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Los vaivenes de Morata en el césped y en el mercado en busca de una estabilidad que nunca llega

El episodio de este martes, con el delantero deshaciendo a última hora su salida rumbo a la liga saudí y anunciando que seguirá de rojiblanco, es el último de una carrera marcada por la búsqueda infructuosa de reconocimiento y cariño

Álvaro Morata, con el Atlético.

Álvaro Morata, con el Atlético. / EFE / Kiko Huesca

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

Álvaro Morata se queda en el Atlético de Madrid. O eso afirma ahora, a fecha 2 de julio, cuando todavía quedan por delante dos meses de mercado de fichajes. "No puedo imaginar lo que tiene que ser ganar con esta camiseta y no voy a parar hasta conseguirlo", fue la frase con la que el delantero dio carpetazo este martes a la opción de marcharse, a sus 31 años, a la liga de Arabia Saudí, jurando amor, eterno ya es otra cosa, al club rojiblanco.

Una sentencia lapidaria que, con cualquier otro, significaría indudablemente que el 1 de septiembre, cuando se cierre el mercado, seguirá vistiendo de rojiblanco. Pero con Morata nunca se sabe. Porque, como ha demostrado en estas últimas tres semanas, los altos y bajos, tanto en el césped como en lo emocional y, por tanto, en su situación en el mercado, han sido una constante durante toda su carrera.

En el mensaje de Morata, publicado en su cuenta de Instagram, iba implícita la aceptación de que la opción de marcharse estuvo muy cerca. Sentimental y permeable como pocos a lo que se habla sobre él, la noticias de que el Atlético buscaba delantero en el mercado le afectaron, sintiéndose como uno de los señalados por la irregular campaña del club colchonero. Y en esta ocasión decidió comunicarlo directamente, en primera persona.

"Me imagino que lo que sale en prensa es lo que han hablado ellos (en referencia a los dirigentes del club rojiblanco). Yo no he hablado con nadie. Si leo que el Atleti quiere fichar a ocho delanteros me imagino que es porque no soy la prioridad del club", expresó durante una entrevista con la Cadena Ser en el inicio de la concentración de la selección española para la Eurocopa de Alemania "Tengo 31 años, en octubre hago los 32, no me puedo quedar en el Atleti para no jugar", aseguró Morata, visiblemente contrariado.

"Para mí lo más fácil sería no estar jugando en España, por mi vida, por lo que tengo que vivir. Lo más fácil sería irme a jugar fuera. Muchas veces mis hijos, que tienen cinco años, no entienden por qué hay gente que le tiene tanta rabia a su padre", añadió, dando a entender que, en ese momento, su predisposición a salir no solo del Atlético, si no también del país.

Nueva marcha atrás

No es la primera vez que el delantero, con contrato hasta 2027, da marcha atrás a la hora de salir del club rojiblanco. El verano pasado ya amagó con irse para acabar quedándose, en ese caso tras una conversación en pleno campo de entrenamiento con Simeone durante la pretemporada.

"Lo fácil el verano pasado hubiera sido irme. Tenía ofertas mejores económicamente, grandes equipos (sonó para clubes italianos como Inter, Roma, Juventus y Milan), pero tengo la ilusión de ganar con el Atlético, cuando veo la gente cómo reacciona a nuestros partidos y a las victorias, pesa mucho esa parte", se explayó Morata, dejando una rendija a la opción de seguir, como ahora parece que ocurrirá.

De confirmarse su permanencia en el Atlético, sería la primera vez que conseguiría estar tres temporadas seguidas en un mismo club. También sería, en total, su quinta campaña en el club rojiblanco, del que salió en 2020 cedido hacia la Juventus, donde ya había jugado años antes, para hacer viable la llegada de Luis Suárez al club rojiblanco.

El jugador español que más dinero ha movido

"Aquí me siento deseado, me siento querido, tengo todo lo que necesito", dijo, entonces, al arrancar la que también era su segunda etapa en el club italiano, poniendo sobre la mesa el que ha sido el sino de carrera: la búsqueda infructuosa de reconocimiento y cariño.

El principal motivo, más allá de las filias y fobias que despierta su figura, está en su relación con el gol. En ninguno de sus equipos ha terminado de cumplir las expectativas que se depositaron en él desde su irrupción en el Real Madrid y, como delantero que es, ha terminado por convertirse en una relación tóxica. No en vano es el jugador español que más dinero ha movido históricamente (más de 200 millones) en el mercado de fichajes, habiendo jugado en clubes históricos como la Juventus (en dos etapas) y el Chelsea, además del Atlético (en dos etapas) y el Real Madrid (en dos etapas).

Reticencias por su pasado blanco

Una etiqueta, la de haber jugado en el club blanco, de la que nunca ha terminado de desligarse de cara a la afición del Atlético, a pesar de sus muchos intentos de demostrar que su equipo cuando era un niño era el rojiblanco, en el que fue canterano antes de recalar en las categorías inferiores del Madrid. Y que también han hecho mella en el madrileño, como ha reconocido en alguna ocasión.

“Al principio fue difícil venir del Madrid al Atlético, la gente no me aceptaba mucho. Sentía que a la gente no le gustaba que estuviera aquí", confesaba, de hecho, Morata en la serie 'LALIGA: más allá del gol', que se estrenará en Netflix el 15 de julio. "He vivido muchas cosas que nadie las merece", profundizaba el capitán de la selección, que la pasada temporada parecía haber conseguido por fin dar la vuelta a la situación tras una primera vuelta en la que superó todos sus registros goleadores (19 tantos hasta enero).

Sin embargo, se diluyó en la segunda, en la que solo vio puerta en dos ocasiones, y del subidón del principio de temporada pasó, como tantas veces en su carrera, a las dudas. Una mala dinámica que terminó de explotar en la vuelta de los cuartos de la Champions contra el Borussia Dortmund, en los que el Atlético fue eliminado, cuando falló en un mano a mano en el arranque del choque que le volvió a dejar señalado.

Simeone, principal valedor de su llegada al club en 2019 procedente del Chelsea, le cambió ese día en el descanso y dejó de contar con él, relegándole a la suplencia en las últimas cinco jornadas de Liga. Aún así, públicamente, siempre defendió su trabajo y su potencial, recalcando que de su contundencia de cara a puerta dependían en gran parte las opciones de competir por los títulos del Atlético. Esas que, el año que viene, volverán a pasar por sus botas, si Morata mantiene su palabra.