BAILE

Joaquín de Luz, exdirector de la Compañía Nacional de Danza: "la nueva dirección es demagogia vacía"

El director se despide del cargo, que abandona en septiembre, con un programa que pretende subrayar su trabajo estos cinco años al frente del grupo en Los Veranos de la Villa de Madrid

Joaquín de Luz, director artístico de la Compañia Nacional de Danza hasta septiembre, será sustituido en el cargo por Muriel Romero

Joaquín de Luz, director artístico de la Compañia Nacional de Danza hasta septiembre, será sustituido en el cargo por Muriel Romero / Alba Vigaray

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

Aunque es un programa ya estrenado, y pese a que apenas le queda un mes en el cargo, Joaquín de Luz (Madrid, 1976) trabaja por la Compañía Nacional de Danza (CND) sin descanso. Continúa al pie de los ensayos (también como bailarín) para su próxima puesta en escena: el programa que el principal ballet público estatal presentará entre el 18 y el 21 de julio en el patio central del Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid como parte del festival Los Veranos de la Villa del ayuntamiento de la capital. Remansos, una obra coreografiada por Nacho Duato en 1997 para la CND sobre las cuatro danzas populares de Enrique Granados; Sinatra suite (cuatro dúos de Nine Sinatra Songs, que incluyen los temas My Way, One for my baby (and more for the road), Strangers in the Night, All the Way y That's Life), coreografiados por Twyla Tharp y estrenado por Mikhail Baryshnikov y Elaine Kudo en 1983 y en la que bailará el propio Joaquín de Luz; Tschaikovsky pas de deux, coreografiado por George Balanchine y estrenado en 1960 por el New York City Ballet (del que de Luz fue bailarín principal) y Passangers whithin, una pieza coreografiada por el director de la CND sobre música de Philip Glass.

Será el penúltimo trabajo de la Compañía con él al frente. El broche final de esta etapa al frente de la CND lo pondrá el 8 de agosto con la presentación de La Sylphide en el Festival de Santander. En septiembre, Muriel Romero le reemplazará al frente de la dirección, seleccionada en concurso por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), organismo del que depende la Compañía, pese a que él había expresado su deseo de alargar su trabajo.

Atiende a este periódico en un descanso de los ensayos en la sede de la Compañía Nacional de Danza, situada en Matadero para hablar sobre el paso de la CND por Los Veranos de la Villa y el futuro, suyo y de la compañía.

Pregunta: Nacho Duato, Balanchine, Twyla Tharp y una coreografía propia. ¿Por qué ha elegido estas piezas?

Respuesta: Este programa es muy significativo sobre lo que hemos venido haciendo estos años mi equipo yo en la dirección, mi idea y mi fe enorme en que una compañía nacional tiene que tener una versatilidad en estilos como lo que representa este programa, pero hechos con calidad y eso es lo que hemos conseguido estos años.

P: Además de versatilidad tiene algunos nombres propios relevantes, ¿hay una intención en eso?

R: Sí, la verdad que si te fijas es el primer programa que se presenta en el Teatro Real bajo mi dirección también llevaba varios de esos nombres. El trabajo de Nacho Duato, siempre lo dije, es parte del patrimonio de la compañía y dancístico de España y me parecía un deber para mí tenerlo en repertorio, porque creo que lo que la danza necesita es que construyamos, no que cada etapa sea un borrón y cuenta nueva. Creo que nos falta formar repertorio y nos falta tener ese patrimonio a exposición por nuestra compañía nacional.

P: También ha elegido incluir una pieza en la que usted baila (Sinatra suites). ¿Cómo se afronta la despedida desde el baile?

R: Bueno, la verdad es que lo de bailar es la parte más fácil, porque sólo depende de ti. Esa es la parte más de celebración, creo que ha sido una etapa bastante intensa, compaginar la dirección con bailar de vez en cuando, pero también creía que era importante estar en el escenario mientras pudiera, porque la danza de aquí lo necesita. Es un final de ciclo poético, significativo también, terminar con una pieza de Sinatra, My way, todo eso tiene un poco de simbolismo y era una manera también de ponerle sentido del humor.

