Opinión | ALTA FIDELIDAD

La música del Mediterráneo de José Carlos Llop

El nuevo y muy inspirador libro del autor mallorquín es una meditación sobre el verano y la escritura

El escritor José Carlos Llop.

El escritor José Carlos Llop. / EPE

Todos los melómanos tenemos una canción que filtra el mundo, una que transforma en soleado un día nublado, una que calienta el corazón cuando nos ha caído un chaparrón; podríamos llamarlas caldo de pollo para el resfriado del alma. En mi caso es God Only Knows, de los Beach Boys, pero también podría ser For Once in My Life, de Stevie Wonder, Here Comes The Sun, de los Beatles o Centro di gravità permanente, de Franco Battiato.

Está claro que mi teoría de la canción única acaba de caer dramáticamente y que no he encontrado aún mi centro de gravedad permanente. Sin embargo, la esencia de lo que digo es correcta, todos sabemos a qué músicos debemos acudir en busca de inspiración.

El escritor José Carlos Llop recurre a una fórmula que consiste en hacer sonar bien alta a primera hora de la mañana Like a Rolling Stone, de Bob Dylan, y, después de este zumo de vitaminas, se serena con las sonatas de Bach; a continuación, se siente preparado para sentarse a escribir. Lo cuenta en Si una mañana de verano, un viajero (Alfaguara), su nuevo y muy inspirador libro.

Yo he probado este cóctel energético de buena mañana, pero sin obtener el resultado esperado, aunque sé bien porqué. El mallorquín lo hace en su isla, frente al mar, entre pinos, escuchando, además, las suaves olas mediterráneas chocar contra las rocas y en verano. Yo, en cambio, desde mi terraza escucho los aparatos de aire acondicionado de mis vecinos y, si me concentro un poco, la M-50.

Rutina

El poeta y novelista habla de esta rutina cuando explica una época en la que ni el mar, ni los pinos, ni Dylan ni Bach le sacaron de un bloqueo de escritor; tuvo que llegar Rilke para rescatarlo. Ahora, creo que es Llop el que me ha rescatado a mí con este libro que él define como una meditación. Me gustó que lo describiera de ese modo porque así me había sentido yo leyéndolo, como cuando me coloco en mi práctica de yoga en la posición de loto.

José Carlos Llop ha escrito una meditación sobre el verano, la escritura y el Mediterráneo basándose en las notas que ha ido tomando a lo largo de los años sobre las casas de su isla en las que ha escrito durante los estíos de las tres últimas décadas. Si una mañana de verano, un viajero tiene el estilo elegante y poético de Llop, es plástico y sensual. Nos encontramos con él caminando por senderos de montaña, oliendo las flores que describe, empapándonos del agua fresca de primera hora de la mañana y suena a los mencionados Dylan y Bach, pero también, y de forma recurrente, a los Nocturnos de Fauré entre los que hay algunos elegíacos como el propio Mediterráneo.

Al cerrar por última vez la casa de verano, Llop va concluyendo también su meditación y cuenta cómo recoge los libros que se va a llevar de vuelta a la ciudad mientras, por supuesto, como haría cualquier melómano, elige un tema para el adiós a ese hogar y a ese verano, She’s the One, de Tom Petty, y escribe: "Una canción que habíamos bailado un par de veces aquel verano, como quien se despide de una época y de una forma de vida, después de saber que ya no regresaríamos (bailar también es una forma muda de la tristeza)".