LA NUEVA ESPAÑA

El cultivo de faba asturiana se dispara y ronda las 230 hectáreas, su cifra más alta

Los productores del sello de calidad IGP, en plena temporada de siembra, prevén mejorar la cosecha: "Será un bueno año, somos optimistas"

Fabas ya con tutores, en la finca Los Chaos, en Coaña.

Fabas ya con tutores, en la finca Los Chaos, en Coaña. / EPE

Es un secreto a voces que el cultivo de faba asturiana IGP (identificación geográfica protegida) atraviesa desde hace unos cuantos años un momento dulce, con aumento progresivo de agricultores adscritos a la marca de calidad, terreno y también producción. Si bien la última cosecha 2023-2024 registró una caída de la recolección respecto a las anteriores debido a la peculiar y adversa meteorología sufrida en Asturias, en general la faba certificada, incluida la variedad de la verdina, va a más cada año.

Y para la próxima campaña se espera mejorar resultados. Así lo expone Sergio Suárez López, productor y presidente del consejo regulador de la IGP. "Este año estamos viendo que es completamente diferente al pasado en meteorología. Soy, debemos ser optimistas. Creo que recuperaremos los niveles de cosecha anteriores. Será un buen año. Tenemos que mirar hacia delante con optimismo. Estoy convencido de que saldrá bien salvo los problemas habituales de temperaturas, lluvias... Pero nada a lo que no estemos acostumbrados", expone López. "Esperemos que no pase nada extremo para acabar la siembra, como granizo o lluvias fuertes. Si en general nos respeta el tiempo creo que podremos tener ya en un mes la primera cosecha de verdinas".

Los 139 productores adscritos al sello de calidad están en plena época de siembra. Tras completar la primera fase, con algún que otro contratiempo, la segunda se ha desarrollado dentro lo normal.

Hasta el 15 de julio se estará plantando en Asturias y en la mayor cifra de terreno de la historia: 230 hectáreas. "En la primera siembra, hará unas tres semanas, hubo algo de problema por culpa de las aguas. Se replantó algo a nivel general, también hubo que fresar. A día de hoy sí que va algo con retraso debido al frío. Estos días también hemos visto que hay algo de rosquilla (orugas) y estamos muy pendientes con los tratamientos a aplicar", describe el presidente del consejo regulador.

Pero en líneas generales tanto la faba asturiana como la verdina de las primeras siembras están enraizando bien. "Quizás en algunas fincas les cuesta algo salir a las plantas porque se han trabajado en mojado y eso está mal hecho, ya que les provoca problemas de raíz", advierte Sergio López. No obstante, también hay fincas con plantaciones bastante avanzadas y en las que ya se ha empezado a tutorar.

De cara a la segunda siembra hay un problema que preocupa a los agricultores: las malas hierbas. Este año está alejado completamente el fantasma de la seca. De hecho sucede todo lo contrario, el terreno presenta mucha humedad. "El único problema es que en cuanto llegue el calor habrá que estar pendiente de las malas hierbas", avanza.

Expectativas

El objetivo del consejo regulador es superar con creces las 265 toneladas de faba asturiana que se produjeron el año pasado, de las que se certificaron 78. En cuanto a la verdina, se cosecharon 40 toneladas y se ampararon bajo el sello IGP 19. Son cifras muy lejanas a la campaña 2022-2023, cuando la producción superó las 300 toneladas, 25 más que la anterior temporada, de faba asturiana. En el caso de la verdina fueron 63 toneladas y algo menos de la mitad con certificación.

La labor del consejo regulador en los últimos años ha contribuido al incremento tanto de productores como de terreno destinado al cultivo de faba asturiana, que cada campaña se agota primero en los puntos de venta. Las campañas para concienciar del consumo de alubia con sello de calidad y la apuesta firme de los cocineros por incluir la faba IGP en sus cartas ha contribuido a mejorar de forma muy destacada sus ventas y, por tanto, a atraer a emprendedores, que encuentran en este cultivo una alternativa de empleo.