LA ENTREVISTA

Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco, director del Archivo Histórico Nacional: "No sabemos dónde está el sumario del 23F"

En la institución, con 45 kilómetros de estanterías saturadas, tienen dos retos: la memoria nativa digital y la Ley de Archivos, un marco jurídico de la Administración General del Estado

El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid.

El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid. / Alba Vigaray

Se considera miembro de La Cuerpa de Archiveras, como lo llaman en el Archivo Histórico Nacional, “por su mayoría de mujeres, porque solo he tenido maestras y porque soy un feminista profundo y convencido”. En la institución, con 45 kilómetros de estanterías saturadas, tienen dos retos: la memoria nativa digital y la Ley de Archivos, un marco jurídico de la Administración General del Estado.

En el Archivo Histórico Nacional se dicen guardianes de la memoria colectiva. ¿No se lleva más la desmemoria?

Para algunas cosas no te digo yo que no. Pero eso es cuestión de interpretación, y nosotros ahí somos imparciales. Nuestra responsabilidad es que ese océano de memoria que conservamos aquí de la historia de todos los territorios que conforman España sobreviva en las mejores condiciones posibles. Y difundirla al conjunto de la sociedad.

A usted no le gustó nada que Felipe González se llevara su archivo a una fundación esponsorizada por Telefónica. ¿Cree que oculta algo?

No es esa la cuestión. El Archivo Histórico Nacional se define como el repositorio definitivo de los archivos de los expresidentes del Gobierno de España. Tenemos los archivos del siglo XIX de algunos presidentes del Gobierno, como Martínez Campos, no estoy hablando de los de la Transición; o tenemos fondos de Niceto Alcalá Zamora.

¿Pensará González que es más importante que Martínez Campos?

Yo no sé lo que piensa. Pero para mí es muy importante ese Gobierno, esa Administración González. Y los documentos no personales, sino de ejercicio del cargo, deberían estar, como dice la ley, ojo, porque la ley así lo establece, en un centro público, que, en este caso, debería ser el Archivo Histórico Nacional.

 El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid.

El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid. / Alba Vigaray

Está particularmente mosqueado porque desconoce dónde está el sumario del 23-F.

Eso es exacto. La última transferencia que hace el Tribunal Supremo al AHN es del 93, y manda documentación de la Segunda República, entre ellos el famoso sumario sobre la operación del desastre de Annual. No sabemos dónde está el sumario del 23-F. Creo que lo tienen en el archivo central del Tribunal Supremo. Otra cosa es que sea accesible o no, según la ley, y que esté conservado en condiciones. Testimonios tan importantes deberían tener un calendario de transferencia desde el organismo productor a los que tenemos que guardar la memoria colectiva.

Los Fondos de la Iglesia y del clero regular y secular son, dice, una de las áreas más importantes.

Como depositarios de los archivos de las delegaciones de Hacienda que hicieron la Desamortización en 1834, tenemos un conjunto documental amplísimo. Entre sus archivos históricos, que llegaron aquí hacia 1890, 1910, están los documentos más antiguos de la Historia de España. Los fragmentos más antiguos que conservamos aquí son del año 687. Suelen ser de aplicación del Derecho, compraventas, privilegios de los reyes a las instituciones, permutas.

¿Bastante aburridos en lo referente al clero?

Bueno, aburridos, pero muy importantes, porque cuentan la historia del territorio. Yo hice mi tesis doctoral sobre unas monjas y la verdad es que no me aburrí absolutamente nada. Eran unas economistas de primer nivel, y en el siglo XIII. Lo que hoy es la Comunidad de Madrid prácticamente estaba bajo su control.

¿Esas monjas serían prácticamente como Díaz Ayuso?

No tanto. Ella se sale de la escala.

Tienen ustedes un vacío de las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado: Muerte de Franco, inicio de la Transición, 23-F… 

La documentación que tenemos aquí hasta 1977, antes de la Transición, es básicamente la de la Dirección General de Seguridad, que procedía del Ministerio de la Gobernación. Fue entregada al Archivo Histórico Nacional muy pronto, en la Administración socialista de Felipe González, en cumplimiento de la Ley de Amnistía. Son 170.000 fichas, antecedentes policiales desde 1939 hasta la muerte de Franco.

