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Fernet con coca y empanadas en compañía de Evita y Maradona: Malasaña estrena el primer bar peronista de España

Perón Perón, el nuevo bar de la calle Pez y la apertura reciente más sorprendente en un barrio donde no paran de abrir y cerrar locales, aspira a convertirse en un punto de encuentro en torno a la política y la gastronomía

El bar restaurante argentino Perón Perón, en el barrio de Malasaña de Madrid.

El bar restaurante argentino Perón Perón, en el barrio de Malasaña de Madrid. / ALBA VIGARAY

Jacobo de Arce

Jacobo de Arce

La fachada no deja lugar a muchas dudas: un mural de Eva Perón en el que la primera dama tiene la cabeza nimbada, rodeada por ese círculo dorado que suele enmarcar las de los santos. Encima de Santa Evita, el nombre del local: Perón Perón. Y dentro, un bar con aires de museo, de sede de partido o sindicato, con todos los símbolos y todos los recuerdos que uno pueda imaginar, además de un montón de caras conocidas de la política argentina y de la izquierda mundial. El peronismo se ha instalado en la moderna Malasaña para reunir a los fieles a la causa, pero también a todo el que quiera disfrutar de la gastronomía más popular de aquel país, de las milanesas al fernet con coca o los panqueques. Sin olvidarnos de las omnipresentes empanadas, aquí mejores que las de esas cadenas infumables que inundan nuestras calles.

El Perón Perón de la calle Pez es el primero que abre en España, pero el cuarto después de los tres locales que ya existen en Argentina, dos en Buenos Aires y uno en Córdoba. En el origen de este particular proyecto está Daniel Narezo, un comunicador porteño procedente del mundo de la prensa y la radio que hace 15 años decidió montar con unos amigos, movidos por su compromiso político, el primero de estos bares. “Nosotros, los militantes revolucionarios del campo nacional y popular que resistimos a las derechas, creemos que nuestro lugar son las calles, las plazas... y también las tabernas”, explica por teléfono desde Andalucía, donde pasa unos días de descanso después de varias semanas de paliza rematando cada detalle del local. “Siempre estuvo en mi cabeza llevar fuera de los límites de Argentina este concepto, y me pareció que el mejor lugar para hacerlo era Madrid, donde Perón vivió exiliado 18 años después de ser derrocado por una dictadura militar en 1955”. Que decidiera instalarse en un país que también se regía por una dictadura con bastante de militar es un asunto que dejaremos fuera de la ecuación por ahora.

Cientos de objetos relacionados con Juan Domingo y Eva Perón decoran este de Malasaña.

Cientos de objetos relacionados con Juan Domingo y Eva Perón decoran este de Malasaña. / ALBA VIGARAY

Perón Perón ocupa el local en el que hasta ahora estaba el Pez Gordo, un popular bar de Malasaña que llevaba algunos años en declive. Jose Nahas, uno de los socios en el nuevo proyecto, argentino de Córdoba, fue uno de sus últimos propietarios y trató de reflotarlo, pero la oportunidad de sumarse a un negocio de gran éxito en su país le convenció para dar el giro de timón definitivo. Él es quien lleva el día a día del local. Hay un tercer socio, Santiago Busso, también argentino residente en Madrid. Pero ha sido Narezo, que vive en Buenos Aires, quien se ha ocupado de reformular el espacio y el que se ha traído del otro lado del Atlántico quince maletas llenas de elementos decorativos y otros objetos que llenan un local en el que no queda un centímetro de pared vacía. Por todas partes hay cientos de fotos, balones, banderines y camisetas de fútbol, bombos con mensaje político de los que se usan en las ‘marchas’, documentos importantes para el peronismo como una copia de la Constitución del país que estaba destinada a Néstor Kirchner y objetos con historia: una vieja urna de madera se utilizó en las primeras elecciones, las de 1951, en las que se permitió el voto femenino gracias a una ley impulsada por Evita.

También viajó con él la joya del local: una talla de la lideresa política y espiritual argentina que preside el altar que le han dedicado al lado de la entrada. Los dos murales gigantes que hay en las paredes laterales, uno con Juan Domingo y Eva Perón y el otro con Diego Armando Maradona, simpatizante de la causa, los pintó Juan Luis Salazar ‘Danna’. Los rótulos con el típico fileteado porteño son obra de Facundo Leguizamón. A los dos se los trajo Narezo de Buenos Aires para que dejaran estas muestras de su arte en Malasaña. En una vitrina señalada como ‘tienda peronista’ se venden todo tipo de cachivaches: llaveros, estampitas, bustos, tazas o tote bags con las imágenes de Eva Perón y de su marido. También los indispensables kits del mate. Si uno sacase un contador Geiger de argentinidad, se fundiría. Narezo dice que todo lo que se vende ahí es para “militantes que son artesanos y hacen esas pequeñas producciones a mano. Nosotros simplemente les damos un espacio en nuestro bar”. También se ha dejado espacio en los murales para que la gente escriba sus propios mensajes, igual que se aceptan las aportaciones de nuevos objetos decorativos. Aquí todo tiene algo de acto colectivo.

Bajo el fileteado porteño diseñado por Facundo Leguizamón, la tienda de obvjetos peronistas que aloja el bar.

