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Pedro Juan Gutiérrez, escritor cubano: "El bloqueo recrudecido por Trump es genocida en grado máximo"

Publica 'Mecánica popular', un conjunto de cuentos en el que se sumerge en sus propias memorias para recrear los cambios vertiginosos que llegaron a Cuba a partir de los años 50

Pedro Juan Gutiérrez, en una imagen de archivo.

Pedro Juan Gutiérrez, en una imagen de archivo. / JORDI MORERA

Pedro Juan Gutiérrez, sobre el que colgó durante décadas la etiqueta de ser el Bukowski cubano, se ha sosegado. Dejó de beber. Práctica budismo. Escribe poemas visuales para equilibrar la energía compulsivo de la escritura de ficción. El escritor publica Mecánica popular (Anagrama), un conjunto de cuentos en el que se sumerge en sus propias memorias para recrear los cambios vertiginosos que llegaron a Cuba a partir de los años 50. Ni rastro de los personajes sórdidos y sedientos de alcohol y sexo que protagonizaron su acalamado debut literario, Trilogía sucia de La Habana.

A sus 74 años, Pedro Juan afirma que no le interesa escribir sobre sexo como antes. Confiesa que está "psicológicamente y espiritualmente más estable" y que se ha abierto a las nuevas zonas que se abren en la vejez. Su secreto no es otro que vivir en una personalísima democracia poética que consiste en abrir su vida, aceptar todo y aprender de todo. "Soy un minúsculo grano de arena en el universo. Ser humilde y aceptar esa verdad es esencial", matiza el autor.

Esta entrevista comenzó comenzó con mensajes de Whatsapp, continuó con un formulario enviado por mail y concluyó con una larga conversación telefónica.

P. En Mecánica popular se respira sosiego. Queda poco de la furia y los personajes excesivos de sus primeras novelas...

R. ¿Sabes qué pasó? Estaba bebiendo demasiado y teniendo problemas, estaba demasiado acoholizado y agresivo. Registré numerosos episodios de blackout. No recordaba nada, nada, nada. A partir del 2007 tuve que decir: no voy a fumar ni beber porque me voy a morir. Tuve que parar. Y ahora me tomo una cerveza social o un trago, pero no me cojo borracheras. Beber es toda una filosofía de vida y me costó mucho cambiar esa filosofía de vida.

P. En una entrevista reciente afirmó que "el alcohol, el sexo y la escritura me salvaron". ¿En qué sentido?

R. Son formas de evadir la realidad. De irte por encima y no volverte loco.

P. En un cuento de Mecánica Popular, Nancy y Andrés duermen sin practicar sexo, algo novedoso en tu literatura. ¿Se cansó de escribir de sexo?

R. Sí. Con 74 años la visión del sexo cambia, incluso forma de hacer el sexo. Todo me ha ido como tranquilizando.

Con 74 años la visión del sexo cambia, incluso forma de hacer el sexo. Todo me ha ido como tranquilizando

P. Por Whatsapp dijo que "los editores quieren más sexo y yo con 74 estoy cambiando mis puntos de vista". ¿Cuáles son sus nuevos puntos de vista?

R. Creo que mi espíritu se expande. Practico el budismo desde hace años. Me siento mejor, psicológicamente, espiritualmente, más estable. Tengo más tranquilidad. Y me gusta ser sincero y explorar estas nuevas zonas que se abren en la vejez.

P. En una entrevista reciente afirmó que se ha limitado a vivir en una especie de democracia poética. ¿En qué consiste?

R. En abrir mi vida, aceptar todo y aprender de todo y respetar a todos. Soy un minúsculo grano de arena en el universo. Ser humilde y aceptar esa verdad es esencial. Es un acto poético.

P. Los protagonistas del libro están atravesados por los cambios que sacudieron Cuba en los 50, 60 y 70. Algunos de ellos están en ese final de adolescencia, enfrentado a sus propios cambios. ¿Fue premeditado ese paralelismo?

R. Yo nunca premedito nada. Solo cuando algo quiere salir lo dejo le salga y se exprese. Escribo mas con el corazón que con el cerebro. Retrato una época en la que estaban empezando los cambios caóticos y vertiginosos. Todo cambiaba. Las leyes cambiaban de un día para otro.

P. ¿Qué papel cumple la memoria como herramienta de escritura en este libro y en el resto de tu obra? Le veo bastante en Carlitos...

R. Carlitos soy yo mismo, no hay que ocultarlo. La memoria y la intuición son dos instrumentos esenciales para escribir. Voy dejando en cada libro una memoria del tiempo y el lugar que me tocó vivir. Me interesaba hacer un estudio de todas esas personas que existieron en la realidad, no lo que estaba pasando en el país, en la economía, en la política...

P. Siempre deijo que no escribe sobre política. ¿Retratar la vida cotidiana en momentos políticos y económicos complicados no es un acto político?

