SOSTENIBILIDAD

El Mar Cantábrico se consolida como motor para la eólica marina

Iberdrola, la segunda eléctrica del mundo, ha contribuido a la expansión exterior de empresas como Navantia (Galicia) y Windar (Asturias)

En el centro de la imagen, Ignacio Galán, el presidente de Iberdrola.

En el centro de la imagen, Ignacio Galán, el presidente de Iberdrola.

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Redacción

La industria offshore mundial tiene nombre español. Los monopiles, cimentaciones y las piezas de transición de los molinos que forman los parques eólicos marinos se construyen en el norte del país. Todo un hito y revolución en los astilleros. Desde el Mar Báltico hasta el océano Atlántico, pasando por el Mar del Norte, no hay constructor que no vincule a la industria española con la eólica marina. El eje cantábrico es el punto de partida de la cimentación en diferentes mares y continentes del mundo.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha inaugurado esta semana-junto con el presidente de Windar- las últimas cinco piezas de transición que salían del puerto de Avilés antes de recorrer durante diez días el océano hasta la costa atlántica americana para terminar sosteniendo los molinos del parque Vieneyard Wind, el primer gran parque de esta tecnología en Estados Unidos que la energética construye en aguas de Massachussets, donde además hay que luchar contra las condiciones meteorológicas y oceánicas a la hora de levantar los molinos. Las 62 estructuras de estas características han sido obra de la asturiana Windar suponiendo un gran hito para la empresa y la creación de 800 empleos.

Para quienes ha supuesto también un gran reto es para los trabajadores del puerto de Avilés. El proyecto ha batido todos los récords absolutos del puerto. El gran coloso semisumergible que está realizando la travesía cuenta con una eslora de 225 metros y 48 metros de manga, 15 más que el barco más grande que había entrado hasta este momento en el puerto, lo que ha servido para poner sobre la mesa la necesidad de ampliarlo y agilizar su plan de expansión.

Esta industria especializada ha movilizado grandes inversiones y personal en las comunidades donde se desarrolla, la asturiana, Galicia, y Euskadi. Desde que la multinacional vasca, la segunda eléctrica del mundo por capitalización bursátil, pusiera en marcha su primer parque eólico marino en el mar de Irlanda, ha contado con la tecnología española, y muy en concreto, con la de la cornisa cantábrica. Saint – Brieuc, el parque que la energética ha puesto en marcha en aguas de la bretaña francesa cuenta con 62 subestructuras tipo jacket construidas por el consorcio gallego asturiano Navantia Windar, y los aeros de Wikinger, inaugurado en 2018 en Alemania, están sujetos también con 29 piezas de estas características. Sin salir de Alemania, Windar también ha sido el único fabricante de las 50 piezas de transición de Baltic Eagle.

Las oportunidades industriales del norte de España han crecido exponencialmente en los últimos años, creando innovación, puestos de trabajo y una cadena de valor que permite situar al país como referente internacional. Una muestra más de que la transición energética puede contribuir al desarrollo y progreso de muchas zonas de España.

En la exposición de sus resultados, Iberdrola destacó el efecto tractor de la compañía ambas regiones, con un impacto de 500 millones en Asturias y de más de 410 en Galicia. En los tres últimos años, Windar, uno de los 94 proveedores con los que la compañía cuenta en la comunidad asturiana, ha facturado, bien directamente o través de las UTEs que ha formado con Navantia para su participación en los proyectos offshore, más de 400 millones de euros, mientras que en la propia Navantia ha supuesto cerca de 300 millones.

Tecnología puntera y electricidad si emisiones

La energía eólica marina es limpia y renovable, sin emisiones, y se obtiene al aprovechar la fuerza del viento que se produce en el mar. En estas zonas puede alcanzar una mayor velocidad de forma constante, ya que no existen obstáculos que lo frenen. Con la creación de estos parques, dotados con las últimas innovaciones técnicas se consigue generar energía para cientos de miles de personas.

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Además, al ubicarse mar adentro, el impacto visual y acústico es muy pequeño, por lo que se pueden aprovechar superficies más extensas, siempre y cuando la topografía marina lo permita. La facilidad de la logística, concretamente del transporte marítimo también hace posible que en el mar los aerogeneradores alcancen potencias mayores que en tierra.

La compatibilidad con los ecosistemas también se hace posible y es una línea de trabajo más durante el desarrollo de cualquier proyecto. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ya trabaja también en esta línea haciendo estudios y recomendaciones e incluso algunos expertos apuntan a que podría beneficiar a los fondos marinos al no existir navegación deportiva ni pesca de arrastre.