LA OPINIÓN DE MÁLAGA

El arsenal de Jesús, el 'Rambo' malagueño

Tras una vida aparentemente normal, este joven con un perfil que ha inquietado a los investigadores durante meses, está acusado de rehabilitar armas inutilizadas que compraba por internet y que luego vendía en el mercado negro. Su habitación parecía una armería

Momento en que el investigado fue detenido en Teatinos.

Momento en que el investigado fue detenido en Teatinos. / Policía Nacional

Los agentes del Greco Costa del Sol reconocen que durante la investigación subían y bajaban por la montaña rusa del desconcierto. Acostumbrados a ir detrás de criminales que viven como criminales, el perfil de Jesús les descolocaba. El joven malagueño, de 30 años, vivía con sus padres en Teatinos y parecía llevar una vida estándar. Por las mañanas trabajaba en una empresa de mantenimiento que presta servicios al Ayuntamiento de Málaga y por las tardes solía quedarse en casa. Cumplía perfectamente el papel del buen vecino. El resto del tiempo lo invertía en asuntos propios de su edad. Tenía una vida social normal, amigos con los que se tomaba una cerveza en Huelin, un ligue de vez en cuando.

Pero a medida que avanzaban las pesquisas, la luz de la alarma se volvía más roja. La información original recibida en abril de que Jesús podría estar comprando por internet armas inutilizadas y elementos para rehabilitarlas quedó desactualizada muy pronto. La cantidad de pedidos que recibía y las horas que pasaba por las tardes en casa hacían pensar en una producción fuera de lo normal a la que daba salida también por internet. Anunciaba su mercancía en Milanuncios de forma discreta, con un lenguaje en clave, pero fácil de entender para demandantes autóctonos o extranjeros asentados en la Costa del Sol.

Parte de las armas y la munición intervenidas.

Parte de las armas y la munición intervenidas. / EPE

Antes de entregar las armas, las probaba. Los investigadores de la Policía Nacional certificaron sus desplazamientos en su coche a una nave abandonada en una zona rural que usaba como galería de tiro clandestina. «Nunca dejó ni un solo casquillo, era muy cuidadoso», asegura un investigador antes de precisar que Jesús también fabricaba los cartuchos y les añadía la proporción de pólvora necesaria para su perfecto funcionamiento. Esto demuestra un nivel de conocimientos que habría adquirido de forma autodidacta y a través de las personas con las que ha ido contactando desde que comenzó su actividad.

Los agentes dejaron de llamarlo muy pronto el Pistolitas y lo ascendieron a Rambo. Creen que el origen de esta historia es un un hobby que se le fue de las manos. Años atrás, Jesús fue muy aficionado a los juegos de guerra en la videoconsola, pero sobre todo al airsoft, deporte que simula la actividad militar con réplicas de armas reales y uniformes de combate. Cuando fue detenido en el aparcamiento de un supermercado Dia cercano a su casa, llevaba una camiseta básica verde, unos pantalones de camuflaje y una bolsa de loneta. Fue un momento de tensión policial. Convencidos de que iba al encuentro de un cliente para culminar una transacción de armas, los investigadores decidieron no esperar y evitar que la cita entre vendedor y comprador se torciera en una zona muy transitada. No se equivocaron. En el macuto llevaba un subfusil con su cargador y dos pistolas, y en uno de los bolsillos del pantalón llevaba otra pistola lista para disparar.

Los agentes hallaron en su casa 80 armas, la mitad de ellas de fuego, y gran cantidad de munición.

Los agentes hallaron en su casa 80 armas, la mitad de ellas de fuego, y gran cantidad de munición. / EPE

Ya neutralizado, los policías le dijeron que el siguiente paso era llevarlo a su casa para registrar su habitación, pero el joven les adelantó trabajo. Les hizo un inventario mental de las armas y otros elementos de interés que acumulaba. Se olvidó de alguna, pero cuando los agentes vieron todo lo que tenía lo achacaron a un error razonable más que a un intento por escurrir el bulto. El dormitorio era una armería. El recuento finalizó con 40 armas de fuego, 35 de airsoft, ocho de fogueo, once históricas y tres armas prohibidas, además de herramientas, piezas y segmentos necesarios la modificación de armas y más de 9.000 euros en efectivo. La ropa militar no cabía en el armario. Entre las armas buenas destacaban dos subfusiles, ocho rifles, seis pistolas semiautomáticas, otros seis revólveres y una escopeta. También había más de 1.000 cartuchos, cajas con munición, balas, vainas, postas, pólvora y cargadores para diferentes armas. Durante la inspección, Jesús corrigió más de una vez las apreciaciones técnicas que los agentes hicieron sobre las armas. Ahora está en prisión.