CRÍTICA

'La civilización de España', de J. B. Trend: nuestro país, visto con ojos británicos

Este libro, publicado hace 80 años, transita entre la reflexión y la erudición

El historiador John Brande Trend, autor de 'La civilización de España'.

El historiador John Brande Trend, autor de 'La civilización de España'. / EPE

Albert Garrido

El hispanista y musicólogo británico J. B. Trend (Southampton, 1887-Cambridge, 1958) publicó hace 80 años La civilización de España, cuya traducción al español de Pere Bosch Gimpera editó Losada en 1955 y vuelve ahora a las librerías de la mano de Renacimiento. Trend fue el primer titular de la Cátedra de Español de la Universidad de Cambridge; conoció y trabó amistad con Manuel de Falla, Federico García Lorca, Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Américo Castro y Jorge Guillén; admiró la Institución Libre de Enseñanza; frecuentó la Residencia de Estudiantes y ponderó la labor de la Junta de Ampliación de Estudios. El 14 de abril de 1931 fue testigo en Madrid de la proclamación de la República.

El tiempo ha erosionado algunas de las conclusiones de La civilización de España, algo que no resta valor e interés a la originalidad de otras, a su vigencia hoy y a la erudición de muchos pasajes. Quizá llame la atención que, a raíz de su primera visita a España en 1919, llegase a opinar que la neutralidad durante la Primera Guerra Mundial había prestado "un gran servicio a la civilización europea porque había servido para conservar una parte del espíritu europeo", según recoge William Chislett en la introducción. En cambio, sigue siendo de actualidad esta apreciación: "Lo que se perdió en la guerra [civil] no fue un mero gobierno, sino toda una cultura moderna".

Que alguien escribiese en 1944 que "las gentes de origen español han considerado siempre su política como una cuestión moral en la que no es posible ninguna clase de concesión", invita a pensar. Tampoco desentonan algunas ideas-fuerza para incluir en la identidad española la aportación de las culturas árabe y judía. Y, por el contrario, inducen a discusión ciertas simplificaciones: "Los castellanos desarrollaron un sentido del caudillaje"; "la monarquía catalano-aragonesa siempre se presumió que se basaba en un pacto o contrato entre el rey y el pueblo".

Las referencias permanentes a España mucho antes de su existencia como entidad política pueden confundir, pero son antes un recurso para agilizar el relato que fruto de un apriorismo histórico. Basta el siguiente pasaje, que remite a los reinados de Carlos I y Felipe II, para llegar a esa conclusión: "Tal como se practicó, el centralismo no hizo sino agravar […] las diferencias y provocar un sentimiento separatista en lugar de suprimirlo". Afirmación que unida a bastantes otras ilustra los episodios donde zozobró la unidad de la nación.

Entre las constantes que atraviesan el libro de parte a parte, el papel de la Iglesia como actor político retardatario, los rasgos idealizados -"la inutilidad práctica y el fracaso aparente se cuentan entre las más nobles cualidades del quijotismo español"- y las comparaciones entre la historia española y la de Inglaterra configuran un espacio para la reflexión y para la crítica de un trabajo que fue escrito desde la admiración.

La última vez que Trend estuvo en España fue en 1937; la victoria del franquismo le afianzó en una de sus percepciones: "A un periodo de ilustración y de comprensión siempre ha seguido otro de oscurantismo y de reacción".

'La civilización de España'

J. B. Trend

Traducción de Pere Bosch-Gimpera

Renacimiento

216 páginas

21,90 euros