Entrevista

Javier Vega de Seoane, presidente de Gestlink y DKV Seguros: "No tiene mucho sentido que la gente se jubile a los 65, cuando está en plena forma"

"La inteligencia artificial nos puede permitir dar un gran salto en la productividad, que es el mayor problema desde hace años en Europa"

Javier Vega de Seoane y Azpilicueta.

Javier Vega de Seoane y Azpilicueta. / LNE

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El empresario Javier Vega de Seoane y Azpilicueta, presidente de Gestlink, Grupo DKV Seguros y del Consejo Asesor de Fujitsu España, tiene una trayectoria de más cincuenta años, también en el ámbito de la sociedad civil, ya que fue presidente del Círculo de Empresarios. Defiende que hay que trabajar más años y predica con el ejemplo, considera "imparable" la globalización y solo ve oportunidades de mejorar la productividad en la inteligencia artificial (AI).

–Lleva una larga trayectoria, incluso ha estado en el INI.

–Cuando vine a Madrid en el 75 fui director administrativo y financiero de Leyland Ibérica y más tarde me fui a SKF España, que era una filial del grupo sueco SKF. Ahí estuve nueve años, primero como director comercial, luego como director genera, más tarde consejero delegado y como presidente. En el 84, me ofrecieron ir al INI –que participaba en SFK– como director general y estuve tres años muy interesantes, aunque fueran los años de la reconversión industrial, que fueron duros.

–Ahora empieza a reclamarse una mayor presencia del sector público. ¿Qué le parece?

–Tenemos que ir de la mano lo público y lo privado, pero me parece que la industria, el sector productivo, cuando más privado sea, mejor. Hay muchos directivos en el sector público, no les pongo ninguna pega, pero en el sector privado hay mucha más presión, mucha más necesidad de generar dinámicas evolutivas de eficiencia, de mejora continua. Si no ganas dinero, te vas al hoyo. Y en el sector público hemos visto empresas perdiendo dinero durante años, lo que significa que recibe subvenciones que salen de los impuestos de todos. No me parece razonable que los españoles paguen la ineficiencia de algunas empresas. Eso no pasa en el sector privado. Si no eres eficiente, cierras.

–Pero el ambiente se ha vuelto contra los empresarios.

–Sí, es verdad que tenemos una reputación manifiestamente mejorable. Cuando fui presidente del Círculo de Empresarios hicimos un informe para saber cómo se trataba a los empresarios en los libros de bachillerato. Y daba pena. Nos pintaban de rojo, con cuernos, rabo y echando azufre por la boca. Si presentas al empresario como una persona que es mala gente, egoísta y no le importa la sociedad, si en series y libros se pinta la peor versión del empresario, muy buena imagen no vamos a tener. Pero yo creo que la mayor parte de los empresarios es gente estupenda, gente muy responsable, que está dispuesta a poner sus capacidades al servicio de la sociedad, para que sea mejor.

–Es un firme partidario de la sociedad civil. ¿Está fuerte?

–En general la sociedad civil en España es muy débil, y el segmento que corresponde a los empresarios, también, aunque hay varias organizaciones que somos think tanks, que tratamos de aportar ideas para que nos vaya mejor a todos y seamos más competitivos, pero en realidad tenemos relativamente poca influencia. La sociedad civil debería fortalecerse porque debe hacer de contrapunto a los poderes públicos. En España estamos bien, pero vamos mal. Una cosa es ser optimista, y otra ser autocomplaciente y pensar que vamos como una moto, y superfenomenal y que no tenemos que hacer reformas.

–Este miércoles habla de colaboración público-privada. Muface es un buen ejemplo, ¿no?

–Efectivamente, es un buen ejemplo de cómo la colaboración público-privada es buena para todos y cómo por razones ideológicas algunos pretenden liquidarla.

–¿Han solucionado los problemas que tenían?

–No tiene pinta de que se vayan a solucionar y me temo que si no lo hace, el esquema de Muface se vaya a pique. Los que estamos participando en ese esquema –que ya solo quedamos tres, DKV, Asisa y Adeslas (antes estaba Sanitas, Casery Mapfre)– no podemos afrontar las pérdidas que hay, aunque lo hagamos bien. Hay algunos que lo que parece es que quieren que nos vayamos, manteniendo unos precios que son absolutamente insoportables. Nos están echando.

Los empresarios son gente estupenda, dispuesta a poner sus capacidades al servicio de la sociedad

–De alguna manera se demoniza la participación privada en sectores como la sanidad.

–También en la educación o la dependencia. Hay quien supone que los empresarios somos gente irresponsable y que no podemos ofrecer servicios públicos desde el sector privado, y yo creo que es un error. Y está empíricamente demostrado que podemos ofrecer un servicio público bastante más barato y de mayor calidad.

–Estamos en un momento malo a nivel internacional.

–La humanidad pasa por baches, pero siempre sale adelante. Los pesimistas siempre se han equivocando. La sociedad tiene mucho que perder y no creo que acabemos en guerra. De este bache, la sociedad saldrá fortalecida.

–¿No va a haber un parón en la globalización?

–La globalización va a ser diferente. No podemos fiarnos para determinados productos de ciertos productores. Hay una ola de proteccionismo. Estamos poniendo pegas a los coches chinos, y ellos replican con algo que nos afecta, como son los productos derivados del cerdo. La globalización es imparable. Si queremos crecer y financiar nuestro sistema de bienestar, que es muy caro, tenemos que mejorar nuestra posición competitiva. Nada es gratis, tenemos que cumplir nuestros deberes.

–¿Y la inmigración?

–En España tenemos uno de los índices de fecundidad más bajos del mundo, 1,12 hijos por mujer, cuando para mantener la población necesitamos 2,2. Tenemos una de las esperanzas de vida más altas. La sociedad envejece, y por tanto es más cara, y eso no se puede pagar con impuestos, porque si los subes mucho, la inversión se va a otros mercados más competitivos. Hay que ser competitivos fiscalmente y luego ese dinero público debe gestionarse con eficiencia, cosa que no ocurre ahora mismo.

–¿Y trabajar más tiempo?

–Hombre, pues sí. No tiene mucho sentido que la gente se jubile a los 65 años, cuando se llega a esa edad en plena forma, con muchísimo conocimiento, muchísima experiencia y muchísima capacidad de aportar valor. Cualquier persona sensata, que no esté ciega con su ideología, tiene que verlo.

–Y usted es un vivo ejemplo.

–Hombre, tengo 76 años y estoy tan activo ahora como cuando tenía 40. Afortunadamente, tengo buena salud, y estoy lleno de proyectos y de ilusión. Predico con el ejemplo e invito a los demás a hacerlo.

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–¿Qué efecto cree que tendrá la inteligencia artificial?

–Cada vez que hay una revolución tecnológica hay amenazas y oportunidades, pero siempre hay más oportunidades. La combinación de la inteligencia artificial y la inteligencia humana nos puede permitir dar un gran salto en la productividad, que es el principal problema de Europa. Para mejorar la prosperidad hay que aumentar la productividad. Tenemos que estar abiertos a modificar nuestros comportamientos, a aprender cosas nuevas.