TECNOLOGÍA

Las regiones europeas buscan la manera de innovar para no caer en la 'trampa del desarrollo'

Expertos de la Universidad de Utrecht y la LSE proponen que las regiones compartan capacidades para diversificar su economía y frenar la polarización

Una investigadora trabaja en un laboratorio de un hospital gallego.

Una investigadora trabaja en un laboratorio de un hospital gallego.

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La venganza de los lugares que no importan es el título de un ensayo del director del Centro Cañada Blanch de la London School of Economics, Andrés Rodríguez-Pose. Se refiere al riesgo de contagio al plano político y social de la polarización que experimenta Europa en materia de innovación: de un lado, los grandes polos en la vanguardia; de otro, esos lugares que no consiguen engancharse a la corriente científico-tecnológica.

Ron Boschma, profesor de la Universidad de Utrecht, describe la "trampa de desarrollo" en la que se encuentran "esos países y regiones que se desarrollan y crecen rápidamente pero que en algún momento se quedan atascados porque les resulta muy difícil competir con las áreas de bajos ingresos y carecen de las capacidades para ascender y dedicarse a actividades más intensivas en conocimiento".

¿Hasta qué punto las regiones pueden transformarse y generar nuevas actividades económicas? Europa no logra responder a la pregunta. "No puedes diversificarte en cualquier cosa -alerta Boschma-. Muchas regiones quieren apostar por la inteligencia artificial, pero pocas tienen las capacidades para hacerlo, con lo que el coste de diversificación va a ser enorme".

En su clasificación de actividades según el grado de complejidad, sorprende hallar en el primer puesto a las películas de cine. "Tienes que combinar muchas capacidades diferentes para hacer un filme", explica. El desarrollo de programas informático ocupa el segundo lugar.

El entorno de París tiene las capacidades más relevantes en los sectores más complejos, por eso puede diversificarse todo el tiempo. En el extremo opuesto, algunas regiones españolas no cuentan apenas capacidades relevantes ni sectores complejos. 

Establecer conexiones

La solución es permitir que las regiones que se encuentran en una trampa estructural "pueden realmente establecer conexiones con otras para obtener acceso a capacidades que no tienen por sí mismas". Y Europa no está haciendo un buen trabajo en ese sentido. "Las regiones deben conectarse para diversificarse". Su apuesta: "Las tecnologías verdes"

Rodríguez-Pose afirma que "hay muy pocas cosas más polarizadas que la política, y una de ellas es la innovación, donde se da una concentración brutal" y probablemente evitable. Muchas pymes son innovadoras sin necesidad de invertir en I+D. En línea con Boschma sostiene que la pieza que falta es "conectarlas con otras empresas de España, Europa y el mundo".

En todos los sectores

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Asimismo, "hay que innovar en todos los sitios y en todos los sectores, obviar las áreas menos innovadoras es un error fundamental". "Si pretendemos que la innovación europea surja solo de París o del sur de Alemania, habrá un problema económico, porque no sabemos si lograrán innovar; social, porque se va a polarizar, y político, porque las instituciones serán barreras para la innovación", concluye.

Neil Lee, profesor de Geografía Económica también de la LSE, es de Oxford, aunque trabaja en Londres. Coincide en que "a veces necesitas dirigir la innovación lejos de los sectores de frontera". "Hay que generar innovación, difundirla y redistribuir los beneficios", prosigue. Suiza sería la referencia en ese sentido: "Tiene la ETH, probablemente la mejor universidad de Europa y el laboratorio de I+D más grande de Google, pero también ese tipo pequeñas empresas que están haciendo cosas interesantes y son innovadoras. Algunos de sus componentes están en nuestro iPhone".