FLAMENCO

El bailaor Manuel Liñán explora los efectos del amor en el cuerpo en su nuevo espectáculo

En 'Muerta de amor' este Premio Nacional de Danza en 2017 reflexiona sobre su propia experiencia mientras profundiza en los elementos comunes del amor homosexual con una fuerte presencia de la copla

Manuel Liñán estrena este jueves 'Muerta de amor' en los Teatros del Canal de Madrid.

Manuel Liñán estrena este jueves 'Muerta de amor' en los Teatros del Canal de Madrid. / Marcosgpunto

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

La sinopsis del espectáculo se cierra con la siguiente frase: 'Enamórate tía, bailas mejor'. Y de eso va el nuevo trabajo de Manuel Liñán (Granada, 1980), bailaor de flamenco, coreógrafo y Premio Nacional de Danza 2017. "Muerta de amor es la consecuencia que los hombres con los que he vivido relaciones de amor han dejado en mi vida y que yo la cuento bailando". Liñán se dio cuenta, cuando comenzó a investigar, que todas las relaciones que había vivido, reales o platónicas, habían tenido un efecto en su manera de bailar. Y quiso ponerlo en el escenario. Muerta de amor se estrena este jueves en los Teatros del Canal de Madrid, donde podrá verse también el viernes. Pero esta obra no es solamente un repaso por sus relaciones, o el efecto que estas le han producido. También, sin buscarlo, es una reivindicación. Liñán confiesa, unos días antes del estreno en un ensayo abierto a los medios, que nunca antes había hablado públicamente de su homosexualidad. Y ahora quería hacerlo. "Para mí es importante naturalizarlo, porque forma parte de mi vida", explica.

El deseo, la provocación, la carencia, el abrazo, el cariño, pero también la culpa, son emociones que transita a lo largo de la obra. "En las relaciones sexuales entre hombres hay una carga social de sentirnos culpables y también quería traerlo al escenario", admite. Sin embargo, el tono de este montaje, repite una y otra vez, es de celebración. "Es una obra para disfrutar, para celebrar el amor, esa vitalidad que nos trae", aclara. Y es justamente esto lo que le conecta con ¡Viva!, un espectáculo estrenado en 2019 en el que él y su elenco -masculino- reivindicaban bailar caracterizados de mujer.

La de Liñán es una larga trayectoria, que comenzó hace quince años con Tauro, un espectáculo con el que obtuvo el Premio Relevación del Festival de Jerez. Desde entonces, ha cosechado éxitos, pero ninguno como el que ha obtenido con ¡Viva!, que ya se ha convertido en todo un fenómeno y que sigue llenando teatros. Muerta de amor parece la continuación del trabajo que inició en ¡Viva!, una profundización de un discurso -artístico y político- que en Liñán no se estructura desde el grito o la pancarta, sino desde la alegría, la picardía, el disfrute y el descaro. Y la energía. Él considera que esa energía es común a todas sus obras, pero admite la conexión entre ambas. "Puede que la haya", explica, "pero nacen de lugares diferentes. En ¡Viva! quería recuperar mi infancia a través de la estética y del baile, pero aquí me centro más en el cuerpo, en evocar ese estado en el que me han dejado mis relaciones con hombres".

En ambos casos se rodea de un elenco amplio, y principalmente masculino. En Muerta de amor le acompañan en el escenario los bailaores José Maldonado (con quien trabajó la obra desde el germen y es coreógrafo invitado además de parte del elenco), Alberto Sellés, Juan Tomás de la Molía, Miguel Heredia (que también formó parte del elenco en ¡Viva! con un papel muy destacado), José Ángel Capel, David Acero y Ángel Reyes. "A mí me gusta siempre crear un equipo en el que haya diversidad", explica Liñán sobre su selección. "Pero en este caso hay una peculiaridad, y es que necesitaba que fuesen bailaores que cantan, porque aquí cantamos todos, y que la copla o canción andaluza, que está muy presente en este espectáculo, fuese interpretada por todos".

Manuel Liñán, en el centro, mira a la cantante Mara Rey, con el elenco que forma parte de 'Muerta de amor', durante un ensayo antes del estreno en los Teatros del Canal de Madrid.

