CUARTA TEMPORADA

'Madres, amor y vida': historias de jóvenes a través de sus vivencias como MIR

Amazon Prime estrena este viernes la serie, que más delante se podrá ver en alguno de los canales de Mediaset

Al elenco encabezado por Aida Folch se unen Nuria Roca, Nuria Hierro, Belén Écija, Eric Masip, Júlia Molins y Álvaro Rico

Los personajes de la cuarta temporada de la serie ’Madres, amor y vida’, de Amazon Prime Video.

Los personajes de la cuarta temporada de la serie ’Madres, amor y vida’, de Amazon Prime Video. / AMAZON PRIME VIDEO

Inés Álvarez

La serie Madres, amor y vida vuelve con una cuarta temporada (Amazon Prime Video), que da un giro de timón. Ese cambio de rumbo vendrá de la mano de Olivia (Aida Folch) que deja la especialidad de pediatría que tantas alegrías y disgustos le había dado para comenzar con un MIR de cirugía. Y allí descubrirá otro mundo y un grupo de compañeros jóvenes que le harán recuperar sus ganas de divertirse y que protagonizarán tramas que pueden atrapar al público juvenil.

Huyendo de las madres (que no de los niños), el principal escollo que tenía que salvar a diario la pediatra, emprende una nueva especialidad que no le pondrá fácil Blanca, una adjunta muy dura y amable desde la distancia, que interpreta Nuria Roca : “Tienes que ser muy contundente para guiar a los residentes y enseñarles el camino para ser cirujanos”, explica la actriz. “Pero, sí, soy mano dura con ellos y un pelín borde”, admite. 

Embarcarse en unos nuevos estudios, siendo madre soltera, le hace aún más difícil a Olivia el tema de la conciliación. “Además, en este temporada vuelve Simón (Alain Hernández), el padre de la niña, a por la custodia compartida”, cuenta, lo que lo complicará todo aún más. Por otro lado, se encuentra con compañeros más jóvenes, Almu (Belén Écija), Mikel (Eric Masip), Sandra (Júlia Molins) y Gabriel (Álvaro Rico), lo que le hará replantearse su vida. “Le servirá de espejo y se dará cuenta de que quiere vivir un montón de coass que se ha perdido debido a la responsabilidad al ser madre y pediatra, e intentará ser más flexible. Ser una Olivia más libre, que busca empoderarse, divertirse vivir…”, detalla. Luigi (Jordi Coll), le empujará a ello.

Tras la apariencia de una mujer ambiciosa, triunfadora y que lo tiene todo controlado de Blanca, la adjunta, también esconde debilidades. “Una la descubre a través de Olivia, que es el problema de su hijo, que quiere esconder. Igual que un problema de salud que tiene”, relata Roca. Pero en el transcurso de la serie irá descubriendo alguna más. “Se da cuenta de que durante toda la vida se ha dedicado única y exclusivamente a su trabajo, dejando si cultivar otro tipo de parcelas. Y yo creo que aquí la carencias empiezan a salir a flote. Ahí aparece la parte más humana del personaje”, cuenta la actriz y presentadora de La Roca.

Nuria Herrero es Berta, una técnico auxiliar de enfermería que desempeña a la perfección su trabajo “el de hacer de transmisor, quien se encarga de tranquilizar a los enfermos, darles de comer… Se encarga de la parte más personal”, explica. “Es una chica muy echada p’adelante, que quiere que todo el mundo esté alegre, pero se olvida de sus sentimientos”. Y de estas carencias se intentará aprovechar el hermano de su compañero Gabriel: (Rico). “Como este no le hace caso...”, justifica. Pero no es una compañía muy recomendable.

Las nuevas generaciones

Entre los MIR destaca Almu (Écija), una chica muy sexi que tiene un novio millonario. “No es pija, va de pija. Porque ha sido camarera y reniega un poco de su pasado. Auque irá colocándose en un punto más humilde”, puntualiza la hija de Belén Rueda. Su madre intervino en las tres primeras temporadas de la serie y solo coincidió con la chica en el último capítulo de la tercera, cuando protagonizaron un divertido guiño: sus personajes coincidían en el hospital y alguien las confundía con madre e hija por lo mucho que se parecían. Pero ahí se acabó. “Fue bonito y raro. Porque es alguien a quien conoces todo el tiempo. Y está bien que no haya sido más, porque, a pesar de la diferencia de edades, la comparación es inevitable. Mejor que coincidamos más adelante”, asegura. Cuando tenga más tablas y las comparaciones no sean odiosas para ella.

Otro que irrumpe como un huracán es Mikel (Masip), un gay desinhibido y alocado, pero con una gran conciencia de clase: “Es chulo porque hay como un contraste con el trabajo que hace y lo loco que es. Las dos cosas se complementan. Porque también es un gran defensor de los derechos nos solo de los médicos, sino de los desfavorecidos. Da voz a quienes no la tienen”, dice el actor, que hará doblete con la serie Alba, en Antena 3, donde da vida al novio de la chica.

Masip dice que Madres, amor y vida también sirve para conocer la precariedad con la que trabajan los médicos y lo maltratados que están. “La sanidad está mal, y si no está peor es por los médicos”, asegura, a la vez que valora que la serie pueda llevar a la reflexión. “Pero lo alocado y desenfadado que es para un acto es algo divertidísimo de explorar”, confiesa. Y no es para menos: a veces protagoniza escenas subiditas muy parecidas a las de Manu Ríos en Élite. Con eso está dicho todo.

De todo tipo

En cuanto a si los médicos se pueden enfadar por la imagen de fiesteros que se da en la serie, el actor recuerda que las ganas de fiestas están entre los jóvenes de todas las profesiones. Y no todos son así. Sandra (Molins) es todo lo contrario. ”Es una chica que no ha vivido lo que una persona de 20 años”, explica la actriz catalana, por pertenecer a una familia complicada, con una madre que no está bien mentalmente, de la que se ha tenido que ocupar. “Llega a Madrid con muchos miedos”, prosigue. “Es muy estudiosa, muy resuelta pero tiene mucho miedo y tiene que salir del caparazón, florecer y se va a ver cómo va cogiendo fuerza”, adelanta.

El porqué gustan tanto las series de hospitales y médicos se puede deber a varias causas, según las actrices. “Porque todos conocemos los hospitales y de pronto ves que hay todo un mundo detrás que quieres conocer”, dice Hierro. “Además, todas las dificultades que nos encontramos en el día a día, y las alegrías, están ahí reflejadas”, apunta Roca. “En un hospital hay más vida que en ningún sitio, porque se está luchando contra la muerte y todas las emociones están a flor de piel”, concluye Folch.