Cumbre de Sintra

El BCE advierte de que le "llevará tiempo" estar seguro de que la inflación bajará al objetivo del 2%

Lagarde enfría la expectativa de nuevos recortes de tipos y avisa de que el "aterrizaje suave" de la economía del euro "no está aún garantizado"

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. / EFE

4
Se lee en minutos

El Banco Central Europeo (BCE) vuelve a evitar dar pistas sobre cuándo podría volver a reducir los tipos de interés de referencia de la zona euro, tras aprobar a principios de junio el primer recorte desde 2019. Es más, su presidenta, Christine Lagarde, ha advertido este lunes de que al organismo le "llevará tiempo" estar seguro de que la inflación no dará sorpresas negativas y bajará, como espera, hasta alcanzar su objetivo del 2% estable a medio plazo en la última parte del próximo año. "Hemos recorrido un largo camino en la lucha contra la inflación", pero "nuestro trabajo no ha terminado y debemos permanecer vigilantes", ha mantenido. La alta funcionaria francesa, así, ha aprovechado su discurso de apertura en el foro de bancos centrales que el BCE organiza todos los años en Sintra (Portugal) para enfriar las expectativas del mercado sobre nuevas rebajas del precio del dinero en la eurozona.

"Todavía nos enfrentamos a varias incertidumbres respecto a la inflación futura, especialmente en términos de cómo evolucionará el nexo entre beneficios (empresariales), salarios y productividad, y si la economía se verá afectada por nuevos shocks del lado de la oferta. Nos llevará tiempo reunir datos suficientes para estar seguros de que los riesgos de una inflación superior a la meta han pasado. La fortaleza del mercado laboral significa que podemos tomarnos tiempo para recopilar nueva información, pero también debemos ser conscientes del hecho de que las perspectivas de crecimiento siguen siendo inciertas. Todo esto sustenta nuestra determinación de depender de los datos y tomar nuestras decisiones políticas reunión a reunión", ha sostenido Lagarde. 

La presidenta del banco central del euro también ha enfriado la expectativa de que los posibles nuevos recortes de tipos vayan a coincidir con la revisión trimestral de las previsiones macroeconómicas del BCE (las próximas, en septiembre y diciembre), al contrario de lo que ha sucedido en el pasado con decisiones relevantes de política monetaria. "Nuestra evaluación de las perspectivas de inflación se basa en nuestras proyecciones, pero no se limita a ellas", ha avisado. Asimismo, ha resaltado que su análisis no depende de un único dato, probablemente en referencia velada a la evolución de los salarios: "Si bien el flujo de nueva información aumenta y mejora constantemente nuestra visión sobre la inflación a medio plazo, ningún dato específico nos presiona. La dependencia de datos no significa dependencia de puntos de datos".

Aterrizaje suave

Tras marcar un máximo del 10,6% en octubre de 2022, la inflación de la zona euro bajó al 5,2% el pasado septiembre (última subida de tipos) y al 2,6% en junio (primer recorte). El tipo principal está en el 4,25%, mientras que la facilidad de depósito -el interés con que remunera el dinero que guarda a los bancos, el más relevante en el actual contexto- se sitúa en el 3,75%. Sin embargo, la inflación ha entrado en una senda más resistente a seguir bajando y el BCE necesita estar más seguro de que la subida de los salarios se modera como espera, los beneficios empresariales absorben parte de esa alza sin trasladarlo a los clientes, y todo ello se refleja en la inflación de los servicios. También está pendiente de cuestiones geopolíticas (Ucrania, Palestina y los efectos económicos de las actuales elecciones legislativas francesas y las presidenciales estadounidenses de noviembre), así como de las implicaciones la decisión de la Reserva Federal de retrasar sus recortes de tipos.

Noticias relacionadas

Los presidentes del BCE suelen emplear sus discursos en la cumbre de Sintra para analizar en profundidad la política monetaria y dar pistas sobre el futuro de la misma, y el de este año de Lagarde no ha sido una excepción. La banquera central ha defendido que la autoridad monetaria aumentase los tipos para combatir la alta inflación a un ritmo y escala sin precedentes desde su creación en 1999: 4,5 puntos porcentuales en 10 reuniones sucesivas entre julio de 2022 y el pasado septiembre. "Nuestras decisiones han logrado mantener ancladas las expectativas de inflación, y se proyecta que la inflación regrese al 2% en la última parte del próximo año. Considerando la magnitud del shock inflacionario, esta reducción es notable en muchos sentidos", se ha congratulado.

Como es "inevitable", ha continuado, ello ha tenido un impacto en la economía de la zona euro, que ha permanecido estancada durante cinco trimestres, "pero esta vez el coste de la desinflación ha sido contenido en comparación con episodios similares del pasado". Con todo, en este punto también ha querido introducir una advertencia: "Dada la magnitud del shock de la inflación, todavía no está garantizado un aterrizaje suave (de la economía). Si analizamos los ciclos históricos de tipos desde 1970, podemos ver que cuando los principales bancos centrales subieron los tipos de interés mientras los precios de la energía eran altos, los costes para la economía generalmente fueron bastante elevados". La buena noticia, ha matizado, es que la evolución del mercado laboral está siendo "excepcionalmente benigna" en comparación con los 48 casos de subidas de tipos de nueve bancos centrales utilizados en la comparación