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Inspirada en Amancio Ortega para liderar Zalando

Sara Díez es vicepresidenta de la categoría mujer y marcas propias en Zalando

Sara Díez, vicepresidenta de la categoría mujer y Private Levels de Zalando

Sara Díez, vicepresidenta de la categoría mujer y Private Levels de Zalando / 'Activos'

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Alterna el castellano con el inglés mientras conversa, porque tantos años fuera de casa pasan factura. A menudo siente que se expresa peor en su lengua materna, la que aprendió en aquel Valladolid que hoy le queda tan lejos. Sara Díez tiene 48 años y es madre de tres hijas. Lleva cinco y medio afincada en Berlín, pero ha trabajado y estudiado también en París, Estados Unidos y los Países Bajos. Hace más de 20 años que se dedica a la moda, un sector en el que se ha sabido desenvolver de la mano de tres grandes: Zara, Nike y ahora, como su vicepresidenta de la categoría mujer y marcas propias, Zalando.

En las tres ha desarrollado una trayectoria larga y a todas llegó buscando lo mismo: retos. "Soy una persona extremadamente curiosa. Me gusta estar al día y aprender. Pero había pocas empresas que fueran atractivas para mí. Y tuve la suerte de que las que lo eran me contactaron", cuenta. "En Inditex tuve la oportunidad de dejar un legado, una trayectoria profesional de impacto", recuerda. Cuando entró en Nike, la multinacional ya estaba "a la cabeza de lo que pasaba en la industria, era referente en ámbito global". Y Zalando "ha sido una de las empresas con un crecimiento más rápido de toda Europa". Allí está a cargo de un equipo de 400 personas. Y, si se le pregunta cuál es su inspiración para liderarlo, no tarda ni un segundo en responder: Amancio Ortega

Inditex la catapultó

Su paso por Inditex fue muy temprano y le abrió muchas puertas. Trabajó en Zara durante 11 años. Por entonces, la marca era conocida en España, pero no tanto fuera. "Fue un orgullo ver cómo se iba expandiendo". Entró en el departamento de importaciones y exportaciones y solo un año más tarde pasó al área comercial. "Inditex tenía unas estructuras de liderazgo muy planas, daba muchas oportunidades. Los que teníamos ganas de afrontar nuevos retos conseguimos llegar a liderar partes de la empresa", considera. 

"Soy una persona extremadamente curiosa. Pocas empresas son atractivas para mí y he tenido la suerte de que, las que lo han sido, me han contactado", afirma


Habla con especial admiración del dueño de la multinacional, a quien se refiere como "el señor Ortega": "Seguíamos de forma muy cercana lo que él dictaba. Era una especie de gurú que estaba muy presente". Lo define como "una persona sumamente sencilla, que no tenía una oficina separada del resto, se sentaba con todos los demás". Esa forma de liderar ha marcado su propia trayectoria directiva. "Es una inspiración. Delegaba mucho y creía en la gente". A modo de anécdota, Díez explica que Ortega tenía especialmente en cuenta el criterio de los dependientes: "Argumentaba que ellos eran los más cercanos al cliente final, por lo que era a los que más teníamos que escuchar. Y ha sabido mantener ese espíritu".

Tras 11 años en Inditex, la fichó Nike. Justo cuando la compañía estaba desarrollando sus marcas propias y su negocio on line, porque hasta entonces vendía solo al por mayor. "Inditex fue una referencia para conseguir talento" en su proceso. Díez llegó a ser responsable de las áreas de mujer y niño en Europa y África. "El digital estaba creciendo, había que entender muy bien sus intersecciones con lo físico. Y sobre todo centrarnos en sorprender al consumidor, para crear lealtad hacia la marca". Desde el principio, la multinacional destacó por su storytelling y la conexión que lograba mantener con el consumidor. Y su servicio en tienda "era único".

Un salto más

En Zalando, Díez ha ganado otro plus de responsabilidad. La primera de sus tareas fue replantear sus marcas propias. La compañía nació con 15, que vendían sus productos hasta que otras marcas se interesaron en entrar en el marketplace. Ahora las externas son más de 6.000 y propias solo quedan seis.

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"Tuvimos que redefinir el papel de nuestras marcas. Tenían que representar los valores de la empresa. Se han convertido en una incubadora de innovación y la idea es que sirvan de ejemplo para el resto del mercado". No están enfocadas al crecimiento, aunque funcionan como negocio. Y todas ellas incluyen ahora colecciones pensadas para personas con discapacidad. "Respetamos los mismos precios de venta que en las demás prendas y los criterios de sostenibilidad", explica. También el diseño, porque muchas veces estos productos "solo se enfocan a ser funcionales", lamenta. "Es uno de los logros de los que más orgullosa me siento", reconoce. Y añade: "El mundo de la moda, bien utilizado, puede tener un poder de inclusión y un impacto".

Y es que Díez está empeñada en ser un modelo a seguir para sus hijas. "Demostrarles que se puede tener familia y llegar donde ellas quieran". Pero echa de menos a la suya, que está en Fuenterrabía, una localidad al lado de San Sebastián. Allí quiere volver, aunque no sabe cuándo. "Los vemos a menudo, pero sueño con un bocadillo de chistorra", bromea. Y confía en que la nueva y creciente tendencia hacia el trabajo remoto la acabe acercando, de nuevo, a su hogar.

Consumir de más

Tantos años en el mundo de la moda le han servido a Sara Díez para formarse una opinión sólida sobre la industria. "El consumidor quiere productos cada vez más sostenibles, pero esto no se refleja al 100% en sus hábitos de compra", explica. De hecho, esta voluntad y la aplicación de normativas cada vez más estrictas en materia de sostenibilidad empujan al sector hacia una nueva era. "Se consumirá diferente. Primarán aspectos como la durabilidad por encima de la rapidez de consumo y la estacionalidad. Y los precios tendrán que repercutir las prácticas más sostenibles y unas mejores condiciones para los trabajadores", apunta. Cogerán fuerza las tendencias circulares, como la segunda mano y el reciclaje de materiales. Porque "consumir de más ha sido parte del problema", insiste. "El mundo de la moda está bajo lupa", concluye.