REDES
El auge de los podcasts falsos: los vídeos de gente diciendo salvajadas a un micro son el nuevo 'clickbait'
La red está llena de vídeos de gente frente a un micrófono que habla sin mirar a cámara, como si tuviera un interlocutor al otro lado
En muchos casos es imposible saber de dónde viene el corte: parece un trozo de podcast pero en realidad no existe tal podcast
"No dejaría que mi mujer tuviese cuenta de Instagram si no es un negocio para ella. Tener una cuenta de Instagram es de buscona. Incluso, si no gana suficiente dinero, tampoco me interesa que lo tenga de negocio. Si mi mujer no gana más de 10.000 euros con su cuenta de Instagram, por mí que no lo tenga. Porque para subir fotos en bikini, que solo va a tener la atención de babosos, me parece que sobra completamente".
Javier de San Pedro dirige una agencia de marketing en Valencia, además de gestionar su perfil de experto en redes sociales. A principios de marzo subió a una de sus cuentas de TikTok un vídeo diciendo la barbaridad del párrafo anterior. Por el formato —un hombre hablando delante de un micrófono, sin mirar a cámara y con subtítulos— redes y medios sobreentendieron que era el fragmento de un podcast, le dieron credibilidad y le empezaron a atizar.
Pero, como el autor explicaría más tarde, era falso. Un experimento. Un clip teatralizado "como si fuera natural", que no forma parte de su podcast, pensado para ser muy polémico y lograr notoriedad. Como los titulares 'clickbait', pero en vídeo.
El empresario consiguió su objetivo: Marca reseñó que un actor le había insultado, un popular perfil feminista lo compartió como ejemplo de machismo, varias 'influencers' (Anita Matamoros, María Pombo y la deportista Ana Peleteiro, entre otras) lo comentaron alucinadas... El vídeo original acumula tres millones de reproducciones en TikTok, que se suman a otros tantos millones en Twitter. La explicación, por su parte, no llega a 800 visualizaciones.
"En las dos últimas semanas hemos llegado a entre quince y veinte millones de personas", reflexiona De San Pedro en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "El año pasado nos gastamos 40.000 euros en llegar a seis millones. Lo de esta vez nos habría costado 100.000 euros si lo hubiéramos comprado. Pero no puede decirse que sea un triunfo económico, porque nos ha llegado mucho 'hate' [odio]".
El valenciano, que tiene un podcast real, explica que los clips que parecen sacados de un podcast pero que en verdad no lo son funcionan mejor que los que salen del podcast. "Para que un contenido corto funcione bien tiene que ser muy concreto y tener estructura. Y eso es difícil de sacar de un contenido extenso, pero fácil si lo creas específicamente", dice. De ahí que en los últimos tiempos se haya dedicado a actuar delante de un micrófono y a grabar clips de 20 segundos de podcasts falsos. Los resultados están a la vista: el perfil no llega a 5.000 seguidores pero cada vídeo en ese formato supera las 120.000 reproducciones.
La autoridad de hablar frente a un micro
TikTok está lleno de vídeos de gente frente a un micrófono que habla sin mirar a cámara, como si tuviera un interlocutor al otro lado. El formato procede de los podcasts, que en principio se grababan solo en audio pero, cada vez más, se hacen en audio y vídeo. En muchos casos hay un programa de verdad detrás, disponible en las plataformas de audio. Pero en otros es sencillamente imposible saber de dónde viene el corte. Parece un trozo de podcast pero en realidad no existe tal podcast.
En Brasil es ya un género propio: al buscar fingindo estar em um podcast (fingiendo estar en un podcast) aparecen un montón de ejemplos. En Estados Unidos, un periodista descubrió que el clip ultraviral de una mujer describiendo delante de un micrófono cómo satisfacía sexualmente a su marido era en realidad un podcast falso. La protagonista usa la viralidad para promocionar su cuenta en OnlyFans.
En España, los hombres jóvenes hablando de dinero —cómo administrar un sueldo de 1.400 euros, cuánto tiempo tardas en comprar un Lamborghini haciendo 'trading' o cómo ganar 10.000 euros al mes con la automatización de Youtube— han sido de los primeros en abrazar el formato, que permite crear contenido viral con la autoridad que da un podcast y mucho menos trabajo. De hecho, perfiles que hasta ahora hablaban de este tipo de asuntos (del dropshipping a las criptomonedas pasando por los NFT's) han saltado al vídeo corto tipo podcast con vídeos sobre relaciones, feminismo y masculinidad.
Es el caso de Bruno Sanders, conocido vendedor de cursos, que ha empezado a invitar a mujeres jóvenes para que ellas pregunten y él dé su opinión. En este caso sí hay vídeo largo (solo ha hecho dos) del que se extraen multitud de clips con material viralizable. "¿Tú ves justo que una chica tenga estándares tan altos, que espere un tío alto con buena sonrisa, buen cuerpo, exitoso y, sin embargo, las chicas de hoy en día estén dispuestas a poner tan poco encima de la mesa porque por el concepto de igualdad ni siquiera deciden ponerse guapas?", dice uno de los últimos en moverse en Twitter. El concepto —hombre invita a mujeres para "debatir" y sacar clips ridiculizándolas— está importado de Estados Unidos.
