LA OPINIÓN DE MÁLAGA

El Peñón de Vélez de la Gomera: un trozo de historia de España

España conserva en el norte de África varios enclaves, entre ellos el Peñón de Vélez de la Gomera, entre Ceuta y Alhucemas. El Puerto de Málaga fue el punto de partida de tres expediciones navales en tiempos de Felipe II, relacionadas con la seguridad en la costa española y el Peñón

Un grupo de visitantes, junto al Peñón de Vélez de la Gomera.

Un grupo de visitantes, junto al Peñón de Vélez de la Gomera. / WIKIMEDIA

Antonio Lara Villodres

El pequeño enclave natural al cual me refiero se denomina sin mucho sentido, desde hace más de 500 años, como el Peñón de Vélez de la Gomera. Se trata de una pequeña isla rocosa que, por la fuerza de un terremoto ocurrido en el año 1930, quedó unida a tierra firme, y forma desde entonces una península. Se encuentra situada en la costa del Rif, entre las ciudades de Ceuta y Alhucemas y a unos 167 kilómetros de Melilla.

Sin embargo el destino quiso que la flota fuera hundida por un fuerte temporal que se desató frente a las costas granadinas de Almuñécar. En este desastre marítimo pereció la totalidad de la tripulación con todo el equipaje, pertrechos y armas ; y lo más grave, la totalidad de la expedición militar compuesta de 4.000 hombres.

La catástrofe llegó a oídos del alcalde de la ciudad de Melilla quien, rápidamente, pasó a comunicar la mala nueva al rey; pero también, una circunstancia que podría ser vital para el logro del objetivo trazado por el monarca.

Esta buena noticia era que el conocido Cara Mustafá, gobernador turco del Peñón de Vélez de la Gomera, había abandonado el enclave militar con el fin de atacar las costas del Mediterráneo con sus galeras corsarias, y había dejado una pequeña guarnición para la defensa al mando de su segundo llamado Fedet.

Esta situación propició que el rey Felipe mandara una nueva expedición con la que alcanzar el éxito. Partió del Puerto de Málaga el 22 de junio de 1563 al mando del noble Sancho de Leyva, hacia el reducto de piratas que era el Peñón de Vélez.

Sin embargo, la situación militar no fue como se esperaba, ya que, al desembarcar, los expedicionarios tuvieron una fuerte resistencia y muchísimas bajas, lo que quebrantó los ánimos de los españoles de tal guisa que, poco tiempo después, tuvieron que retornar con sus navíos hacia la costa de Málaga.

Históricamente, este islote fue conquistado por los españoles a principios del siglo XVI. Sin embargo, en un corto espacio de tiempo, a lo largo de estos 500 años, estuvo en manos árabes o musulmanas. Precisamente, durante ese pequeño espacio-tiempo en el que las costas andaluzas y sobre todo las malagueñas son constantemente asediadas por los piratas es donde presentamos esta pequeña historia.

Arrancamos hacia el año 1562 en el que, como aludíamos anteriormente, a lo largo de nuestras costas se propiciaban los mayores desmanes y atropellos a la población cristiana, por parte de los piratas berberiscos, incitada por los fanáticos santones que predicaban la guerra santa contra el infiel.

Por aquellos días, en España reinaba el rey Felipe II quien, desde hacía tiempo, conocía la situación de estas costas por lo que ordenó que del Puerto de Málaga partiera una flota de galeras bien pertrechadas de hombres y armas, al mando de don Juan de Mendoza, en dirección a las ciudades africanas de Orán y Mazalquivir.

No hay dos sin tres

Al conocer el rey Felipe II el desastre total que supuso aquel segundo intento, mostró su ira y la inquebrantable voluntad de dar por terminada la operación militar con una tercera expedición. Pero, esta vez, se sumarían un gran número de barcos de todo tipo y calado, múltiple material bélico y un contingente de hombres para lo cual solicitó que los virreyes de Italia, Portugal y Alemania construyeran en sus arsenales y astilleros otra cantidad de navíos.

A inicios del año 1564, la Corte inició el trazado del plan de conquista de todas aquellas plazas o reductos turcos que operaban contra la monarquía española en el Mediterráneo.

Después de varios meses de reajustes, concentración de material y coordinación de tan gran empresa, los distintos barcos que participarían fueron agrupándose en la rada del Puerto de Málaga, a la espera de la llegada del ejército a embarcar.

La expedición contaba con una fuerza de más de 16.000 hombres y unos 160 barcos de diferentes calados. Fue una formidable escuadra naval nunca vista en estas tierras la que zarpó rumbo a la zona de conflicto del Peñón de Vélez la mañana del 29 de agosto de 1564.

El desembarco de las tropas al mando de don García de Toledo, se produjo en zonas cercanas al Peñón llamadas "las Cinco Torres de Alcalá" en la que se situaba una pequeña población que era cobijo de los turcos.

Conocido el hecho por los piratas, y su proximidad, abandonaron el lugar dejando todas sus pertenencias, armas y demás bagajes, y huyeron acto seguido hacia las montañas cercanas.

Este hecho llegó bien pronto a oídos de los defensores de la fortaleza del Peñón de Vélez de la Gomera, por lo que se apresuraron a oponer la más fuerte resistencia a las tropas cristianas.

El general don García, conocedor de las posibles consecuencias para sus tropas de una tenaz obstinación de los defensores enemigos, propuso a sus artilleros que montaran una serie de piezas en lugares estratégicos desde los cuales batieran rápidamente al enemigo y la fortaleza.

El fuerte y nutrido fuego a que fue sometida la guarnición del Peñón, propició el que huyeran amparados por la noche en pequeñas embarcaciones, y abandonaran de aquella forma el bastión del Peñón la madrugada del día 5 de septiembre del mismo año.

Tras la toma de aquel duro enclave natural, el rey Felipe II ordenó que un fuerte contingente militar protegiera aquellas defensas conquistadas recientemente por el almirante Andrea Doria.

Celebración en Málaga

La ciudad de Málaga y su cabildo, al conocer el triunfo de las tropas, organizó una serie de festejos para dar la bienvenida al grupo expedicionario y conmemorar así la conquista del Peñón.

Entre ellos cabe destacar la colocación, desde las Torres de Fonseca hasta el Postigo de los Abades, de doce grandes barriles llenos de alquitrán para hacer con ellos fogatas y entre cada almena de la muralla, una vela de cebo. Una sorprendente imagen tendría que darse al poderse contemplar una ciudad iluminada de aquella forma.

A la mañana siguiente, desembarcó en los muelles del Puerto el grandioso contingente victorioso el cual fue recibido por el cabildo, la nobleza y el clero, así como por un entusiasta público.

A partir de aquella memorable fecha, el Peñón de Vélez de la Gomera volvió a ser parte del imperio español, hasta nuestros días. Aunque no sabríamos decir hasta cuándo, dadas las circunstancias geopolíticas existentes entre los dos países: España y Marruecos.