CUARTO DÍA

Que nadie levante la voz a Avril Lavigne: desafía a un Mad Cool deslumbrado por The Killers

La artista sacó lustres a los éxitos que la consagraron hace 22 años en el cierre del festival madrileño: por su parte, la banda de Brandon Flowers armó un repertorio de alma hooligan que levantó a un público sedado por instantes

Avril Lavigne repasó sus grandes éxitos en el Mad Cool.

Avril Lavigne repasó sus grandes éxitos en el Mad Cool. / BÁRBARA FAVANT

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Avril Lavigne no se anda con rodeos. Si el público la quiere ver, bien. Y, si no, también. Ella ya no tiene el cuerpo para satisfacer a nadie que no sea a sí misma. Si ha vuelto a la música es porque le apetece. Y, cuando se canse, sin dar explicaciones, la volverá a dejar. De ahí que su paso por el Mad Cool tuviese un puntito extra de morbo: nunca sabes por dónde va a salir. Ya no es la princesa punk que sacudió los 2000, sino la reina pop que revive los 2000. Y, claro, a sus 39 tacos, ya nadie le va a decir cuándo saltar ni cómo chillar. Este sábado, hizo y deshizo lo que quiso. Sin pretensión de convencer. Vaya, la rebeldía que la consagró hace 22 años.

Arrancó con Girlfriend, dejando patente que lo suyo es pura fantasía. Desprejuiciada y salada, aunque cueste creerlo, transformó la frialdad de antaño en chulería. Se paseó por las tablas a su antojo, cantando al gusto. Cuando no le apetecía, sacaba el micrófono a una multitud que respondía al microsegundo. "Brindemos por este 2024. ¿Cantáis conmigo? Te amo España", dijo. En ocasiones, sobreexcitada. Y, en otras, lánguida. Pero, en cualquier caso, invocando viejos éxitos sobre crisis adolescentes y dolores amorosos que podrían haber sacado los colores a más de uno. Menos mal que las letras eran en inglés… y, por suerte, algunas ya pasaron a otra vida en sus cabezas.

Avril Lavigne tocó viejos éxitos como 'Complicated' y 'My Happy Ending'.

Avril Lavigne tocó viejos éxitos como 'Complicated' y 'My Happy Ending'. / MAD COOL

No faltaron los trallazos What The Hell, Complicated, My Happy Ending, He Wasn’t y Sk8er Boy. Para entonces, una extraña nostalgia se había apoderado del recinto. Sobre todo, por los recuerdos que éstas despertaron. Y, cómo no, por los atuendos que lució la mayoría: corbatas, imperdibles, zapatillas... Sin olvidar el delineador negro y el mechón rosa para sentir aún más aquello que fue y ya no está. A todos nos moló ir de malotes cuando pensábamos que (guiño, guiño) ella era la viva imagen del macarrismo. Menudos ingenuos. Pero, oye, hay que reconocerle el mérito de hipnotizar a una generación a golpe de corazonadas. Como la de anoche, que latió al ritmo que ella dictó.

Todo lo contrario que The Killers, que dieron un concierto matemático. De hecho, no se esperaba otra cosa de Brandon Flowers y los suyos. Son, posiblemente, uno de los grupos más eficaces en todo festival. Y, aún sin sorpresas, armaron un repertorio de alma hooligan que levantó a un foro sedado por instantes. El aplomo con el que se plantaron les volvió magnéticos. A pesar de los años, siguen disfrutando como los jovenzuelos que arrancaron en 2001: sus puños al aire y gritos de guerra en Mr. Brightside, Human y Read My Mind, si bien medidos, resultaron de lo más efectivos. Saben como nadie qué hacer para seducir siempre a la masa.

Un instante de la actuación de The Killers en el Mad Cool.

Un instante de la actuación de The Killers en el Mad Cool. / MAD COOL

No hicieron falta estridencias, sólo cierta picaresca. Como cuando interpretaron Runaways con ecos varios a Bruce Springsteen. Buscan la satisfacción inmediata, que sus bolos provoquen más que gusten. Una pretensión que les aleja de otras bandas buenistas que, inseguros por el paso del tiempo, se han conformado con estar. En cambio, The Killers jamás han dejado pasar la oportunidad de reenamorar al gallinero. Y, para ello, como en Madrid, no dudan en buscar las herramientas para conseguirlo. Su brit-pop no está desfasado, al revés: han ido perfeccionándolo sin perder la esencia que tan bien les sienta. Rigurosos, pero efervescentes.

Picture Parlour, sorpresa

A diferencia de la jornada anterior, especialmente anodina, sin sobresalto alguno, la cuarta guardó alguna que otra joya interesante. A horas intempestivas, obvio. No hay nada como descubrir a Sea Girls a las 19 horas en una carpa de ventilación escasa. El cuarteto británico, formado en 2015 en Londres, sacó lustre a su indie rock de pulpa atlántica. Tan enérgicos como tiernos, lograron que los pies dolieran más que el pechito. No está mal, teniendo en cuenta que el amor inunda la mayoría de sus canciones. Mismo punto a favor que Bar Italia, que avivó la tarde con un ejercicio de guitarras y baterías único. Las dos caras de una moneda.

Katherine y sus compañeras de Picture Parlour, en el Mad Cool.

Katherine y sus compañeras de Picture Parlour, en el Mad Cool. / MAD COOL

No obstante, para hallazgo: Picture Parlour. Su popularidad se disparó cuando Courtney Love compartió con sus seguidores uno de sus vídeos. Desde entonces, no ha sido la única en caer rendida a sus encantos. Tras publicar Norwegian Wood, el grupo no ha parado de crecer. Dulces y sentimentales, ha desarrollado una identidad propia gracias a un sonido de raíz oscura. Y, en especial, por el espectro vocal de Katherine, que aporta un toque retro súper interesante. Su directo, sin prisas y bien formulado, como clandestino, resultó un gozada entre tanto brillo. Qué lástima que sólo tocasen 30 minutos: el bombón supo a poco.

Más mujeres

Aunque se notó el esfuerzo de la organización por no solapar nombres y evitar aglomeraciones, lo cierto es que la cita se quedó a medio gas en distintos momentos. Por ejemplo, cuando Bring Me The Horizon, míticos rockeros de Sheffield, tomaron el escenario Region of Madrid, el segundo más grande, los espacios libres se agrandaron. Lo que llevó a pensar que, quizá, esta vez, el mayor enemigo fue la distribución. Pues, además, como contrapunto a la pasada edición, el número de artistas por día se ha reducido. Por lo que, a priori, no debieron producirse estos desajustes.

Oliver Sykes, líder de Bring Me The Horizon, durante su concierto en el Mad Cool.

Oliver Sykes, líder de Bring Me The Horizon, durante su concierto en el Mad Cool. / RICARDO RUBIO

A pesar de su prometedor rock, The Warning sufrió la complicada tarea de abrir el sábado. Tal vez, de cara al futuro, retrasar la hora sería una opción interesante para que propuestas así de rompedoras tuviesen más recorrido. De lo contrario, el festival corre el peligro de sustentarse en los cabezas de cartel. Y, joder, no todos los años mola ver a los recurrentes Muse, Kings of Leon e Imagine Dragons. Recordemos que, ojo, The Killers pasó por aquí hace dos temporadas. Por ello, precisamente, que The Gaslight Anthem y Genesis Owusu rompan esta dinámica sentó de fábula. Por cierto, incluir a más mujeres tampoco estaría de más.