INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y CREACIÓN

AICCA, el perro robótico que sustituirá a los críticos de arte

El artista alemán Mario Klingemann presenta una 'mascota' capaz de analizar y emitir una crítica de arte gracias a la Inteligencia Artificial

El perro robot AICCA, delante del cuadro que ha sometido a crítica gracias a la Inteligencia Artificial.

El perro robot AICCA, delante del cuadro que ha sometido a crítica gracias a la Inteligencia Artificial. / Colección Solo

El pasado mes de abril, los Teatros del Canal de Madrid estrenaron SH4ADOW, una obra que llevaba a escena el diálogo entre un personaje de carne y hueso y otro virtual, un chatbot con voz de mujer que ofrecía respuestas sobre esos grandes asuntos que conciernen al ser humano, la vida, el amor, la soledad… También la compañía Agrupación Señor Serrano ultima estas semanas el estreno en el Festival Grec de Barcelona de su nueva pieza, Una isla, en la que se preguntan “qué pasa si invitamos a las inteligencias artificiales a imaginar un nosotros y si tiene sentido hacerlo” y en su última obra, Cristo está en Tinder, el director y dramaturgo Rodrigo García ha incorporado al reparto un perro robot llamado Tito, pelín nihilista, que reflexiona sobre algunas miserias de nuestra forma de vida. El perro escribe un diario, en el que sostiene que “la naturaleza es una cagada” y se pregunta, por ejemplo, “¿cómo vas a comparar los montes, los lagos, las playas, con una capital a tope de garitos de toda clase? ¿A quién te vas a encontrar, a quién te vas a ligar y a follar una noche loca en medio de un robledal?”. Pero estos pocos no son los únicos espacios creativos en los que se ha utilizado la Inteligencia Artificial (IA) como personaje de una dramaturgia o de un relato, ni tampoco Rodrigo García ha sido el único que ha usado un perro como espejo de lo que somos.

El artista alemán Mario Klingemann lleva años incorporando la Inteligencia Artificial en sus procesos creativos a partir del uso de algoritmos, redes neuronales y sistemas de aprendizaje automáticos. En 2018, su obra Memories of Passersby se convirtió en la primera pieza de arte creada con IA subastada por Sotheby’s. Sus trabajos han sido expuestos en el Pompidou de París, el Hermitage de San Petersburgo o el Barbican de Londres, ha sido artista residente en Google Arts & Culture y fue galardonado con el Lumen Prize Gold Award en 2018. En los últimos meses, Klingemann ha formado parte del programa ONKAOS, una línea de apoyo a la creación de la Colección Solo, en cuyo espacio acaba de presentar el resultado de ese proceso: un perro robot con apariencia de terrier capaz de generar una crítica a partir de la observación de una obra de arte.

Se llama AICCA (Artificially Intelligent Critical Canine) y es un perro vintage por fuera (se mueve sobre una superficie con ruedas y recuerda a un perro de peluche infantil) y complejo por dentro: en sus tripas, un complejo sistema de algoritmos y una impresora que expulsará por su trasero el papelito con la crítica, como si fuera un ticket de compra o la copia en papel de un pago con tarjeta. La pieza ha sido desarrollada por el estudio español de ingeniería robótica MaedCore y propone una conversación en torno a la idea de subjetivad, el papel de los críticos y comisarios en el mundo del arte “como facilitadores, pero también como controladores”, la reivindicación del espacio artístico como terreno para el juego y la experimentación o esa paradoja de que una IA sea más capaz de prestar atención que nosotros, saturados de imágenes e información. Este diario charló sobre con su creador, Mario Klingemann, minutos antes de que AICCA emitiera su crítica sobre una obra de Grip Face, nombre artístico del mallorquín David Oliver, en la que leeremos, como si hablara de nosotros: “El cuerpo parece estar en un estado de colapso perpetuo”.