La danza está estancada, incluso va a peor, porque el sistema no cambia, hay una desidia general que viene de arriba"

P: Dice que es la parte más fácil. ¿Cuál es la más difícil?

R: Pegarme con el sistema de aquí y con la administración pública, que ha sido y es un calvario, es como intentar explicar algo a un marciano lo que somos los artistas. Ha sido de verdad un trabajo muy arduo y muy frustrante, porque cuando ves que la gente no habla tu idioma, pues es muy difícil.

P: La queja por el funcionamiento del INAEM es algo que se repite históricamente. Todos los que pasan por su puesto terminan diciendo lo mismo.

R: Totalmente. Mira, yo estaba hablando con Víctor Ullate, que es mi maestro y fue el primer director de la Compañía Nacional de Danza de hecho en 1979, y él me contaba unas cosas que suenan increíbles, es que no ha cambiado absolutamente nada en el funcionamiento o en el disfuncionamiento desde entonces. Y esto es un grave problema, porque no se avanza. La danza está estancada, incluso va a peor, porque el sistema no cambia, la gente que está ahí tampoco cambia y hay una desidia general, que también viene de arriba. Yo lo he dicho en algunas entrevistas últimamente, no hay una voluntad política de que esto cambie, no hay política cultural. El Ministerio de Cultura ha estado en manos de políticos y tiene que estar en manos de gente de la cultura para que se ocupen de la cultura. Y este sigue siendo el problema.

P: ¿Cómo lo resolvería?

R: Pues con la reforma del INAEM, por ejemplo, que es una cosa tan necesaria, porque si no la institución va a acabar desapareciendo, porque como está es imposible, tiene que ser una orden que venga de arriba, y que sea un golpe en la mesa: esto tiene que hacerse, sí o sí. Y se pelean con quien tengan que pelearse, porque se rige por unas leyes y unos convenios que se han quedado obsoletos. Seguramente se hicieron con buena intención, pero hacen agua por todos lados y no se pueden poner parches a un barco que está allá con una astilla flotante. Pero es que esto lo saben en la institución, lo han hablado con nosotros, pero tienen las manos atadas. No hay voluntad de que se haga. Los problemas seguirán y cada vez irán a peor porque hay más intervención. Por ejemplo, nosotros somos una unidad de gira y no tenemos las herramientas para girar. Yo tengo que oír desde el Ministerio: "¡uy! ¡Un teatro de la danza!", cuando es la reivindicación más antigua que tenemos en el sector. Bueno, pues si no podemos tener una sede fija, permitan que salgamos de gira. Ah, no, tampoco. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Vamos a Madrid Río y hacemos una fiesta popular? A la gente le gusta la danza, quiere danza y de calidad. Y en lugar de eso, lo que están haciendo es poner en direcciones a perfiles que no les vayan a dar la lata. Yo soy inconveniente. Pues es una pena. La Filarmónica de Los Ángeles la dirige Gustavo Dudamel, que es un pedazo de director de orquesta. Los artistas que van buscando compañía o orquesta o compañía teatral vienen a un sitio por dos cosas: por la institución propia o por la persona que dirige, porque vienen inspirados por esa persona. A donde vamos es a por un perfil un poco más de gestión y no, señores, no nos equivoquemos, el arte es arte y tiene que estar bajo la visión de un artista.

La Compañía Nacional de Danza y la danza en este país se merece mejor, se merece que sea cultura y que no sea política"

P: Entiendo que conoce la propuesta que ha planteado Muriel Romero, nombrada nueva directora. ¿Le sorprendió el nombramiento?