R. No exactamente. Puede ser antropología, como hizo Dostoievski en Crimen y castigo. La politica es circunstancial y hay que evitarla para que los libros perduren. Mecánica popular, por ejemplo, se convierte en otra cosa, ya no es literatura, ya no son cuentos, el libro se puede convertir en un testimonio, en una memoria, en una autobiografía. Al final mis libros perduran.

P. Me da la impresión de que la Cuba oficial nunca le perdonó la Trilogía sucia de La Habana, que retrataba con bastante sordidez el barrio Centro Habana... y se alejaba de los cánones de la literatura cubana clásica, de Lezama Lima, de Alejo Carpentier...

R. Puede ser. El periodismo aquí en Cuba no se mete en esos barrios ni se mete con esos personajes. Y entonces me aparezco yo de pronto con un libro que se publica en veintipico idiomas hablando precisamente de esa realidad. Y parece que se sorprendieron. Quizás no me perdonan por haber hecho esto. Un mexicano amigo mío me dice... "tú pusiste a los cubanos delante de un espejo y no les gustó la imagen que vieron".

Pedro Juan Gutiérrez, en una imagen de archivo.

Pedro Juan Gutiérrez, en una imagen de archivo. / JORDI MORERA

P. Hace años contó que llevó personalmente ejemplares de su obra a la Biblioteca Nacional de Cuba, pero que sus libros no los ponían a disposición. ¿Hoy en día su obra está en la Biblioteca Nacional?

R. Supongo que tengan algunos libros míos. He donado bastantes. El director de la biblioteca es mi amigo hace años. Espero que alli estén...

P. ¿Cree que ha existido censura contra su obra?

R. Censura, como censura, no. Pero fueron como quince años sin publicar un libro mío. Yo viajando por el mundo entero, haciendo promoción, y aquí en Cuba yo no existía porque no publicaba mis libros. Me costó mucho que publicaran uno de mis libros, Melancolía de los leones. Fueron unos años terribles. Era como ignorarme, que es costumbre aquí, lo hicieron con Lezama Lima. Esa cosa de que no te publicó, no existes y ya.

P. Una noche, cuando llegó a su casa en La Habana, escuchaba las sonatas de chelo de Bach. ¿Qué aporta la música en vida, así como otras artes?

R. Además de escribir hago poesía visual de collages. Es como un violín. Me saca del pensamiento y la reflexión obsesiva y compulsiva de la escritura. He hecho bastante de exposiciones, pero no le doy esa importancia, para mí es como un entretenimiento.

P. A pesar de esa obsesión compulsiva, sigue escribiendo...

R. Sigo escribiendo como principal objetivo de mi vida. La literatura es como algo sagrado. Lo que hay en la escritura no aparece en otro lugar, en los periódicos,en la televisión. En los libros están las verdades, las personalidades más profundas de la naturaleza humana.

P. No suelen gustarle las etiquetas que se cuelgan sobre usted, como por ejemplo, el Buckoski cubano. Da la impresión que no le entusiasma mucho el mundo editorial...

R. Durante un tiempo todo ese glamour me gustó y lo disfruté y fue estupendo. Pero ya hace años lo evito. No quiero más. Creo que tengo una vocación mística y poética en la vida, más que materialista y pragmática. Escribir es una experiencia espiritual.

Creo que tengo una vocación mística y poética en la vida, más que materialista y pragmática

P. En un mundo repleto de fake news, redes sociales digitales de ritmo vertiginoso y múltiples formatos audiovisuales, ¿cuál es el papel de la literatura?

R. No creo que la literatura esté en su mejor momento. Creo que va a ir entrando poco a poco en retroceso, porque los jóvenes están acostumbrados al teléfono y a leer dos líneas, no tienen paciencia para leer un libro. Soy un poco pesimistas con el futuro de la literatura.

P. Tiene una relación intensa con España. Pasa largas temporadas. Podría haberse instalado en España, así como en otros países, si hubiera querido. Sin embargo, continúa viviendo en La Habana. ¿Por qué?

R. Por amor, supongo. No sé bien. Vivo un poco en España y un poco aquí en La Habana.

P. ¿Cómo percibe la polarización política y la bronca constante de la clase política de España? ¿Siente que afecta a la gente?

R. Veo que está todo un poco crispado y la gente, malhumorada, muy estresada y como un poco desesperada, ¿no?

P. Cuba pasa por una situación económica delicada. Mucha gente ha emigrado en los últimos años. ¿La culpa la tiene el endurecimiento del bloqueo del gobierno de Donald Trump o el propio gobierno cubano?

R. El bloqueo recrudecido por Trump es genocida en grado máximo. El pueblo es el que sufre. Y el gobierno reconoce sus errores también. Así que es una situación muy dificil y estresante para todos.

P. Si pudiera rebobinar y cambiar algo en su vida, ¿qué sería?

R. Creo que no cambiaría nada. Todo ha sido un reto, algo diferente cada día. Y lo agradezco con todo mi corazón.

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