P. ¿Qué ha querido plantear con esta pieza?

R. Hay varias ideas que están en esta obra y que son el resultado de mi trabajo con IA durante mucho tiempo. Una de las más importantes tiene que ver con que, ahora, la IA permite a todos ser artistas y permite también que se produzcan infinitas imágenes y textos. El problema es que no hay suficientes personas que presten tiempo y atención a esa cantidad de textos e imágenes, así que pensé que quizás necesitábamos una máquina que nos ayudara con eso y se tomara el tiempo necesario para estudiar una obra de arte y, después, produjera su propia crítica de lo que está viendo. En este caso se trata de una crítica limitada a lo que AICCA ve, a la información visual de que dispone, no sabe quién es el artista ni conoce su trabajo, pero usa al mismo tiempo un ChatGPT, que dispone de todo el conocimiento que hay en Internet y puede investigar lo que otros críticos de arte han escrito sobre ello.

El artista alemán Mario Klingemann con su creación, el perro robot AICCA.

El artista alemán Mario Klingemann con su creación, el perro robot AICCA. / Colección Solo

P. Aborda en esta obra el asunto de la subjetividad y cómo se construyen relatos sobre la creación artística, no solo por parte de los críticos, también de los curadores y comisarios. ¿Es posible que AICCA sea su respuesta (un poquito rencorosa) hacia aquellos expertos o críticos que no han valorado positivamente su obra?

R. Es una buena pregunta, pero no hay rencor. Creo que las críticas son una pieza muy importante en el juego del arte, nos dicen qué pensar sobre él porque hay muchas personas con una opinión subjetiva, pero en una crítica hay conocimiento y background, existe una opinión informada. Creo que, en realidad, lo peor que le puede pasar a un artista es ser ignorado por la crítica. Otro de los aspectos que también quería incorporar en esta obra es este momento que viven los medios de comunicación, ese fenómeno de convertir la crítica en un espectáculo en esos talent shows, por ejemplo, y eso es algo que también influye en el mundo del arte, donde se favorecen las críticas espectaculares porque se piensa que solo así se tomará en serio la obra de un artista.

P. ¿El hecho de que este perro robot expulse su crítica por el trasero viene a decir que la crítica, en el fondo, es un excremento, una mierda?

R. Sí, por supuesto, es parte de un enfoque humorístico. Me gusta eso. Por supuesto, también podríamos decir que AICCA contribuye a todo ese ruido y excremento verbal que ahora está siendo aumentado por la IA. Y sí, me pareció que era muy adecuado hacerlo de este modo.

La crítica realizada por AICCA.

La crítica realizada por AICCA. / Colección Solo

P. ¿Esa idea de “excremento” también la extiende al mundo del arte?

R. Sí, creo que sí. Creo que el mundo del arte generalmente se opera entre mierda. En cualquier sistema hay mucha mierda, aunque también haya perlas, pero se trata de tomarse tiempo y esfuerzo para deshacerla y sí, esto forma parte del teatro y el juego en la pieza, donde la mierda es una parte muy importante.

P. ¿De qué manera cree que la Inteligencia Artificial puede contribuir a mejorar o ampliar el mundo de la creación artística?

R. Todo depende de las manos que la utilicen. Ahora mismo, definitivamente contribuye mucho al ruido, es como añadir más ruido a un campo ya confuso. Sin embargo, creo que es una herramienta poderosa y, como tal, puede ser usada para el bien y para el mal. En el terreno de la creación, creo que puede ser importante para encontrar inspiración, para descubrir cosas que están fuera de nosotros mismos porque todos podemos trabajar con nuestras experiencias y lo que hemos leído y visto, pero una máquina puede dirigirse hacia esas áreas que te interesan y luego, como una prueba espacial, puede observar eso y proporcionarte algunas sugerencias.

P. ¿AICCA ha hecho alguna crítica de sus obras? ¿Qué opina de su trabajo?

R. Sí, lo ha hecho. AICCA tiene diferentes registros. A veces es positivo, a veces es negativo. En este momento todavía está aprendiendo, ahora solo tiene una respuesta apropiada y el círculo se cierra cuando alguien lee su crítica y le suma su propia interpretación. Es como un horóscopo. Lees eso y lo comparas con tu propia impresión y si lo que dice AICCA es malo, puedes decir que es un perro estúpido.

P: Yo hago crítica de teatro y me encantaría que me prestara a AICCA para que escribiera por mí alguna vez. ¿Es posible?

R. Bueno, el teatro es muy complejo, hay gente moviéndose en el escenario, hay diálogos. Pero es una posibilidad. La IA puede crear películas cortas, pero las piezas más largas son ahora uno de los grandes desafíos. Así que creo que el teatro está a salvo, de momento.