POLÍTICA CULTURAL

El ministerio de Urtasun presenta el proceso para elaborar su Plan de Derechos Culturales con la participación abierta a la ciudadanía

Expertos, trabajadores del sector y el conjunto de la ciudadanía están convocados a colaborar en la definición de una de las políticas estratégicas del departamento controlado por Sumar, que tiene como objetivo promover el acceso igualitario a la cultura y proteger la libertad de expresión

En el centro de la imagen, Ernest Urtasun y Jazmín Beirak, flanqueados por las expertas Dagmary Olivar (izda.) y Beatriz Barreiro, durante la presentación de este miércoles.

En el centro de la imagen, Ernest Urtasun y Jazmín Beirak, flanqueados por las expertas Dagmary Olivar (izda.) y Beatriz Barreiro, durante la presentación de este miércoles. / Ministerio de Cultura

Jacobo de Arce

Jacobo de Arce

El Ministerio de Cultura ha presentado este miércoles en Madrid la puesta en marcha del proceso participativo que conducirá a la elaboración de su Plan de Derechos Culturales, una de las líneas de actuación prioritarias del departamento que dirige Ernest Urtasun. El ministro ha definido este proceso que ahora se inicia, y que debería culminar en mayo de 2025, como "una grandísima ventana de diálogo con la sociedad y con las fuerzas vivas de la cultura en nuestro país" que deberá definir, de manera colectiva, una medida que ya había sido anunciada el pasado mes de febrero, y que tendrá como objetivos prioritarios defender la libertad de expresión y creación, promover el acceso de todos los ciudadanos a la cultura, articular el territorio a través de ella -con el foco puesto de manera especial en la 'España vaciada'- y conectar a la cultura con cuestiones como la sostenibilidad y el cumplimiento de los objetivos de la agenda 2030.

Toda la ciudadanía, a través de una página web que pondrá en marcha el Ministerio en septiembre, podrá contribuir en último término a definir un plan que llega después de que en España se hayan visto diferentes ejemplos de censura de obras y espectáculos, algo que estas medidas deberían de contribuir a atajar o al menos a limitar sus efectos. Lo hace, también, cuando en Europa se hace evidente la preocupación por el ascenso de unas fuerzas de extrema derecha normalmente más propensas a ejercer esas censuras. "La defensa de la cultura y de la participación en la vida cultural de los europeos es la principal herramienta que tenemos de defensa de la democracia en unos momentos que políticamente no son fáciles en Europa", ha dicho Urtasun, que ha destacado el papel de la cultura a la hora de fomentar la participación ciudadana y la "construcción de espacios de libertad y fraternidad".

Jazmín Beirak, cuyo nombramiento hace unos meses como directora general de Derechos Culturales puso de manifiesto la apuesta del ministerio por actuar en esta materia, explicaba en el mismo acto celebrado en el Museo Thyssen-Bornemisza que "cuando hablamos de derechos culturales hablamos de un nuevo prisma con el que atender y ligar las políticas públicas en el ámbito de la cultura. Un prisma que nos permite abordar algunas de las cuestiones pendientes que existen en la política cultural de nuestro país, y que tienen que ver con la igualdad; que tienen que ver con que todas las personas, independientemente de sus condiciones, puedan acceder y participar en la cultura; que tienen que ver con la diversidad; que tienen que ver con la transversalidad de la cultura, es decir, entender que la cultura no solo es un sector, sino que está relacionada con otras áreas como la educación o la salud. Entender la importancia del equilibrio territorial y de redistribuir los recursos para que cualquier persona pueda participar en la vida cultural, y también conectar la cultura con algunos de los retos más importantes que tenemos por delante, como puede ser el del cambio climático".

Hablar de derechos culturales, ha señalado Beirak, "nos permite cambiar la noción de cultura y la relación que tenemos con ella. Dejar de entenderla únicamente como un producto, como un objeto de consumo o una mercancía, que es una dimensión fundamental de la cultura pero que no es la única, y entenderla también como una práctica social que forma parte del desarrollo integral del ser humano". Un derecho, por tanto, "esencial, no prescindible". También comporta dejar de ver a las instituciones -de los museos a los grandes organismos dependientes del ministerio, por ejemplo-, "como meros proveedores de cultura que dan una serie de servicios, y empezar a entenderlos como facilitadores".

