SECTOR FINANCIERO

La bajada de tipos y el alza de costes tecnológicos reabren la puerta de las fusiones bancarias

El BBVA ha justificado la opa hostil sobre el Sabadell en la necesidad de ganar tamaño ante la previsible caída de ingresos y el aumento del gasto en digitalización

Carlos Torres, presidente del BBVA, y Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell.

Carlos Torres, presidente del BBVA, y Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell.

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El número de bancos con un tamaño significativo en España ha bajado de 45 a 10 desde el estallido de la Gran Crisis Financiera en 2008. En su mayor parte se debió a la unión de entidades con problemas -en muchos casos nacionalizadas- que fueron absorbidas por otras más sólidas: sucedió entre 2009 (intervención de Caja Castilla-La Mancha y adjudicación a Cajastur) y 2017 (lo mismo con el Popular y el Santander). En 2020, hubo otra pequeña ronda de fusiones (absorción de Bankia por CaixaBank y Liberbank por Unicaja). Pero entonces eran entidades más sólidas que afrontaban, debido a la pandemia, un escenario sombrío de bajos ingresos y morosidad al alza que finalmente no se materializó. La opa hostil lanzada por el BBVA sobre el Sabadell, en cambio, responde a otros factores: la inminente bajada de los tipos de interés y el creciente aumento de los costes tecnológicos de la banca.

El sector financiero vive un momento dulce, con los beneficios en máximos históricos gracias al endurecimiento de la política monetaria para combatir la inflación. Tras años de travesía del desierto en los resultados por la era de los tipos ultrabajos (2014-2021), la fuerte subida de estos ha disparado los ingresos de la banca al encarecer el crédito. Para maximizar el efecto positivo, además, las entidades se han preocupado de subir la remuneración de los depósitos menos que en Europa y de lo que hubiera sido esperable según episodios pasados de alza de tipos. El resultado es que los bancos atraviesan una situación de fortaleza: el BBVA cerró marzo con una rentabilidad del 17,7% y un capital del 12,82% y el Sabadell, con el 12,2% y el 13,3%.  

Sin ser preocupante, el futuro no es tan esperanzador. Por un lado hay una causa coyuntural: el Banco Central Europeo (BCE) tiene previsto iniciar el ciclo de bajadas de tipos en junio. Paralelamente hay otra más estructural: los costes fijos de los bancos no paran de crecer desde hace años, principalmente por la necesidad de invertir en tecnología para adaptarse a la revolución digital. Así lo reconoció el BBVA en la carta que envió al Sabadell para proponerle la fusión: su unión permitiría "abordar de forma eficiente las inversiones en transformación digital", así como aumentar el beneficio "a pesar de un contexto macroeconómico con perspectivas de bajadas de tipos de interés y un previsible menor crecimiento de la inversión crediticia en Europa".

Razones para una opa

El Banco de España, de hecho, lleva tiempo advirtiendo a la banca de que una parte del incremento reciente de su rentabilidad no es sostenible. El gobernador, Pablo Hernández de Cos, insistió en ello la semana pasada en el Congreso: "No hay que dejarse llevar por la complacencia. La mejora del margen de intereses asociada a la subida de tipos probablemente ha alcanzado ya su punto más elevado y esta partida podría estabilizarse o reducirse en el futuro. Además, el grueso de los efectos adversos del incremento de los tipos sobre los hogares y las empresas se produce con un cierto retardo, y por tanto es previsible que se produzca un incremento de las pérdidas por deterioro de activos (morosidad)". 

Por su parte, el consejero delegado del BBVA, Onur Genç, utilizó el jueves la necesidad de ganar tamaño para afrontar la digitalización como una de las principales razones para justificar la opa hostil: "La escala se está volviendo cada vez más importante en la banca minorista y comercial por un hecho muy simple: los costes fijos, dentro de nuestra base de costes general, siguen aumentando cada día. Los costes en tecnología eran el 19% de nuestros costes totales hace cinco años y ahora son el 26%. La mayor parte de ello es desarrollo de software. Tengamos 100 o 1.000 clientes, realizamos los mismos desarrollos para nuestra aplicación móvil, con el mismo coste".

Por supuesto, hay factores intrínsecos adicionales. "La bajada de tipos es un factor a favor, pero creo que el motivo fundamental de la opa es que el BBVA quiere aumentar su balance en euros creciendo en España, diversificar en un país donde no tiene presencia con TSB (filial británica del Sabadell), y alcanzar un mayor tamaño para aumentar su peso como actor global y tener más recursos para invertir en tecnología. Empresas como Google y Amazon se están haciendo más grandes por esa razón. Y va a ocurrir en banca, porque el sector utiliza también las tecnologías de la información y la comunicación", apunta Santiago Carbó, catedrático de economía de la Universidad de Valencia y director de estudios financieros de Funcas. 

Ronda incierta

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¿Encara entonces la banca una inminente ronda de fusiones? No es descartable algún movimiento, pero el margen es estrecho. Muchas entidades tienen grandes accionistas de control que no tienen intención de vender ni presión para hacerlo dado el buen momento de resultados. Es el caso de bancos controlados por fundaciones de las antiguas cajas (Kutxabank e Ibercaja) o propiedad de inversores privados con grandes participaciones (Bankinter y Abanca). Por su parte, el banco cabecera de Cajamar está controlado por cooperativas de crédito, lo que complica cualquier operación. La duda es Unicaja, entidad con una fundación de caja como principal accionista pero cotizada en bolsa, que ha atravesado problemas de gobernanza tras la absorción de Liberbank, y que en el pasado reciente ha sido objeto de deseo de rivales como el Sabadell

"En España ya queda poco margen de maniobra para más fusiones. En pocos años ha aumentado mucho la concentración del mercado, aunque aún no se ha llegado al nivel a partir del cual se considera altamente concentrado. El movimiento del BBVA se justifica por sus peculiaridades, como haber hecho caja no hace mucho con la venta de un banco en EEUU y por el exceso de capital que tiene que le permite plantearse compras", estima Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia y director adjunto de investigación del Ivie.