HISTORIA

SD Indautxu, el equipo de barrio centenario que exportaba jugadores a la selección española

El conjunto bilbaíno es el que ha llevado más jugadores a Primera sin haber jugado nunca en la máxima categoría

Alineación titular de la SD Indautxu en un partido de la temporada 1957/1958 ante el Deportivo.

Alineación titular de la SD Indautxu en un partido de la temporada 1957/1958 ante el Deportivo. / CEDIDA

A muchos turistas, y también a algún bilbaíno, les resultará extraño que en Indautxu, un barrio céntrico de clase media, se inaugurara hace 115 años una plaza de toros justo en la misma zona donde ahora abundan los comercios y, sobre todo, los bares de pinchos. Ocurrió el 15 de agosto de 1909, fecha de la festividad de la virgen de Begoña. Fue una novillada con picadores para Ostoncioncito, Recajo y Reverte. En ese mismo barrio repleto entonces de chalets, la mayoría de ellos propiedad de una familia que hizo una gran fortuna con la minería como los Allende, nació hace un siglo de la mano de José Allende la Sociedad Deportiva Indautxu. El Café Olaeta de la calle Gordóniz fue testigo privilegiado del alumbramiento de aquella aventura.

Se trata de un club, que sin llegar jamás a militar en Primera División, fue el germen de grandes jugadores que han llegado a jugar en la máxima categoría, e incluso con la selección. Son los casos de José Eulogio Gárate, Jesús Pereda o Eusebio Ríos. En sus orígenes, los jugadores lucían su clásica camiseta roja y pantalón negro. En las primeras fotografías del club aparecen las caras de futbolistas que antes habían militado en el Athletic como Ignacio Allende (1905-06) o su hermano Antón que compartió vestuario nada menos que con Belauste, Acedo y el gran Rafael Morero Aranzadi, 'Pichichi'.

Indautxu, "el equipo de los señoritos"

Entrenaban y jugaban en auténticos patatales como el campo de Ontxena, situado en Indautxu en el solar donde se construyó años más tarde el colegio de Jesuitas, o el Tximbo-Ibarra de la Campa de los Ingleses. Su bautismo de fuego llegó dos días antes de la Nochevieja de 1924 con victoria 2-1 frente a la Gimnástica de Torrelavega. Bilbao era entonces una ciudad pequeña y todo el fútbol lo acaparaba el Athletic. La cohabitación se hacía imposible, así que el club desapareció en 1929 en medio de la más absoluta indiferencia.

Tras la contienda civil un grupo de alumnos de Jesuitas comenzó a entrenarse por libre, y así es como el Indautxu renació en 1940 de la mano de Jaime de Olaso con el pomposo nombre del “equipo de los señoritos” porque la mayoría de los jugadores tenían carrera universitaria. En tan solo cinco años lograron el campeonato de España de aficionados nada menos que frente al Barcelona. Una auténtica hombrada. Fue justo esa temporada cuando cambió el color de su pantalón para pasar del negro al actual azul y hasta de campo.

1945, cuando el Indautxu se proclamó campeón de España de aficionados al vencer al FC Barcelona en San Mamés.

1945, cuando el Indautxu se proclamó campeón de España de aficionados al vencer al FC Barcelona en San Mamés. / EPE / ARCHIVO

Por aquella época el equipo no tenía un terreno de juego propio. Se iba alternando como podía para disputar sus partidos como local en Erandio (Ategorri), Durango (San Fausto) o Barakaldo (Lasesarre). Hasta el Athletic tuvo un detalle con ellos al cederles durante un tiempo los terrenos de Ibaiondo. Su suerte cambió con el coronel del Regimiento de Infantería Fidel Pradal Valls, que ordenó construir en 1946 un campo de fútbol junto al cuartel del Ejército que acogía a la brigada Garellano. Ese fue precisamente el nombre que adoptó el campo donde los bilbaínos se pasaron casi media vida ejerciendo de anfitriones (1948-1996).

Durante los años de la posguerra el Indautxu, que tenía su sede social en los bajos del Bar Niza en la calle Ercilla, no era ningún desconocido pese a no codearse con la élite del fútbol y ser un club vocacionalmente amateur. De hecho, en aquella época los grandes clubes ya se habían fijado en el enorme potencial de su cantera. 

Se hablaba de un defensa alto y fuerte de Gernika que empezaba a despuntar llamado Ángel Arzanegi. El jugador tuvo muchas novias hasta que el Real Madrid apostó fuerte por él y se llevó el gato al agua. Allí permaneció durante cinco temporadas (1941-1946). No fue un caso único. La historia se repitió 16 años después con un joven nacido en Medina de Pomar (Burgos), de nombre Jesús Pereda. El hecho de no haber nacido en el País Vasco le impidió jugar en el Athletic, un caso similar al que ocurrió años más tarde con Gárate. Otros que también salieron de las filas del Indautxu rumbo al Real Madrid fueron Juan Ochoantezana (1943-1945) y el portero lekeitiarra Andrés Mendieta (1965-1970), padre del internacional Gaizka Mendieta.  

1955: el ascenso a Segunda División

El campo de Garellano está asociado a la historia más reciente del club. Situado a muy pocos metros del estadio de San Mamés, fue construido para uso y disfrute exclusivo de los militares. Al final, entre unos y otros convencieron a algún gerifalte para que se mostrara más generoso porque dos años después dio su brazo a torcer.

