Opinión

Las mujeres directivas deben dar un paso al frente

 Hortensia Roig, por su parte, asegura que en el liderazgo "no existe género", aunque "pueda haber matices", como que las "mujeres podemos ser más intuitivas y reflexivas"

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Hortensia Roig, presidenta de Edem y consejera de Mercadona.

Hortensia Roig, presidenta de Edem y consejera de Mercadona. / PI STUDIO

Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de visibilizar a las mujeres que ocupan puestos de alta dirección en empresas para combatir así su infrarrepresentación en el debate público y en los foros económicos y sociales. Solo dándoles su sitio será posible que ellas, autoridades en sus ámbitos, contribuyan al progreso de las personas y de unas generaciones futuras tan necesitadas de referentes. 

En ocasiones esas mismas mujeres huyen de la exposición pública, aquejadas del síndrome de la impostora -cuando dudan de su propio potencial- o del miedo a que se les acuse de estar en el cargo por ser mujer o hija de papá. Algunas, además, niegan la perspectiva de género. Es el caso de Rosa Carabel, consejera delegada de Eroski, y de Hortensia Roig, presidenta de la escuela de empresarios Edem y consejera de la cadena de supermercados Mercadona. 

Carabel, una de las pocas mujeres que mandan en un sector tan femenino como el comercio, sostiene que en este tipo de cargos la mochila es relevante, "pero es igual de pesada siendo hombre que mujer". Roig, por su parte, asegura que en el liderazgo "no existe género", aunque "pueda haber matices", como que las "mujeres podemos ser más intuitivas y reflexivas". 

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Ignorar la perspectiva de género en la alta dirección de las empresas es un error mayúsculo. Queda fuera de toda duda que estos puestos de máxima responsabilidad han de estar ocupados por las personas con mayor talento, capacidad, voluntad y ambición, con independencia de su género. Pero, aunque cada persona es un mundo y toda generalización es odiosa, existen mujeres que encajan en este perfil. Incorporar su mirada a la dirección será clave para las empresas, que han de ser diversas e inclusivas con la mitad de la población. 

Ellas, con independencia de lo que consideren sobre el género, han de dar un paso al frente. Solo haciéndose visibles se convertirán en referentes, tanto para otras mujeres que ya están en la empresa, pero dudan de si aceptar o no puestos de dirección, como para las generaciones futuras.