación de esa atmósfera de desgarro interno.

En poesía, como en la vida, y lo sabe bien Rueda, la simetría puede llegar a matar, por monocorde y monótona. Exitus se estructura funcionalmente en cinco partes, más la introducción Danzas de la muerte. El guiño medieval otorga una distancia verosímil y literaria, para separarla de la autobiografía y la verdad, siempre escurridizas desde el punto de vista de la invención escritural. Una suerte de realismo seco impregna su aspecto estético, en cuanto a lo formal. 

Cada una de estas divisiones hilvana un relato que detalla las tribulaciones de un personaje con abundantes hitos escabrosos. Por su brevedad reproducimos este texto íntegro, que roza el patetismo: "He dejado de recordar / cuándo / fue la última vez / sin esta desazón sin este hastío sin esta / perseverancia de la muerte / tentándome al oído. // Una vez tuve siete años. Tal vez entonces. / Tuve siete años y tuve cinco y tuve dos / pero nunca / tuve infancia" (45).

El trauma conduce directamente a una voz atormentada que gira en bucle sobre obsesiones agudas en las que se acusa a la familia, sobre todo al padre (13), la recurrente imagen de la muerte (27 y siguientes), los trastornos, la negatividad y los sentimientos de culpa (31), la explícita idea del suicidio (39 y siguirntes), los remordimientos (41) y la propia conmiseración: "Con todos los nombres de la pena me menciono" (48), alternando la terapia, de quien se autolesiona en los brazos y luego observa las cicatrices, comparándolo con el kintsugi japonés, "Me perdono y me quiero con todas mis cicatrices" (50), con una reflexión radical: "Hubiera preferido / que no me trajeran el mundo" (57).

Una personalidad límite en la que se llega a no valorar el don de la vida, precisamente por ese lastre descrito, como aquel burro putrefacto sobre el piano de Un chien andalou: "Otra / supongo / vivirá la vida / que estaba destinada a ser mi vida" (55), con la sensación de haber recibido una existencia que no nos pertenece.

Recomiendo Exitus al lector curioso que quiera salir de una mirada benevolente y condescendiente. Por su violencia verbal (35, v. gr.) y extrema, en él no se contemplan paños calientes. La crudeza del lenguaje nos revela un cuadro patológico completo, no obstante motivado por una enérgica voluntad de estilo y un sólido oficio compositivo. Un estro ardiente alumbra a la poeta en su camino por las sombras y la aspereza, buscando a tientas la luz, evidentemente la luz de la poesía.

'Exitus'

Begoña M. Rueda

Pre-Textos

72 páginas

15 euros