El Tour desde mi sofá

Y va 'Superman' Pogacar y se hunde el quinto día

Vale, puede que fuese una pequeña, diminuta, inapreciable 'pájara', pero cuando campeonísimos y dictadores como Tadej Pogacar flaquean, todo el mundo se asusta

Tadej Pogacar.

Tadej Pogacar.

Emilio Pérez de Rozas

Iba contando Perico Delgado que cuando, en sus tiempos (de gloria), él subía esa misma montaña (el Col de Marie Blanque), en compañía de otro grande como él, del mismísimo Bernard Hinault, llevaba un plato de 41 dientes y piñón de 23, “ahora estos chavales llevan un plato de 36 dientes y piñón del 30” y, casi, casi, se le escapaba la risa al decir algo así como “hombre, entonces tenías que tirar de fuerza, de riñones, todo era físico y, ahora, tienes las piernas más frescas porque la carencia de pedaleo te permite ir tirando poco a poco”.

Que no lo decía, nooooooo, por favor, con sorna, ni como diciendo "lo nuestro sí que era duro". No, no, no, que va, que va, simplemente lo contaba como dato técnico, mecánico, de evolución del tiempo, de las bicis, de la técnica y de cómo se corre ahora. Lo decía, siempre, siempre, con un tono de admiración porque si algo tienen estos caballeros que retransmiten, en TVE, el 

Tour

 es que aman, adoran y admiran a los 176 ciclistas del pelotón, ahora ya menos, sí.

El 'rey', desnudo

Lo cierto es que lo que ha ocurrido hoy en el Tour, mira por donde, no se lo esperaba nadie, nadie, ni mucho menos Perico. Nadie acertó que, después de los primeros días de dominio y celebración por parte del esloveno Tadej Pogacar

y su impresionante (y rico, muy rico) UAE Team Emirates, en las primeras etapas del País Vasco, de pronto el ‘rey’ se mostrase desnudo en la primera etapa durita de montaña. ¡Y restan un montón! El susto, al menos, ya lo tiene en el cuerpo y el chico danés Jonas Vingegaard

 (24 años del favorito y 26, del candidato) y su no menos poderoso Jumbo Visma le ha metido, eso, en el cuerpo más de un minuto.

Como decía papá Carlos Sainz cuando acababa tercera o cuarto la primera etapa de un rally mundialista “esto no es como empieza, sino como acaba”. Cierto, pero lo cierto es que ya sabemos que ‘Superman’  Pogacar no está tan bien, tan bien, como pretendió demostrarnos en Bilbao. O todo es un truco. O todo es pura táctica. No sé yo, los grandes no suelen hacer esas cosas. Y menos los que van de ‘canibales’, es decir, aquellos campeones que no dejan ni las migajas para sus rivales y menos para un rival tan señalado como Vingegaard, que demostró su poderío en el Dapuhiné mientras el esloveno estaba en la última fase de recuperación de la dichosa fractura de muñeca (escafoides izquierdo) que le arruinó, en Lieja, la preparación para el Tour.

Vingegaard a la llegada del Tour de Francia.

Vingegaard a la llegada del Tour de Francia. / AFP

Contaba Perico al unísono con el gran, el inmenso, el irrepetible Miguel Indurain “que la mejor táctica que podía emplear Vingegaard era intentar sacar de su zona de confort al esloveno y, a partir de ahí, después de inquietarle, de meterle la duda en el cuerpo, tratar de controlar la carrera con inteligencia”. Ese era, sin duda, el más puro ‘estilo Induráin’, alejado de la manera de correr explosiva de Pogacar.

'Carlitos', el siguiente

Como dice, insisto, papá Sainz, con muchísimos kilómetros y trofeos en su vitrina, esto es muy largo, pero aún no ha terminado la primera semana de la ronda francesa y ya hay quien duda de Pogacar. Mala cosa esa, tratándose de un campeonísimo. Mala cosa esa cuando hablamos (o dudamos) de alguien que ha arrasado en el pasado y parece, pues un día malo lo tiene cualquiera, que ha llegado al Tour dispuesto a seguir demostrando que es e ‘rey’.

Un Tour, por cierto, del que, tal vez, salgamos llevando a hombros a un chavalito de Almuñecar, Carlitos Rodríguez, de 22 años, del que pronto, muy pronto, se dirá que es ‘el siguiente’, es decir, el ‘el elegido’, aquel que sacará del ostracismo, incluso en este Tour que aún no ha empezado, al ciclismo español, que lleva cinco años sin ganar una etapa de la ronda francesa, el último vencedor fue Omar Fraile, en el 2018, en Mende.