En realidad, la puesta en marcha de este plan y las acciones encaminadas a defender el derecho a la cultura suponen que España cumpla de una vez con las obligaciones internacionales que conlleva ser signataria de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, en la que ya se reconocía la existencia de este tipo de derechos, y del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que la ONU suscribió en 1966, donde quedaban algo más concretados. Beatriz Barreiro, profesora titular de Derecho Internacional Público de la Universidad Rey Juan Carlos que ha colaborado en la elaboración del plan, y especialista en esta materia, afirmaba durante el acto que "el derecho a participar en la vida cultural ha sido el gran olvidado dentro del sistema de derechos humanos", y que históricamente se ha considerado a la cultura como "un bien de segunda necesidad". Acciones como la que ha puesto en marcha el ministerio deberían contribuir a acabar con concepciones como esa.

En el pacto de gobierno que firmaron en su día PSOE y Sumar se incluía el compromiso de promulgar una ley de derechos culturales. Sin embargo este plan, por ahora, no tiene una dimensión normativa, es decir, no lleva aparejada una ley de manera automática, aunque tampoco se descarta que en el futuro pueda desembocar en una.

Grupos de trabajo y participación ciudadana

El Plan de Derechos Culturales se elaborará a partir de un proceso participativo que ya está en marcha, y que incluirá tanto un diagnóstico de la situación actual como una serie de propuestas en ámbitos específicos que contribuirán a definirlo. Para hacerlo, se involucrará tanto a expertos que ya están integrando sus grupos de trabajo como a la propia sociedad civil. Entidades culturales, académicos e instituciones gubernamentales, así como ciudadanos a título individual a través de una página web específica, contribuirán a dotar de contenido al plan, tanto en el análisis inicial como en la generación de propuestas concretas, asegurando una representación diversa y rica en perspectivas. Se contará también con la participación de la Conferencia Sectorial de Cultura, que debe canalizar las propuestas que lleguen de las CC.AA., con las que ya hay un diálogo abierto, y habrá encuentros tanto sectoriales como territoriales que integrarán a sectores como los del cine, el teatro o la música.

No se ha comunicado la dotación presupuestaria que tendrá ni este proceso de elaboración del Plan ni el propio Plan una vez que esté definido y listo para llevarse a la práctica, aunque desde el ministerio se ha afirmado que se luchará por que tenga el presupuesto necesario. También confían en el departamento de Urtasun en que dispondrán de una legislatura larga para poder llevarlo a cabo. Este proceso inicial que ya está en marcha se articula a través de trece ejes temáticos, con sus respectivos grupos de trabajo: ‘Desarrollo local y comunitario’, ‘Educación y cultura’, ‘Mediación cultural’, ‘Igualdad de género’, ‘Diversidad étnico racial’, ‘Diversidad lingüística’, ‘Discapacidad’, ‘Desigualdad’, ‘Cultura intergeneracional’, ‘Sostenibilidad, ‘Derechos digitales’, ‘Evaluación de las políticas culturales’ y ‘Adecuación normativa, buenas prácticas y gobernanza’. 

La hoja de ruta establece un calendario que se desarrollará a lo largo de un año, con la previsión de presentar el texto definitivo en mayo de 2025. El Plan de Derechos Culturales será expuesto, además, en el marco del foro internacional de cultura Mondiacult 2025, impulsado por la UNESCO, que acogerá Barcelona a finales del próximo año. "El desarrollo de un plan de este tipo nos sitúa en la vanguardia de lo que son las políticas culturales más avanzadas en estos momentos a escala de la Unión Europea, y nos va a permitir generar esa esperanza que tenemos desde el equipo ministerial de que la ciudadanía española se sienta partícipe de lo que se hace desde el ministerio. En definitiva, que vosotros y vosotras -ha concluido Urtasun dirigiéndose al público presente, compuesto fundamentalmente por trabajadores del mundo de la cultura-, con vuestra participación, diseñéis lo que debe de ser la hoja de ruta de la política cultural española de los próximos años".