El terreno de juego se inauguró oficialmente el 17 de octubre de 1948. No tuvieron mucha suerte aquel día los locales porque cayeron derrotados 2-4 frente al Erandio. Las crónicas de la época hablan de un terreno de juego con un magnífico césped y donde el público llenaba las gradas con relativa con asiduidad. El campo, mientras tanto, fue compartido con el Basurto –el equipo del barrio donde estaba ubicado-, y con el Garellano formado por militares que llegaron a jugar en Tercera División. 

Sala de trofeos de la SD Indautxu, el club centenario de Bilbao que aporta jugadores a la selección.

Sala de trofeos de la SD Indautxu, el club centenario de Bilbao que aporta jugadores a la selección. / EPE / ARCHIVO

La década de los cincuenta significó para bilbaínos los años de mayo esplendor. En 1955 ascendió a Segunda División donde compitió de tú a tú con rivales de la entidad de Osasuna, que logró el ascenso en la temporada 1955-56, Zaragoza o Betis. El Indautxu consiguió un meritorio octavo puesto. Eso sí, contó con la ayuda de los míticos jugadores del Athletic Rafa Iriondo, como entrenador, de Panizo, en su última temporada antes de retirarse, y de Zarra que anotó 17 goles en 27 partidos antes de colgar las botas un año más tarde, o del 'txuri urdin' Sebastián Ontoria.

A nivel deportivo, eran días de vino y rosas. Trece temporadas seguidas en la división de plata del fútbol español era algo que nadie se podía imaginar. Y menos aún que pudiera quedar en tercera posición en dos ocasiones. A nivel económico ya era otro cantar.

Un club vendedor a la fuerza

Las recaudaciones eran muy bajas y no cubrían de gastos de fichas y viajes, así que el Indautxu se convirtió a la fuerza en un club vendedor de la mano de Jaime de Olaso, que adquirió notoriedad por ser un gran negociador. De hecho, su fama llegó tan lejos que el mismísimo Santiago Bernabéu le llegó a ofrecer por carta la presidencia de la entidad blanca. Al menos eso cuenta el propio Olaso en su libro 'Cuando el balón no es redondo'. Mientras ostentó la presidencia del club hasta 1966 le quitaban los jugadores de las manos. Ignacio Azkarate, José María Argoitia, Javier Etxebarria o Ignacio Uribe, entre otros, (Athletic); Luis Axpe, Joaquín Uria y José Luis Perea (Elche); Eusebio Ríos y José Luis Azkueta (Betis): José María Cobo (Sevilla), Santiago Isasi (Zaragoza) o Miguel Jones (Atlético de Madrid).  

Mención aparte merece el fichaje de Rafael Escudero por el Athletic. El futbolista del Indautxu era un habilidoso delantero convencido del amateurismo. La entidad rojiblanca llamó a sus puertas en la temporada 1943-44 cuando la sombra del descenso, o al menos de jugar la promoción, se cernía sobre la entidad rojiblanca. No dudó ni un segundo en echar un cable al equipo del que era socio con una condición innegociable: defender la camiseta rojiblanca únicamente por su amor al Athletic, sin recibir contrapartida alguna, y solo hasta final de temporada.

Solo aceptó un reloj como pago por sus servicios. Rindió a plena satisfacción. En su primer partido de rojiblanco, el Athletic se impuso al Celta por 5-1 y Escudero anotó dos goles. Los leones también ganaron los seis siguientes encuentros y se salvaron hasta de jugar la promoción. Tuvo una vida muy corta. Falleció a los 34 años en un accidente de avión cuando viaja a Madrid junto a su esposa. 

Una cantera de la que salió Adu Ares

La marcha de Jaime de Olaso coincidió con el adiós a la categoría de plata en la temporada 1968-1969 junto con el Cádiz y el Xerez, pero ya con la iluminación eléctrica del campo. Los éxitos deportivos se quedaron para siempre en recuerdos en blanco y negro. El 28 de enero de 1996, el Indautxu, ya conocido también como 'Jalisco', disputó su último partido en Garellano, convertido ya años atrás en un campo de tierra, frente al equipo vizcaíno del Bérriz.

En la actualidad milita en la división de honor vizcaína y tiene más de 450 jugadores que se dividen en 28 equipos masculinos que disputan sus partidos en el campo de Iparralde, muy próximo al antiguo Garellano, convertido ahora en una enorme terminal de autobuses. También dispone de una reciente sección femenina, constituida por otros dos equipos

El club Indautxu no fue exclusivamente de fútbol. Tuvo sus secciones natación, baloncesto, waterpolo, hockey sobre patines y durante unos años de ciclismo. Su momento de gloria llegó de la mano de Jesús Loroño cuando conquistó con el maillot indautxutarra la Vuelta a España en 1957 y fue quinto en el Tour de Francia. Si el lector acude alguna vez a un concurso de televisión y le preguntan qué equipo ha llevado más jugadores a Primera División sin haber jugado nunca en la máxima categoría ya sabe la respuesta: el Indautxu. Por citar el último ejemplo, el joven Adu Ares que debutó hace dos años con el Athletic.  

El delantero del Athletic Club Adu Ares, jugador salido de la cantera del Indautxu.

El delantero del Athletic Club Adu Ares, jugador salido de la cantera del Indautxu. / MARISCAL / EFE