NUEVO LIBRO

Ibone Olza, psiquiatra infantil y perinatal: "En la vida actual no hay sitio para la crianza"

Consultora de la OMS y autora de libros de referencia sobre la maternidad aborda en 'Gestar. El creativo origen de la vida humana' cuestiones como la reproducción asistida, los vientres de alquiler o los úteros artificiales como algunos de los retos del futuro

Ibone Olza, psiquiatra infantojuvenil y perinatal y consultora de la OMS, autora del libro 'Gestar. El creativo origen de la vida humana'.

Ibone Olza, psiquiatra infantojuvenil y perinatal y consultora de la OMS, autora del libro 'Gestar. El creativo origen de la vida humana'. / Sandra Siachoque

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"Quería poner sobre la mesa a nivel social muchos temas acerca de qué está pasando con el origen de la vida humana". Ibone Olza es doctora en Medicina, especialista en psiquiatría infantil y perinatal, consultora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación a la salud materno-infantil, directora y docente del Instituto Euopeo de Salud Mental Perinatal y ha sido técnico externa del Defensor del Pueblo para estos mismos asuntos. Es, en pocas palabras, una referencia absoluta en estas cuestiones. En su más reciente libro, Gestar. El creativo origen de la vida humana (editporial Vergara) ha querido abordar algunos de los debates en torno a esto: el deseo de ser madre, cómo se es madre en la actualidad, y cómo será la maternidad en el futuro. No es tanto un libro de datos, que los contiene, sino para fomentar el debate porque, explica en una conversación telefónica, "venía de publicar Psicología del embarazo, un libro técnico, enfocado a los profesionales de la salud mental, que incluía la revisión de muchos estudios" y pretendía esta vez servir para generar un debate más que necesario y visibilizar algunas cuestiones que no se están haciendo todo lo bien que debería.

P: En el libro comienza hablando del futuro, acerca de la falta de nacimientos y también de los avances tecnológicos en relación a la reproducción humana. ¿Es optimista al respecto?

R: Depende del día que me preguntes. En relación a cómo nos reproducimos, yo creo que este modelo capitalista o patriarcal está arrasando y es bastante obvio que esto que se dice de poner los cuidados en el centro no puede ser solo un eslogan. Hay que ver qué está pasando con los vínculos, con las relaciones amorosas, a nivel social, hay mucho tema pendiente, pero creo que la caída de la natalidad nos va a obligar a mirarlo de frente, porque no todo se resuelve con reproducción asistida. En nuestro país muy poquitas de las mujeres que están en su periodo más fértil, entre los 18 y los 30 años, se plantea ser madre y, sin embargo, la industria nos está vendiendo esta fantasía de que podemos ser madres durante mucho más tiempo congelando los óvulos y con las técnicas de reproducción asistida. Eso no es real, menos de la mitad de los tratamientos concluyen con un bebé en brazos de su madre. Yo creo que hay que visibilizar todo lo que pasa ahí.

P: En el libro aborda la creciente medicalización de los embarazos, algo que está muy conectado con el aumento de tratamientos de fertilidad. Sin embargo, no deja de ser sorprendente que aumenten los controles médicos de la gestación y se le den numerosas recomendaciones a las embarazadas desde la propia OMS y que al mismo tiempo la legalidad no las ampare (seis meses de lactancia exclusiva, por ejemplo), sino que desde el sistema se empuje a las mujeres a vivir sus embarazos sin poder atender esas recomendaciones, con unas bajas de maternidad ridículas, por ejemplo. ¿No es un poco esquizofrénico vivir así?

R: Por esto es muy importante visibilizar el contexto, porque si no, lo vivimos con mucha culpa individual. Habría que replantearse cómo ayudamos a las madres a criar, a parir, hay que cambiar por completo el sistema productivo. Hay que flexibilizar muchísimo todo el marco laboral y sobre todo, yo creo que hay que darle valor al papel de las madres en la sociedad. Yo creo que queda todo por hacer.

P: ¿Qué medidas urgentes propondría?

R: Primero, hay que visibilizar que nuestra fertilidad es óptima en unos años determinados pero luego va declinado. Luego, hay que visibilizar todo el impacto que tienen cuestiones como la contaminación y el estrés, y que empecemos a vivir la vida de otra manera más sostenible y más lenta, porque en la vida actual no hay sitio para la crianza. Un dato que debería alertarnos es que estén cayendo las relaciones sexuales, ¿qué está pasando ahí? ¿Qué locura estamos viviendo? Y toda la crisis en relación a los cuidados y la corresponsabilidad. Yo no tengo la respuesta, pero creo que tenemos que empezar a hablar como sociedad de todo esto, tiene que haber mucho debate y no creo que dejar todo esto en manos de la reproducción asistida vaya a arreglar nada.

P: En relación con la medicalización creciente de los embarazos está la violencia obstétrica, una serie de prácticas médicas que tienen lugar fundamentalmente en el momento del parto. Muchas veces ni siquiera es posible identificar estas prácticas, ¿cómo se pueden proteger las mujeres ante esto?

R: La medicina también necesita un cambio de modelo, porque estamos acostumbrados a ejercerla desde un lugar de poder, y esto, en la obstetricia, todavía se percibe más. Yo creo que la violencia obstétrica es estructural, no hay una mala intención de los profesionales, pero sí que hay un sistema que favorece muchas veces una vulneración de los derechos, un abuso de poder. Por supuesto que también hay racismo a veces en la atención. En general hay una cierta infantilización en determinados momentos como el parto, como si no fueras una mujer adulta y capaz de tomar determinadas decisiones, o en cómo te dicen las cosas. Por esto es importante la labor de las asociaciones, porque si te dicen que te tienen que inducir el parto porque tu bebé está en peligro, pues todas vamos a decir que sí, pero si luego resulta que desde una asociación de usuarias se detecta que en un determinado hospital hay un 60% de inducciones, pues aquí hay claramente un problema. Pero es complejo, los profesionales también están haciendo lo mejor que pueden. No hay apenas matronas y están desbordadas. El debate social debería estar en qué invertimos, dónde queremos poner el dinero, si queremos invertir en sanidad pública y en que las profesionales estén bien o queremos invertirlo en armas y en otro tipo de cosas.