El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid.

El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid. / Alba Vigaray

¿Y nada posterior? ¿Le parece casualidad?

Bueno, la casualidad es una parte importante de la historia. Yo no la llamo casualidad, la llamo azar. Quizá quien sea católico la llame intervención divina. Y es importante en la historia, sí. A veces hay cosas que creemos que son intencionadas y no lo son. Simplemente son falta de atención y de ponerse a ello. Lo que nos está faltando es una Ley de Archivos y de gestión de documentos públicos de la Administración General del Estado y sus organismos públicos. Pero me consta que la Administración Sánchez está en ello. 

¿Se ha preocupado de ver si en algún archivo hay una ficha suya como individuo poco recomendable?

No, no estoy fichado. Seguramente soy poco recomendable. Pero en la intimidad.

¿Y eso de que distinguen el siglo de los documentos por el olor?

Ah, eso es muy clásico.

¿A qué huele, por ejemplo, el siglo XV?

A bendición de los dioses. A azar. Es mi siglo de especialización. En la historia de los soportes, por ejemplo, no es lo mismo la documentación escrita en pergamino y en tintas orgánicas que la documentación a partir del XVI, que está hecha con papel de fibras cultivadas.

Su documento favorito es el de una donación de propiedades que hace el Cid Campeador a un convento en Burgos. No sería a las clarisas rebeldes de las trufas.

No. Las clarisas aquí no pintan nada. Tenemos documentación de Belorado, por supuesto. Pero este es un documento realmente bonito, en el que Don Rodrigo de Vivar y su mujer, Ximena, hacen una donación a Cardeña. Eso, entre otros testimonios documentales, te dice que el Cid no fue un personaje legendario.

La joya de la corona, la solicitud de concesión de Cervantes para publicar El Quijote. Ande que si no le llegan a dar el permiso…

Un humilde documento… Si no le llegan a dar el permiso hubiese pasado a la lista de libros prohibidos, no habría llegado a nosotros, seguramente. Hubiese sido una gran debacle para la historia de la cultura universal. Y ese humilde papel, que es la solicitud de Cervantes para que por veinte años le permitan editar una cosa sencilla, dice, que le ha costado mucho trabajo hacer, pues resulta que es la obra cumbre de la literatura y de la cultura universal.

¿Tiene en una vitrina especial su libro Manzanares, 800 años de historia, donde vuelca todo su orgullo manchego?

Totalmente. Sí, se puede decir que soy nacionalista manchego. De Calatrava, para más señas.

El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid.

El director del Archivo Histórico Nacional, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco en Madrid. / Alba Vigaray

“Ser calatravo imprime carácter”. ¿Se ve un poco caballero andante o cruzado?

Más caballero andante que cruzado. Las cruzadas a mí nunca me han sentado muy bien. Las órdenes militares son, en cierta medida, la inspiración de la caballería andante. Enlazo más con Don Quijote que con cualquier de los caballeros de la Orden de Calatrava que lucharon en miles de guerras civiles en la Península Ibérica.

Usted asegura que habla con los documentos. ¿Lo sabe su psiquiatra?

No tengo psiquiatra. Pero sí se establece un diálogo entre archivera o archivero -me gusta más archivera, porque las mujeres son mayoría- y los documentos de los que eres responsable. Y lo puedes percibir cuando lees, por ejemplo, esa licencia de impresión de Cervantes o lees la carta de dimisión de Azaña, con una tremenda tristeza detrás. Notas un pálpito. Y somos responsables de que eso sea conocido y conservado para las generaciones futuras.

¿Qué le cuentan los legajos?

Pues a veces hablan, sí. Te cuentan hechos, te cuentan la parte más auténtica de lo que es la historia: realidades, verdades. Luego vienen ya los historiadores, que hacen interpretación, y ahí entra la parte subjetiva.

Ha trabajado en archivos del clero y archivos militares. ¿Entre la cruz y la espada cuál le interesa más?

La espada.

¿Y cuál es más transparente?

La espada. Siempre. Detrás de la cruz no hay solo razón, no hay sentimientos básicos, como la venganza, el honor o la defensa de la verdad. En la cruz hay muchas veces oscurantismo.