MÚSICA

La divina comedia de Taylor Swift: el infierno, el purgatorio y el paraíso por los que transita en sus 11 discos

Ordenamos cada álbum del mejor al peor: la tarea no ha sido fácil, pues la diferencia entre el primero y el último es sutil

El primer concierto de Taylor Swift en Madrid será este miércoles 29 de mayo.

El primer concierto de Taylor Swift en Madrid será este miércoles 29 de mayo. / ARCHIVO

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Taylor Swift tenía sólo 17 años cuando publicó su debut. Era una reflexión en voz alta de los miedos y sueños de una joven que quería expresarse a través de la música. Lo que entonces no sabía es que tantísima gente podría sentirse identificada con ella. De aquello han pasado 11 discos, 17 recopilatorios, 53 sencillos y 43 videoclips. Un universo que ha confeccionado sin prejuicios ni ataduras. Ella vale lo que sus canciones. De ahí que, literalmente, el resultado sea millonario. En todos los sentidos. Para entender el alcance de su emporio musical, a continuación ordenamos cada disco del mejor al peor. La tarea no ha sido fácil: nos tiene acostumbrando a tal nivel que la diferencia entre el primero y el último es sutil.

1. 'Folklore' (2020)

El mejor disco de Taylor Swift llegó en pandemia por sorpresa. Cuando nadie lo esperaba, Folklore revolucionó una industria fuertemente azotada. Y lo hizo con 16 canciones que se alejaban del sonido volcánico que la artista había desarrollado hasta entonces. Introspectiva y minimalista, por primera vez se atrevió a contar historias protagonizadas por terceras personas. Sin mayor pretensión que hablar del amor, la pérdida y la memoria, se marcó una exquisita colección de temas cuya principal virtud es arañar el corazón. Algo poco común en los tiempos que corren. Repleto de texturas naturales y giros brillantes, la consagró como una de las autoras más importantes y seductoras de la música actual.

2. 'Red' (2012)

Que Never Ever Getting Back Together no les ciegue. Sí, es un pelotazo pop redondo. Pero la gracia de Red está en aquellas canciones que menos brillo tuvieron. Con ecos a Shania Twain, alumbró un álbum de transición que, lejos de quedar en tierra de nadie, se ha convertido en uno de sus mayores exponentes. Ambicioso y heterogéneo, encumbró a una Taylor cada vez más alejada del country en el que se curtió. A ello, hay sumar el ingenio con el que escribió sus letras más certeras. Un punto de madurez que supuso un antes y un después en su trayectoria. Ahí están las deliciosas All Too Well, State Of Grace, Holy Ground, Everything Has Changed y The Last Time. Hay algo en él que, hasta entonces, y desde entonces, no ha vuelto a repetir.

3. 'Evermore' (2020)

Cuatro meses separan el delicado Folklore del profundo Evermore. Hay quien lo ha considerado digno heredero del primero cuando la realidad es que, por su carga emocional y audaz narración, hay puntos en los que resulta incluso mejor. Se atreve a experimentar sin expectativa ni fórmula, haciendo de la música un vehículo para conectar su pecho con la realidad. Basta con darle una oportunidad a Willow, Happiness, Long Story Short, Marjorie y Champagne Problems para darse cuenta de ello. “Me encantó el escapismo que encontré en estos cuentos y la forma en que dieron bienvenida a paisajes oníricos y tragedias épicas”, dijo en su presentación. Un camino del que, así pasen otros 34 años, ya lleva su nombre.

4. '1989' (2014)

Su consagración como artista global llegó con 1989, un elepé diseñado matemáticamente para arrasar. Impulsado por un adictivo Shake It Off, le abrió las puertas de un olimpo que jamás ha abandonado. Bendecida en el pop, corría el peligro de caer en generalidades difíciles de reconducir… Sin embargo, gracias a estrofas horneadas con gusto y estribillos de gancho alto, logró desterrar cualquier recelo. Y hacer del disco-que-sólo-prometía-migajas el disco-que-lo-cambió-todo. Una mina de éxitos áuricos que, aunque menos sofisticados, dieron en la tecla para triunfar. ¿Lo mejor? Que Taylor nunca suena falsa. Y, haga lo que haga, hay un poso de verdad tan poderoso como las armonías que compone. Pura artesanía.

5. 'Fearless' (2008)

A diferencia de otras estrellas adolescentes, Taylor rápidamente supo reconducir su carrera hacia un terreno carente de superficialidad. Con este segundo elepé, empezó a conectar con una masa que encontró en ella historias en las que verse reflejada. Un espejo que, a pesar de su aún evidente inmadurez, la acercó a millones de almas en busca de nuevos referentes. Love Story, su primer sencillo, gracias a una exquisita estructura a la altura de ABBA, tan compacta como viscosa, dejó entrever una inteligencia compositiva única: ella no sólo es efectiva, sino también buena. De ahí que sus canciones, por muchas eras que pasen, sigan sonando igual de auténticas que antes. Como las de la banda sueca.

