LA NUEVA ESPAÑA

Asturias pegará un frenazo dentro de 15 años: en 2039 no encontrará trabajadores

Los economistas apuntan los problemas de la región en tres lustros: "Para evitarlos hay que actuar ya"

Asturias pegará un frenazo dentro de 15 años

Asturias pegará un frenazo dentro de 15 años / LNE

Vicente Montes

El dinamismo económico de la Asturias de dentro de 15 años dependerá de su capacidad para atraer inmigrantes. El Principado será una región envejecida, estará entre las cuatro comunidades españolas que seguirán perdiendo población y se enfrentará a una estructura demográfica endiablada, según las proyecciones que esta misma semana ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El empleo será un problema, pero no por conseguir que el sistema dé trabajo a toda la población en edad de hacerlo, sino por encontrar a las personas que lleven a cabo un relevo generacional que será cada vez más difícil y más competitivo. "O se consigue ese relevo o el Producto Interior Bruto de Asturias se reducirá", advierten los profesores de Economía Cuantitativa de la Universidad de Oviedo Susana López Ares e Isidro Sánchez. "No hemos sido una sociedad capaz de retener a la gente y eso se agudizará si no se impulsa una estrategia orientada a las necesidades de una población que cada vez será más mayor; incluso esa población mayor terminará yéndose a zonas más dinámicas", señala Juan Vázquez, catedrático emérito de Economía Aplicada.

Con una acusada tendencia al decrecimiento vegetativo (más fallecimientos que nacimientos) y unas perspectivas de baja capacidad para atraer nuevos residentes, Asturias se enfrentará en unos años al problema del relevo generacional. "Es algo que no solo ocurrirá en ciertos sectores, sino en todos; en el público y en el privado. Las empresas tendrán problemas para encontrar perfiles cualificados y, además, en un ámbito de competencia entre territorios por esos trabajadores", indican López Ares y Sánchez.

Habrá en Asturias menos personas en edad de trabajar (en quince años la población entre 21 y 65 años se reducirá en unas 70.000 personas). "Ya vemos problemas en los sectores industriales, turísticos o de servicios problemas para realizar ese relevo", apuntan para afirmar que la situación se agravará en el futuro próximo, "también en los servicios públicos: encontrar personal sanitario e incluso profesores universitarios será un problema, y a esas personas habría que estar formándolas ya". Juan Vázquez pone el foco en las tareas que Asturias debería llevar a cabo para atender a una población mayor de 65 años que experimentará un salto enorme en apenas tres lustros. Este grupo de población pasará, según las proyecciones, de sumar 283.000 personas a alcanzar las 344.000 en el horizonte de 2039. Un dato: la cifra actual de mayores de 100 años en Asturias es de 537; en quince años se multiplicará por más de dos hasta superar los 1.300. "Las proyecciones son eso, proyecciones que pueden fallar, pero hay una característica de Asturias confirmada por la demografía, que es la de retraso frente a dinamismo", apunta el catedrático y exrector.

Las proyecciones del INE señalan que "la España rezagada se rezagará aún más" y el problema de Asturias será no solo el envejecimiento de su población, sino "el envejecimiento de la vejez", con cada vez más personas mayores de 80 años y un crecimiento de la esperanza de vida. "Pocas veces pensamos en el envejecimiento como oportunidad económica, y se necesitan por parte de los gobiernos estrategias de impulso y estímulo de las actividades relacionadas con las características de esa población", explica Vázquez. No solo con servicios dirigidos a mayores, sino también generando actividades dirigidas a ellos o aprovechando su experiencia de cara a la actividad económica. "Tenemos una tendencia muy acusada en Asturias a preferir la subvención al incentivo", destaca Vázquez.

En el otro lado de una futura pirámide de población cuya forma contradice a su nombre (gruesa en la parte superior; estrecha en la inferior), el problema de la natalidad también preocupa a los expertos. Los 66.000 menores niños y niñas hasta diez años que residen ahora en Asturias pasarían a representar algo más de 58.000, con un descenso en 8.000 personas que supondrá una caída del 12 por ciento. "Es necesario escuchar a las parejas jóvenes y avanzar realmente en las necesidades de conciliación; conviene preguntarse por qué la gente no tiene hijos, o tiene uno y no un segundo", afirma Susana López Ares. Eso podría suponer "una ventaja respecto a otras comunidades para atraer población, si se buscan fórmulas novedosas", apunta.

El mapa de la España que en 15 años aumentará su población gracias a la capacidad para atraer inmigrantes extranjeros arrincona cada vez más al eje noroeste a las comunidades que no conseguirán revertir su tendencia demográfica menguante. Según el INE, esa situación se producirá en Asturias, Castilla y León y Extremadura, y en Galicia en menor medida. Una división que coincide con los territorios que alzan la voz al sentirse relegados en las inversiones en infraestructuras. "Por eso es importante la financiación de los territorios; y aquí hablo de territorios, no de personas", apunta López Ares. "En esas tendencias podemos ver la diferencia en inversiones en infraestructuras; no podemos renunciar a ellas", destaca. Es, para Juan Vázquez, un peligroso círculo vicioso: "Como ha habido un abandono de las inversiones, estamos retrasados; y como estamos retrasados, no hay dinamismo, y entonces se invierte menos".

La clave es anticiparse al futuro. "En Asturias estamos en el presente, y a veces en la aldea perdida del pasado, recreándola con una enorme inconsciencia ante los desafíos del futuro", lamenta Vázquez, quien lamenta los discursos de "autosatisfacción y comodidad" de unos poderes públicos que cometen una "grave irresponsabilidad por no ir afrontando esos escenarios de futuro". Susana López Ares e Isidro Sánchez creen que, aunque Asturias ha aprobado una ley de impulso demográfico "hay que pasar ya de las palabras a los hechos".

Está llamando a la puerta la Asturias que tendrá un tercio de su población con más de 65 años, sin capacidad para reponer a sus trabajadores en competencia con otras partes de España o Europa y cuya economía no será imán de inmigrantes para impulsar una natalidad menguante.