Bajo el fileteado porteño diseñado por Facundo Leguizamón, la tienda de obvjetos peronistas que aloja el bar. / ALBA VIGARAY

Que en Argentina la política se toma muy en serio es algo conocido. Que a veces tiene algo de chiste (no solo allí, ojo), también. Ahí está Milei, mitad horror y mitad chanza. En Perón Perón el humor es importante, y está sobre todo en la carta. Un humor que no es precisamente blanco. En la carta de ‘tragos’, a la caipiroska la han llamado ‘Stalin’. No es lo más fuerte. “Tenemos un plato que se llama ‘Tabla de fiambres Pedro Eugenio’, por Pedro Eugenio Aramburu, el tipo que nos asesinó en la Plaza de Mayo. No es un homenaje a Aramburu, sino a todos los muertos que dejó ese hijo de puta bombardeando a la población civil [ocurrió en 1955]. O el ‘Panqueque Cobos’, que fue el vicepresidente de Nestor Kirchner y en una votación muy importante se nos dio vuelta, como los panqueques [tortitas en español peninsular], a los que también se les da vuelta” [risas]. Al bife de chorizo le han llamado ‘Al parquet’ (a juicio) y ‘El elegido del general’ es el clásico pastel de papas con el que, se dice, Eva conquistó a Juan Domingo. Al fernet con coca, la copa nacional por antonomasia, lo han llamado ‘Cordobazo’, como “la famosa revolución de Córdoba liderada por Agustín Tosco, que ya no era peronista, pero el fernet con coca es una bebida inventada por los cordobeses y llevada al éxito mundial”.

Botellas y recuerdos peronista tras la barra de Perón Perón.

Botellas y recuerdos peronistas tras la barra de Perón Perón. / ALBA VIGARAY

A ojos españoles o europeos, encontrarse rodeado de tantas evocaciones de una tendencia política, y tan personalizada en un puñado de figuras, con tal nivel de idolatría, resulta bastante extraño. O quizá propio de épocas pasadas y poco felices. Por eso es una buena ocasión para preguntar al fundador de este bar qué es exactamente ese fenómeno difícil de entender que es el peronismo, una supuesta ideología en la históricamente han cabido desde la extrema izquierda de Montoneros a la extrema derecha de la Triple A, de la economía planificada al neoliberalismo salvaje. “A la gente le cuesta mucho entender el peronismo, en cambio a mí me resulta extremadamente sencillo”, se explica. “Es un movimiento sobre todo profundamente humanista que contempla que el hombre trabaja, que el hombre ama, que el hombre goza, que el hombre sufre. Con unos lineamientos muy sencillos: nuestra prioridad son los más vulnerables. ¿Quién podría estar en contra de que un niño tenga prioridad, o de que, en su momento, la mujer pudiera votar, o de que un trabajador necesita vivir dignamente? Los lineamientos del peronismo son muy simples y muy poco discutibles”.

¿No hay fisuras entonces en el respeto a las figuras que adornan el bar, Juan Domingo Perón, Evita y Diego Armando Maradona? “Nosotros no tenemos miradas individuales o personalistas. ¿Qué quiere decir esto? De Maradona uno podrá decir cualquier cosa, lo de la droga… qué sé yo. Pero como figura, lo que él significó para el pueblo argentino, es efectivamente Dios, y esa imagen no decae ni un minuto. No era solo un jugador de fútbol, era un gladiador. Nunca perdió su condición de clase, nunca se cayó, se peleó contra todos los poderosos… Nadie le dio más alegrías al pueblo, y eso es muy importante, lo mismo que pasa con Evita o con Perón. La alegría del pueblo es un concepto muy importante para los peronistas, y la gente no olvida a las personas que le dan alegría al pueblo”.

El mural de Diego Armando Maradona, obra de Juan Luis Salazar ‘Danna’

El mural de Diego Armando Maradona, obra de Juan Luis Salazar ‘Danna’ / ALBA VIGARAY

Ese populismo y su clara inclinación a la izquierda son muy evidentes en este bar de Malasaña incluso para quienes no estén familiarizados con la política argentina o latinoamericana. En el pasillo que conduce hacia los baños y la cocina, una pared con varias decenas de fotos es una especie de hall of fame en el que, junto a los rostros de los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, de los Kirchner, de Pepe Mújica, de Lula o de Evo Morales, no faltan un puñado de españoles: ahí están, entre otros, Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, Monedero, Mónica García, Rita Maestre o Errejón, que no se perdió una inauguración a la que acudieron, según Narezo, unas 400 personas. “La proximidad que sentimos con ellos tal vez no sea de una profunda afinidad política, más allá del progresismo que tenemos en común. Pero yo creo que, después de Franco, estos son los únicos tipos de la izquierda que han logrado, desde que se fundó Podemos, hacer una política más popular, y es una pena que estén divididos. El peronismo, en cambio, tiene una virtud: nosotros podemos tener diferencias internas, pero frente al enemigo somos un bloque”.

Pablo Iglesias, abajo a la derecha, en la galería de ilustres del Perón Perón.

Pablo Iglesias, abajo a la derecha, en la galería de ilustres del Perón Perón. / ALBA VIGARAY

Ahora que Milei tiene el poder en Argentina, ¿son los Perón Perón más necesarios que nunca? “La Argentina entró en una espiral descendente terrible, de la que me cuesta creer que vayamos a salir alguna vez", se lamenta. “Con Miley estamos en una situación jodida -continúa-. Desde el punto de vista del bar, cuánto más triste está la sociedad, más se junta la gente en el Perón Perón, porque nosotros necesitamos, como dice un dicho argentino, ‘un palenque donde rascarse'. Vivimos en una época muy impersonal, todo el tiempo con el teléfono, uno tiene 10.000 amigos en las redes pero no tiene ninguno... El peronismo es todo lo contrario. Nosotros somos militantes de base, nos tocamos, nos miramos, nos juntamos. Hay transpiración de por medio. Y ese humanismo, en momentos de un gobierno tan poco humano como es el de Milei, ese humanismo reflorece. ¿Y dónde se junta? Pues se junta en los barrios, las calles, las plazas y los bares. Y nosotros somos el bar de la política por excelencia”.