Manuel Liñán, en el centro, mira a la cantante Mara Rey, con el elenco que forma parte de 'Muerta de amor', durante un ensayo antes del estreno en los Teatros del Canal de Madrid. / Cedida

Amor homosexual en la copla

Así lo muestra en la escena que interpreta el elenco en el ensayo abierto al que invita la prensa, una escena en la que, a partir de la copla El clavel, interpretada por Mara Rey, artista invitada en esta obra, los bailaores interpretan una coreografía en la que cuentan con micrófonos (con pie de micro, sin él) que juegan un papel simbólico importante. "Yo cuando incorporo un elemento coreográfico me gusta sacarle todas las posibilidades", dice con una sonrisa el bailaor. "En este caso, además del símbolo y la utilidad, que sirve para cantar, también nos deja un lenguaje corporal diferente".

El símbolo al que se refiere Liñán tiene que ver con la letra de la copla, escrita por León, Segura y Solano para Rocío Jurado en 1070. "El clavel siempre ha tenido una doble lectura en el mundo homosexual como que se refiere a una felación", dice. No es la única que aparece aquí: Muerta de amor se articula justo en torno a varios títulos de canción andaluza, porque forman parte de su vida y por la simbología que encierra. "En el mundo de la copla se esconden muchas declaraciones de amor entre homosexuales", recuerda, "y es un género musical que me ha acompañado toda mi vida".

Esclava de tu amor -"que también creemos que es una declaración de un amor secreto homosexual", dice-, Me muero, me muero, A que no te vas o Torre de arena son algunos otros títulos que recorren el nuevo espectáculo de Liñán en la voz de Mara Rey y del cuerpo de baile. "Se crean momentos muy especiales", explica. "Capel por ejemplo canta una guajira y una milonga que baila a partir de la escuela bolera... Ha sido un proceso creativo muy bonito y delicado, pero a la vez, con un resultado muy original".

La copla no es el único estilo musical presente en este espectáculo. También hay, por supuesto, flamenco, que desarrollan en escena los músicos Juan de la María (cante), Francisco Vinuesa (guitarra), Javier Teruel (percusión y asesoramiento musical) y Víctor Guadiana (violín).

Proceso creativo

La creación de Muerta de amor ha sido un proceso largo, en el que Liñán se ha apoyado en varios creadores. Uno de ellos, Ivan Bavcevic (Iván Baba de acuerdo a la ficha técnica) que aparece señalado como "guía espiritual", es un artista croata muy cercano a Miguel Marín, director del Flamenco Festival que ha apoyado esta nueva obra con residencias artísticas que el festival desarrolla. En la edición del festival Londres el año pasado pudo verse un adelanto en forma de work in progress, bajo el título de Amor, amado, amén. Después de otra residencia en Torrox, Málaga, bajo el paraguas del mismo festival, Liñán ha podido completar la obra. Bavcevic, que participó con una performance en aquel work in progress, ha impulsado el trabajo de Liñán desde los inicios, también con las reflexiones que le permitieron arrancar el proyecto.

Un papel similar de acompañamiento ha tenido Ernesto Artillo, que colabora en la dirección además de ser responsable del vestuario. Artillo quiso formar parte de la obra desde el instante en que Liñán se lo propuso. "Esta obra es un despliegue total de este interés que tiene Manuel por hablar del género, sobre la sexualidad, sobre el erotismo y sobre otra forma de ser hombre", explicaba recientemente en una entrevista con este periódico.

Si ¡Viva! le generó dudas por la reacción que tendría en el público que fuese a verlo ("yo tenía muy claro que quería hacerlo, pero tenía mucho miedo, pensaba que no íbamos a trabajar mucho", comentaba a este periódico días hace unos meses) para Muerta de amor no ha tenido en cuenta cómo se reciba. "Yo intento no mirar hacia fuera cuando emprendo una creación", explica. "Cuesta tanto poner un espectáculo de danza en pie, que lo que sí reflexiono es sobre si merecela pena hacerlo, pero trato de ser honesto y si decido que quiero mostrarlo al mundo, trato de construirlo. El público es libre de interpretarlo como quiera".

Tras el estreno en Madrid, Liñán enfrenta otra plaza importante con esta nueva obra después del verano, la Bienal de Flamenco de Sevilla, donde no actúa desde hace diez años. El 15 de septiembre lo presentará en el Teatro de la Maestranza, escena que pisará por primera vez. "Estoy deseando enseñarlo porque es una celebración del amor", dice. "Que quede claro el mensaje, que es que hay que quererse, que alguien nos quiera. Ese es el mensaje real".

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