LIBRO

Los cuentos ocultos de los Hermanos Grimm: la colección de narraciones en su formato original

Nórdica recopila 17 historias que escaparon del trabajo posterior de adaptación para público infantil de los filólogos acompañadas de su lugar de publicación original

Estatua de los Hermanos Grimm en Hanau, Alemania

Estatua de los Hermanos Grimm en Hanau, Alemania / EPE

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"El valor que tienen estos cuentos es que son textos en su forma original. Lo que querían los hermanos Grimm querían era preservar la cultura popular para que el pueblo alemán encontrase sus raíces, así que tal como transcribían las historias las iban publicando". Isabel Hernández, experta en lengua alemana y en la literatura alemana del siglo XIX, directora de la Revista de Filología Alemana y del grupo de investigación en Traducción Literaria de la Universidad Complutense de Madrid es, además, la traductora de los 17 cuentos que la editorial Nórdica publica en su formato original en El sastre que llegó al cielo y otros cuentos. Estos cuentos fueron publicados, en el siglo XIX, en revistas literarias, infantiles, periódicos, colecciones de pequeños libros de bolsillo e incluso en almanaques de cuentos para la burguesía. Esas primeras publicaciones aparecen anotadas al final de cada historia en esta edición, que cuenta con un epílogo de la traductora.

Jacob y Wilhelm Grimm, nacidos en Hanau, Alemania, a finales del siglo XVIII, fueron filólogos estudiosos del folklore alemán, además de profesores universitarios en Kassel, Gotinga y Berlín. Están considerados como los padres de la lingüística alemana moderna, con publicaciones como un diccionario etimológico, una gramática o un volumen acerca de la historia de la lengua alemana. Su interés por preservar la cultura popular les llevó a recorrer Alemania para recoger las narraciones orales populares, transmitidas de generación en generación, especialmente en el mundo rural. A esto dedicaron varios años. Conforme iban transcribiendo las historias que recogían, buscaban la manera de difundirlas lo más rápidamente, para que se mantuviesen vivas.

Después de estas publicaciones rápidas, los Grimm "trataron siempre de pulir la forma oral del lenguaje para adaptarlos mejor a la forma escrita", explica Hernández, "y que fueran más claros, más fáciles de entender". Jacob se centró en el estudio del lenguaje y su trabajo para mejorar las ediciones, pero Wilhelm, además, se dio cuenta de que las historias eran especialmente atractivas para la infancia, pero para dirigirlas a las niñas y niños, consideró que había que pulir las historias para que los contenidos fuesen convenientes para estas edades. Algunos de los cuentos fueron transformados y recopilados en sus Cuentos de niños y del hogar, en 1812 (con posteriores revisiones hechas por los propios hermanos, hasta un total de siete completas y diez abreviadas) con un éxito superlativo. "Ellos mismos se dieron cuenta de que a los niños les resultaban muy atractivos." El éxito se mantiene hasta la actualidad: "el libro de cuentos de los Grimm es, junto a la Biblia y El Quijote, el libro más traducido de la historia", añade Hernández. "Y seguramente el más leído de los tres".

Diccionario del idioma alemán publicado por los Hermanos Grimm

Diccionario del idioma alemán publicado por los Hermanos Grimm / EPE

Crudeza original

No aparecen así en esta colección, que se presentan en toda la crudeza en la que eran transmitidos de generación en generación: asesinatos, codicia, adulterio, tortura de animales, hambre, madres crueles con sus hijos, violencia contra las mujeres... "El cuento es un género que se fue formando a lo largo de los siglos en la cultura popular, que es exactamente igual en todos los países", indica esta especialista. "Contienen toda la sabiduría popular, la experiencia del individuo, son atemporales, transmiten valores de conocimiento universal".

Así ocurre con el Cuento de uno que se marchó a aprender lo que era el miedo, o La fiesta de los habitantes del mundo subterráneo. En algunos se aborda la religión y en otros, la política o la administración de justicia, como en el último de la colección, El reyezuelo. "No es actual, es actualísimo", comenta sobre el cuento esta traductora. "Se lo puedes aplicar perfectamente a nuestros políticos". Esa universalidad, la construcción de los arquetipos y la moraleja social les convierte en una herramienta muy útil para transmitir valores morales. "El cuento utiliza esos contrastes excesivos a fin de hacerse más didácticos y llamativos", admite Hernández. "Lo que intentan transmitir es la base de nuestra cultura, que es la diferencia entre el bien y el mal, algo que hay que aprender desde pequeños".

Mujeres narradoras

Los Grimm pasaron a la historia junto a otros hombres de la época (Charles Perrault, en Francia o Giambattista Basile, en Italia) por recopilar las historias de la narración oral, pero quienes los contaron fueron las mujeres. "Quienes transmiten los cuentos a los hermanos Grimm eran principalmente mujeres de la burguesía", ratifica Isabel Hernández. "En las clases adineradas alemanas del siglo XVII había una educación afrancesada, y las niñas y los niños aprendían las historias con el idioma. Luego, como madres, los transmitían a la siguiente generación". También había cuentos tradicionales contados por mujeres ancianas del mundo rural alemán, aunque en menor medida. En cualquier caso, tampoco hay que buscar su origen en Francia, ni en Italia. "Muchos procedían de Oriente y con el tiempo fueron adquiriendo forma occidental".

Con estas narraciones, las mujeres pretendían transmitir una organización social, unos valores (también los religiosos, muy presentes en la recopilación de Nórdica) y las consecuencias de apartarse de esos valores propios de la sociedad del siglo XIX. "En la primera versión de Hansel y Gretel quien encierra a los niños es la madre, que se quiere quitar a los niños de encima porque pasa hambre", explica Hernández, "pero es en la segunda cuando ya aparece el personaje de la madrastra, para rebajar un poco la crueldad".

Con el tiempo, las narraciones se iban adaptando al momento concreto o al lugar específico, algo que, al pasar a la narración escrita, queda fijado y sirve de soporte para la posteridad. Es por esto, explica la experta, que se recopilaron diferentes versiones de los mismos cuentos. El éxito de los hermanos Grimm opacó el trabajo similar que hicieron otros folkloristas, como Franz Xaver von Schöenwerth, que en su narración, por ejemplo, el personaje protagonista de La Cenicienta no es una chica, sino un chico. La editorial Alba publicó en 2018 una recopilación de este autor en La princesa de las remolachas y otros cuentos populares inéditos, también traducidos por Hernández.

La reinterpretación de las narraciones tradicionales no es algo actual, pero sin duda, en este momento vive un momento de florecimiento. En cuentos infantiles, pero también en otros formatos: el cine e incluso en series de televisión: el pasado mes de mayo, Netflix anunció el estreno de The Grimm Variations, una versión manga de los títulos más populares recopilados por los alemanes. "Son historias que han dejado una huella tremenda y que siguen vivos, quedan abiertos para la reinterpretación de quien los transmite", concluye la experta.

'El sastre que llegó al cielo y otros cuentos'

Jacob y Wilhem Grimm

Traducción: Isabel Hernández

Editorial: Nórdica Libros

135 páginas | 18 euros