LAS CLAVES DEL PNIEC

Las centrales hidráulicas, las 'superpilas' del sistema eléctrico

El PNIEC prevé que en España el almacenamiento de energía alcance los 22.000 MW, aunque no especifica con qué tecnología

Central hidroeléctrica de Iberdrola en la localidad cacereña de Alcántara.

Central hidroeléctrica de Iberdrola en la localidad cacereña de Alcántara. / Imagen cedida

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J.C. Lozano

La actualización del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), que acaba de presentar el Gobierno y que está sometido a consulta pública hasta el próximo 4 de septiembre, prevé que en España el almacenamiento de energía alcance los 22.000 Megawatios (MW) entre todos los tipos de fuentes, como las centrales reversibles, las baterías o las centrales termoeléctricas. Pero uno de los problemas para el sector es que no discrimina entre los diferentes tipos de tecnologías, pese a que algunas fuentes afirman que el bombeo es la más eficiente para almacenar el sol y el viento para el invierno.

El agua no sólo produce energía a través de las centrales hidráulicas, también es capaz de almacenar electricidad renovable en momentos álgidos de la producción. Y aquí, España cuenta con una ventaja. La potencia instalada hidroeléctrica en el país supera los 17.000 megavatios, lo que supone un 12% de toda la energía eléctrica necesaria en España y un 25% de toda la renovable. 

La virtud adicional de estas centrales es que en muchas ocasiones pueden adaptarse para ser instalaciones reversibles o de bombeo. Estas son clave para conseguir un doble objetivo: evitar que se desperdicie energía cuando se produce un exceso de oferta y guardarla, como en una pila gigante, para usarla en el futuro, cuando la oferta de electricidad sea reducida o la demanda, elevada.

El problema es no se han tomado medidas para fomentar estas superpilas. La patronal eléctrica europea Eurelectric sitúa el potencial del bombeo en España en 6.000 MW adicionales, solo por detrás de Noruega, con 10.000 MW. Esta cifra supondría más que doblar los actuales 5.000 MW de esta tecnología en España.

El sistema es sencillo y eficaz. Las centrales de bombeo incluyen dos embalses dispuestos a diferente altura, lo que permite almacenar agua y utilizarla cuando se requiera, en una especie de circuito cerrado. El agua contenida en el embalse situado en el nivel más bajo es bombeada durante las horas de menor demanda eléctrica al situado arriba, para después generar electricidad en las horas de mayor consumo eléctrico. La clave está en que estas instalaciones emplean la energía de los momentos en los que la oferta supera a la demanda (el coste es menor) para bombear esa agua al embalse superior. 

El impulso necesario

Pero la realidad es que el bombeo no ha contado con el impulso necesario. Los accesos a la red están pensados para las instalaciones solares y fotovoltaicas, pero un bombeo puede tener tres años de tramitación y cinco de construcción, de manera que no entran en la planificación de Red Eléctrica. Así, el plazo para poner en marcha una central hidráulica de bombeo puede ser de unos 10 años desde que se inicia el procedimiento administrativo hasta que se pone en marcha

Las compañías consideran que el margen de crecimiento es muy amplio. Por ejemplo, Iberdrola estima que en España hay potencial para construir 10.000 MW nuevos de bombeo hasta 2030 a un coste razonable, ya que se conseguirían adaptando sistemas ya existentes o conectando embalses. La inversión supondría unos 8.000 millones de euros y permitirá crear más de 110.000 empleos directos al año, según cálculo de la compañía. Para que esto sea una realidad, añaden, se necesitan mecanismos que retribuyan la capacidad y que fomenten el almacenamiento. Iberdrola, de hecho, cuenta con 3,5 GW en centrales de bombeo, que supone casi dos tercios de todo el sistema de bombeo en España. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico lanzó esta semana ayudas de 280 millones de euros para proyectos innovadores de almacenamiento energético que contribuyan a mejorar la seguridad de suministro y la estabilidad del sistema eléctrico.

El papel de las infraestructuras hidráulicas 

La energía hidráulica ha facilitado la integración de la creciente contribución de las energías renovables sujetas a variabilidad climática y estacional, como la eólica y la fotovoltaica, con una aportación de firmeza y flexibilidad alternativa a fuentes fósiles. Los embalses además contribuyen, especialmente en tiempo de sequía, a retener y canalizar las precipitaciones recibidas. 

Iberdrola apuesta por este tipo de centrales esenciales para la transición energética y se mantiene como líder en almacenamiento de energía. En la actualidad tiene más de 14.000 MW de potencia hidroeléctrica instalados en todo el mundo, de los cuales 3.500 megavatios son gracias a centrales de bombeo. 

La mayor central de bombeo de Europa es La Muela II, en el embalse de Cortes de Pallàs, en la margen derecha del río Júcar. Su capacidad instalada supera los 880 megavatios (MW) —suficiente para atender el consumo eléctrico de casi 200.000 hogares—, duplicando así la capacidad de generación del complejo Cortes-La Muela hasta más de 1.800 MW que equivaldría a la demanda anual de casi 400.000 familias.

Alcántara, más de 50 años de historia

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Uno de los grandes ejemplos en tecnología hidráulica de España es la central de Iberdrola José María de Oriol, que suma más de 50 años de historia (se puso en marcha en 1969). Es una instalación ubicada en el municipio de Alcántara (Cáceres). Su capacidad instalada total supera los 900 MW. 

El embalse, con casi 3.200 hectómetros cúbicos de capacidad, es el quinto más grande de la Unión Europea y se erige como una de las piezas fundamentales de la producción de energía renovable de Iberdrola en Extremadura, en el suroeste de España. Cuenta con una presa aligerada o de contrafuertes, conocida como La Catedral. Su producción energética fue de 1.363 GWh en 2022, con una media de los últimos 10 años de 1.986 GWh.