6. 'Midnights' (2022)

Midnights no es apto para cualquier público. O lo amas o lo odias. Pero, ojo, en esta disparidad de opiniones está su mayor virtud. “Es un viaje a través de sueños y terrores”, señaló la artista días antes de editarlo. Justo la definición que mejor podría encajar en él. No sólo por su temática, repleta de referencias nocturnas, sino por el contraste de respuestas que ha generado. Es clave reseñar que era su primer inédito en cuatro años, justo después de las regrabraciones de Fearless y Red, lo que, quizá, le ha restado solidez y dirección. No obstante, cuenta con grandes aciertos a caballo entre el pop y la electrónica como Anti-Hero, Lavender Haze y Karma. Poco pegajosas, algo placenteras.

7. 'Lover' (2019)

No es revolucionario, pero sí satisfactorio. Tras un desafortunado Reputation, Lover tiene la virtud de enganchar (al menos) a segunda escucha. A veces, conmovedor. Y otras, caprichoso. Pero siempre ideado para el oído. Vale la pena degustarlo con auriculares… sólo así podrá reconocer joyas como The Archer, Cruel Summer y Cornelia Street. De hecho, tienen el lirismo y la óptica de sus primeras composiciones. Para muchos, las mejores. Y, por tanto, las icónicas. ¿Una pega? Corre el riesgo de intentar contentar a todos. Y, oye, aunque lo consigue, visto el furor que despiertan estos temas en el The Eras Tour, debería cortar por lo sano. Una vez está bien… cinco, no. Ella es consciente.

8. 'The Tortured Poets Department' (2024)

A pesar del éxito comercial, The Tortured Poets Department no será el álbum definitivo de Taylor. Apenas sale de la zona de confort que inició con Folklore, una senda que ya empieza a fatigar tras tres incursiones similares. Sus cortes bien podrían haber formado parte de ellas sin notar la diferencia. Es verdad que se percibe un ligero simbolismo que podría darle entidad propia, pero no está a la altura de ella. El caos que le rodea ensucia sus letras, de nuevo afiladas y curtidas. Le falta un par de horneados, con sus correcciones y reafirmaciones. Se nota cierta rapidez en su elaboración cuando ella nos ha acostumbrado a obras perfiladísimas. Es bueno, no hay duda. Sin embargo, aqueja el enorme nivel al que nos tiene acostumbrados.

9. 'Speak Now' (2010)

Es el disco que rayas con 15 años y que, de repente, redescubres con 30 entusiasmado por recordar melodías que ahora resultan reveladoras. Hay alegres lamentos y dulces dolores, el combo para quienes (anda, otra vez) les duele un pelín el corazoncito. Si contabilizásemos la cantidad de veces que Taylor ha cantado al amor, sería aún más millonaria. Aquí, por ejemplo, se centra una etapa de transición a la adultez que, por suerte, no ha vuelto a revivir. Una y no más. No obstante, tiene algunas de sus canciones más memorables… y, por tanto, más disfrutadas en los directos: The Story Of Us, Sparks Fly, Back To December… A todos nos gusta desmelenarnos con un buen clásico. Estos títulos, al menos para los swifties, ya lo son.

10. 'Taylor Swift' (2006)

Con 17 primaveras, Taylor se plantó en la industria con un cancionero de alto vuelo que ya dejó patente su especial habilidad para conectar con la masa. Si bien es una extensa revisión de la mirada de una adolescente, con su ensoñaciones e ingenuidades, resulta fresco cuanto menos. A medio camino entre el country tradicional y el comercial, supo armar una carta de presentación que aún hoy sigue teniendo su peso: de él, salieron las cautivadoras Our Song, The Outside y Mary’s Song. Ya no las toca, pero es posible reconocerlas en otras tantas composiciones posteriores: el idealismo que abanderó entonces sigue latente. Afine el oído para identificarlos. Eso, en cierto modo, le ha dado personalidad.

11. 'Reputation' (2017)

Lo mejor de Reputation es que sólo tiene 15 canciones... y, aún así, se hace larga su escucha. Suena repetitivo, sin sustancia. En parte, por una producción maximilista que empaña el buen hacer lírico de Taylor. Que, además, en este caso, como excepción, se adentra en rincones oscuros hasta entonces inexplorados. Podría parecer su proyecto más atractivo cuando, vaya, nada encaja tan bien como antes. Hay excepciones, ¿eh? Ahí están las interesantísimas New Year’s Day, Call It What You Want y End Game. Es la única ocasión en que la intérprete no ha estado a la altura de las expectativas: siempre buscando innovar, ha logrado reunir un puñado de temas explosivos que no aportan poco en su conjunto. Lo descubrió rápido.