P: En el libro mantiene una postura muy crítica en relación a las donaciones de óvulos y esperma, que en España es obligatorio que sean anónimas. Usted lo aborda desde el punto de vista del derecho a la identidad del bebé, ¿es este un asunto tabú en España?

R: Bueno, va a dejar de serlo porque el anonimato obligatorio va a desaparecer en cuanto las personas nacidas a partir de estos procesos accedan a bancos de ADN y encuentren en muchos casos de qué familia biológica proceden. Partimos de una atención absolutamente privatizada, por lo que se ha potenciado esa ocultación, esa falta de transparencia y ahora son los propios descendientes los que reclaman conocer su origen.

P: La decisión de recurrir a una donación de esperma u óvulos para ser madre, ¿se toma muy a la ligera?

R: Yo creo que hay una visión un poco edulcorada, entre otras cosas, porque la propia industria de la reproducción asistida, que como industria privada tiene el fin de incrementar el beneficio, no está contando la realidad. En el caso de la donación de óvulos se habla poco de los efectos secundarios que sufre la donante, se habla poco del desgaste económico y psicológico que es para las parejas vivir los tratamientos de reproducción asistida, no se habla nada de la explotación reproductiva, de lo que hay detrás de estas mujeres jóvenes que a veces están vendiendo sus óvulos como fuente de ingresos... Lo que pasa es que en todo esto ha primado la visión adulto céntrica, se habla de la maternidad y paternidad como un derecho y es un deseo, no es un derecho. Si nos ponemos en el lugar de las personas que van a llegar al mundo de esta manera, hay que pensar que ellos sí tienen el derecho a la identidad. Algunas de estas personas ya son adultas y están haciendo asociaciones, en España tenemos la Asociación de hijos e hijas de donante anónimo. Es importante ahora empezar a reconciliar estos deseos de maternidad y ver qué derechos no se pueden vulnerar.

Ibone Olza, autora de 'Gestar. El creativo origen de la vida humana' (ed. Vergara): "yo, realmente, la gestación subrogada la veo como trata de seres humanos, compraventa de recién nacido"

Ibone Olza, autora de 'Gestar. El reativo origen de la vida humana: "yo, realmente, la gestación subrogada la veo como trata de seres humanos, compraventa de recién nacido" / ANDREEA VORNICU

P: En Gestar. El creativo origen de la vida humana aborda también la paternidad a través de vientres de alquiler. Y menciona algunos datos muy interesantes, como que es posible encontrar ADN del bebé en la sangre de la madre desde la semana 20 (y para el resto de su vida) o la paradoja que es que nadie cuestiona la maternidad de una mujer que recibe un óvulo de otra, pero sí en el caso de la subrogación (la gestante no puede ser considerada la madre del bebé). También incide en que el riesgo de que los bebés nacidos por este medio sean maltratados a medio o largo plazo es alto. ¿No debería esto ser concluyente en el debate?

R: Cuando analizas la gestación subrogada con la evidencia científica te das cuenta de que es una agresión, es hacerle daños a estos bebés. Privar a un bebe de su madre nada más nacer es causarles una herida muy profunda. Yo he tratado de explicar los argumentos médicos y científicos que veo en esto, porque los hay. Pretender que una embarazada no se vincule con el bebé es causar un estrés muy grande al bebé, que va a dejar secuelas. De hecho ya sabemos que hay niños y niñas que tienen este origen que ya están teniendo algunos problemas psicológicos y psiquiátricos, pero cuesta mucho que esto salga la luz, porque lo que se está haciendo ahora mismo es un blanqueo de este sistema.

P: En el libro menciona, además, que muchos de los estudios están promovidos por la propia industria...

R: Esto es un negocio tremendo, yo, realmente, la gestación subrogada la veo como trata de seres humanos, compraventa de recién nacidos. Hay muchísima confusón, muchísima agresión, y como ya hay muchos niños y niñas llegados de esta manera en nuestro país, lo importante sería que estas familias pudieran ver la herida profunda que han sufrido estos niños y niñas para poder empezar a repararla.

P: ¿Cómo resolvemos casos como el de Ana Obregón? ¿No debería la legislación impedir este tipo de transacciones?

R: Preferiría no hablar de casos concretos, pero yo lo que creo es que debería protegerse sobre todo a los menores. No debería permitirse que estén expuestos en revistas o en redes sociales y creo que estamos lejos de protegerlos correctamente. Esto es el colmo de la mercantilización, es difícilmente justificable que se den casos así.

P: Y paradójicamente, mientras en el mundo ocurre esto, también nacen menos niños con síndrome de Down, algo que usted se plantea en el libro como una cierta eugenesia. ¿Son dos caras de la misma moneda?

R: Yo estoy a favor del derecho de cada mujer a decidir sobre si continúa o no una gestación, pero creo que no estamos visibilizando esta presión para tener solo hijos perfectos. Además, en el diagnóstico médico también hay un margen de error, hay mujeres que se les ha dicho que sus bebés venían con problemas que luego estaban perfectamente, o se les han dicho que no había latido cuando luego sí lo había. Deberíamos poder abordar esta presión para que solo tengamos hijos perfectos.

'Gestar. El creativo origen de la vida humana'

Ibone Olza

Editorial Vergara

270 páginas | 19,85 euros