R: Es política. Si tú ves esa propuesta, a mí me parece muy bien: se menciona el feminismo, los ambientes rurales... Pero es que estamos hablando de la Compañía Nacional de Danza. Están haciendo demagogia vacía y campaña política, y todo cuadra. Ya todo apuntaba a que iba a ser una mujer, a mí me parece todo muy bien, pero al final del día, la Compañía Nacional de Danza y la danza en este país se merece mejor, se merece que sea cultura y que no sea política, porque ya bastante política hay en este país. Entonces yo tengo que ser honesto con mi profesión, como lo he sido desde el primer día, porque es lo que amo más en el mundo y soy bailarín desde que me levanto hasta que me acuesto, todos los días, y yo tengo que abogar por la danza. Y por eso me he metido en problemas. Yo no me puedo pasar aquí ocho años con las manos en los bolsillos, sin protestar, porque si nadie protesta en este país no pasa absolutamente nada. Pero vamos a ver, ¿cómo le puedes decir a un señor que se llama Lluis Homar que no puede estar en el escenario?. Pero, ¿de qué estamos hablando? Es un despropósito. Yo cuando leo esta noticia, pues me arde la ropa, porque yo soy un artista, y ellos no. Como dijo Gades en aquel momento: los ministros pasan, pero mi nombre se queda. De Lola Flores, todo el mundo recuerda su nombre, pero nadie recuerda quién era el ministro o la ministra con Lola Flores.

P: En algunas entrevistas se ha quejado además de que sus cinco años de dirección ha sido un tiempo insuficiente para la transformación de la CND, entre otras cosas, porque vivimos una pandemia, que le limitó la posibilidad de trabajo. ¿Cuál diría que es su legado?

R: Lo que se está hablando por ahí de la compañía. Mi legado es que quisieran venir bailarines de una calidad increíble a trabajar aquí. Eso es lo que nos queda, y tengo que darme con un canto en los dientes, tenemos que estar muy orgullosos de que, restando la pandemia, hemos tenido tres años y medio o cuatro años para trabajar, y toma tiempo mejorar la calidad de una compañía con 50 bailarines. Toma bastante tiempo.

P: Uno de los objetivos que se había marcado es trabajar en que la CND tenga una personalidad propia. ¿Cómo ve la situación ahora?

R: Esta era la fase que íbamos a comenzar ahora de haber seguido. Cero que es ahora cuando la compañía está preparada para continuar por ese camino.

A Muriel [Romero, nueva directora] la conozco de haberla tratado un par de veces, no conozco su trabajo. De momento, el proyecto me parece, pues eso, demagogia y qué 'chupi guay' todo"

P: ¿Cree que se le va a dar continuidad a ese trabajo?

R: Mira, no lo sé. No lo sé. A Muriel [Romero, nueva directora] la conozco de haberla tratado un par de veces, no conozco su trabajo, no sé por qué derroteros va a querer llevar a la Compañía. De momento, el proyecto me parece, pues eso, demagogia y qué chupi guay todo, vamos a contentar a todo el mundo, pero bueno, a lo mejor me equivoco. Ojalá siga por la línea que empezó José Carlos [Martínez, director de la CND entre 2011 y 2019] y luego seguí yo, porque creo que es lo que la Compañía Nacional y el talento de aquí -que yo sigo apostando ciegamente por él- se merece. Luego lo que hagan y lo que le dejen hacer, estará por ver.

P: ¿Qué proyectos tiene entre manos para el futuro tras la salida de la Compañía?

R: Quiero tomarme un pequeño respiro. Voy a seguir haciendo un par de proyectos con gente que me inspira muchísimo. Quiero indagar también por la línea de bailar flamenco de otra manera, porque tengo mucha pasión desde que era niño con esto y quiero tirar de ese hilo a ver dónde nos lleva. Y quiero estar en el escenario. Me apetece una idea un poco romántica, que es que mi hijo me vea bailar. Hay muchas ventanas que están abiertas, puertas también, pero ahora mismo me estoy cuestionando si quiero inmediatamente meterme a dirigir otra compañía, porque tendría que ser fuera de España, evidentemente, y me da un poquito de rabia, aunque haya tenido baños de realidad aquí, no me quiero resignar a tenerme que ir, me gustaría intentarlo en otro formato, evidentemente una fórmula privada, sin tener que depender tanto del Gobierno, un proyecto que pueda dar un poco de luz al talento que hay aquí.