En las últimas semanas se han compartido fragmentos del mismo estilo con protagonistas de otro perfil. Por ejemplo: los jóvenes de la cuenta Somos Paletos en TikTok. Empezaron hace apenas un mes y solo tienen nueve vídeos subidos. Todos han conseguido un buen número de visitas, se han movido en Twitter y han saltado a los medios. "¿No os parece raro que todos los ricos sean tan guapos? El que es feo es porque quiere", "¿Hay mayores estándares de moda en la universidad privada?" y "Otro tipo de gente acomplejada: los que viven en adosados" son algunos de los 'debates' que han lanzado en lo que parece un formato tertulia.
Más allá del corto viral, ¿qué dicen? No se puede saber, porque no hay versión larga. Tuvieron algunos vídeos de entre diez y quince minutos subidos a YouTube pero desaparecieron y solo quedan los clips. Detrás de este nuevo programa, videopodcast o generador de vídeos virales está Sergio Sempere, un joven alicantino que preside el TV & Film Industry Club del Instituto de Empresa de Madrid.
Sempere es el responsable de Telecalleando, otra popular cuenta de TikTok en la que hace preguntas controvertidas a gente por la calle (¿cuál es la peor comunidad de España? ¿Qué piensas de los pijos? ¿Crees que la cabalgata es racista? ¿El tamaño importa sí o no?), otro de los patrones que más triunfan en dicha red. Somos Paletos ha rechazado una solicitud de entrevista de este diario.
Todo son vídeos cortos
La irrupción de TikTok ha provocado que el vídeo corto sea la unidad por excelencia para que un contenido llegue a más gente. No solo porque TikTok sea la red social que más crece, sino porque el resto (Instagram, Twitter) han ido detrás. Los Reels de Instagram son una copia de TikTok, de modo que muchos vídeos están en ambas plataformas, y el nuevo algoritmo de Twitter muestra tweets virales sin importar quién los comparta. ¿Y qué viraliza muy bien? Los vídeos cortos. Cada día hay más contenido que salta de TikTok a Twitter y de ahí a la prensa.
Nerea y Bárbara son las dos jóvenes estudiantes (de un triple grado de Derecho, ADE y un MBA) responsables del videopodcast Rubias sin Censura. Graban en vídeo para para tener "las dos opciones" y suben sus programas, de unos 25 minutos, a Spotify y Youtube, además de sacar clips para TikTok e Instagram. Les bastó una semana para salir en la prensa: alguien subió un fragmento suyo a Twitter diciendo que las mujeres feministas no deberían aceptar las entradas gratis en discotecas y de ahí a los periódicos. "Nuestro objetivo es generar debate. Creemos que las opiniones que se encuentran en internet tiran a un ámbito ideológico y que el otro, nuestra perspectiva, no se da tanto", dicen. "Nuestra postura sobre las actitudes feministas se nos viralizó mucho, pero nos dio igual: toda publicidad es buena".
"Para nosotras el vídeo es vital. Ya no vale con poner el link del episodio en Twitter. Si queremos hacernos ver entre el océano desbordante de podcasts que hay ahora mismo, tenemos que hacerlo con vídeo. No hay otra", cuenta Andrea Gumes, una de las autoras del podcast (real) Ciberlocutorio, que recuerda que con el primer clip que se les viralizó en TikTok alguien les comentó que ojalá fueran un podcast de verdad. "En ese momento pensé: ¿qué podemos ser sino? Con el tiempo me di cuenta de que tenía todo el sentido".
Cuenta Gumes que sacar los cortes, editarlos y poner subtítulos implica mucho trabajo añadido, por no hablar de que en vídeo "pasas a ser esclava de tu imagen". "La gracia inicial del podcast es que nadie te veía. Podías grabar con un moño de estar por casa y la cara lavada. Ahora también, pero ¿eres lo suficiente segura para ver tu cara en todas las redes y que quede para siempre en internet? Perfecto, pero no es mi caso".
Sucede, además, que a diferencia de los episodios completos, los vídeos virales llegan a públicos desconocidos. "Todo es más volátil e impredecible, no sabes dónde acabará ese vídeo, si se va a entender el contexto, si recibiremos mucho odio", añade. "Los primeros vídeos se nos llenaron de comentarios de hombres muy enfadados, pero parece que el algoritmo ya ha entendido nuestro contenido y llega a un público más afín".
La experiencia reciente de Mery Caldass, una creadora de contenido que hace vídeos de humor, es similar. Hace pocos días subió un clip sacado del videopodcast que ha montado con su pareja —el también creador Flexcidine— en el que él decía que no le gustaría que ella fuese la última persona con la que se acostase. El vídeo saltó de TikTok a Twitter y recibió hordas de comentarios de odio contra él.
"El clip estaba descontextualizado. Nuestros seguidores conocen nuestra relación y es un tema que tenemos más que hablado", dice Caldass. Cualquier fragmento de pocos segundos sacado de un vídeo de dos horas estará, casi por definición, descontextualizado. ¿Crearon el videopodcast pensando en los vídeos cortos? "No. Los generamos para darle publicidad al podcast completo", explica la creadora, que admite que ni siquiera experimentaron un aumento de seguidores porque se quedó en la esfera twittera. "No es bonito vivir una oleada de 'hate', pero cualquier publicidad es buena".