Festival
Albert Serra eleva la competición por la Palma de Oro de Cannes
Que 'Pacification' sea la película más asequible del director de Banyoles no le impide ser al mismo tiempo una rareza
Nando Salvà
¿Tiene Pacifiction, el nuevo largometraje de Albert Serra, posibilidades de ganar la Palma de Oro? A decir verdad, muy pocas, pese a contarse entre las mejores ficciones que aspiran al premio este año y a ser una obra abundantemente cautivadora. Como entenderá cualquiera que conozca la filmografía del director de Banyoles, que sea su película más accesible -si se compara con Història de la meva mort (2013) y Libertad (2019), por ejemplo, hasta puede decirse que propone una narración convencional- no le impide ser al mismo tiempo una auténtica rareza, especialmente capaz de ponerse en contra a más de un miembro del jurado. Sin embargo, no es descartable que logre su merecida presencia en el palmarés en virtud de un posible premio al Mejor Actor para su protagonista, el francés Benoît Magimel, que está en el centro de todas sus escenas y lleva a cabo un trabajo descomunal.
El personaje al que interpreta es la más alta autoridad en la Polinesia Francesa -Pacifiction fue rodada en Tahití-, un tipo enigmático que, a lo largo de los 165 minutos de metraje, llega a convencerse de que el Gobierno galo planea no solo llevar a cabo pruebas nucleares en el archipiélago, sino incluso lanzar la bomba sobre él y borrar así del mapa un lugar que han exprimido hasta dejar seco. Mientras lo contempla investigar el asunto, la película avanza entre decadentes bares de copas y competiciones de surf entre olas gigantes y nos presenta una nutrida galería de personajes de callan mucho más de lo que dicen, muchos de los cuales acaban reunidos en la secuencia de baile final que David Lynch firmaría encantado. Entretanto, resulta alternadamente intrigante, bella, desconcertante, tierna, melancólica, seductora, absurda y a ratos hipnótica. ¿Qué si tiene alguna posibilidad de ganar la Palma de Oro? Cosas más raras se han visto, pero pocas.
El debutante Sorogoyen
Si Pacifiction es la cuarta película que Serra estrena en Cannes -ninguna de las anteriores, eso sí, había optado a la Palma-, As Bestas supone la primera presencia de Rodrigo Sorogoyen en el festival, fuera de concurso. “Quizá sea positivo no competir, porque así no tengo ninguna presión”, comenta el madrileño con resignación propia de quien acepta barco como animal acuático. Protagonizada por un matrimonio francés que se ha mudado a una aldea gallega y cuyo conflicto con unos vecinos experimenta una violenta escalada, la película juega al despiste. Si durante su primera parte se comporta como un implacable thriller rural, que reitera el singular talento del director tanto a la hora de manejar del ritmo narrativo como a la de sostener una atmósfera de tensión creciente -ocasionalmente sin más elementos que una cámara quieta y una conversación en su centro-, en la segunda se revela como “una reflexión sobre las diferentes formas de de negociar las confrontaciones, llevada a cabo desde una perspectiva de género y vinculada a la idea de la masculinidad tóxica”, afirma Sorogoyen.
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