LA NUEVA ESPAÑA

El angustioso relato de una asturiana secuestrada en su casa por unos encapuchados armados

Jannet de la Puente Marcos, que fue golpeada y encañonada con una pistola, logró liberarse con astucia y escapar: "Me esposaron manos y pies con cinta americana y me empezaron a golpear con una toalla mojada"

A la derecha, Janet de la Puente, delante de su casa, hablando con dos investigadoras de la Guardia Civil.

A la derecha, Janet de la Puente, delante de su casa, hablando con dos investigadoras de la Guardia Civil. / D. M.

David Montañés

"Me querían matar, pero yo sola me las arreglé para salvarme". Con esta sobrecogeradora conclusión explica Jannet de la Puente Marcos el violento secuestro que sufrió durante más de cinco horas en su casa de Valdefarrucos, en Aller. Dos encapuchados entraron a la fuerza en la vivienda forzando una ventana trasera y, tras maniatar y amordazar con cinta aislante, la estuvieron golpeando y amenazando con una pistola durante casi toda la madrugada del viernes, desde las cuatro hasta las nueve y media. Tras aguantar un auténtico suplicio, esta jubilada allerana recurrió al valor y a la astucia para lograr escapar de sus captores poniendo en práctica recursos sorprendentes. Ya en la calle pidió ayuda a los vecinos, obligando a los delincuentes a emprender la huida, no sin antes haber obtenido un botín en dinero y joyas.

"Es increíble la valentía y el tremendo aguante que ha demostrado tener. Lo que ha tenido que vivir tuvo que ser un infierno". Los vecinos de Valdefarrucos no salen de su asombro ante lo sucedido. Janet de la Puente reside en una vivienda unifamiliar anexa a la carretera general que une Valdefarrucos con Moreda, justo a espaldas del pozo Santiago. Vive sola en la casa, ya que su marido falleció hace algún tiempo. "Son una familia muy querida, muy amables y trabajadores", explican sus allegados. Son además muy conocidos, ya que regentaron varios negocios en Moreda, incluida una sidrería.

Janet de la Puente llevaba una vida tranquila disfrutando de una merecida jubilación, hasta que la pasada madrugada dos atracadores encapuchados forzaron la reja de unas de las ventanas traseras de su casa y se colaron dentro. Era las cuatro de la mañana. "Me esposaron manos y pies con cinta americana y me empezaron a golpear con una toalla mojada. Estuvieron así durante horas preguntándome una y otra vez donde estaba el dinero", relata.

"Me llegaron a encañonar con una pistola", añade la víctima. Ella les decía que desde que su marido falleció no había dinero en casa. "Me replicaban que si seguía sin decirles nada me tendrían que mandar con mi marido al otro mundo". Entre golpes y amenazas fue pasando la madrugada. Una hora, dos, tres, cuatro…. Jannet de la Puente soportó todo ese tiempo estoicamente atada en el baño y amordazada. Los ladrones iban y venían buscando cosas de valor: "Querían dinero". Llegó un momento en que el agotamiento se adueñó de la valiente propietaria de la casa. Lo cuenta así: "Estaba convencida de que me iban a matar. Empezaron a llenar de agua la bañera y me decían que me iban a meter dentro con el secador de pelo enchufado".

En un momento de lucidez, a Jannet de la Puente se le ocurrió un plan. "Les dije que mi marido guardaba dinero en un mueble del segundo piso de la casa, para ver si así me dejaban sola un momento". Así fue, aprovechó y se hizo con unas tijeras. Usando la boca como agarre logró cortarse las ataduras y liberarse. "Los oía andar por la planta de arriba, así que sigilosamente me fui acercando a la puerta de la casa. Lo único que pensaba es que ojalá estuvieran las llaves en la cerradura, por dentro, ya que de no ser así tenía pensado tirarme por la ventana". Finalmente pudo salir por la puerta y comenzó a dar voces pidieron ayuda a los vecinos. Eran las nueve y media de la mañana y ya había movimiento por la calle. En ese momento pasaba un autobús por la carretera y dos jóvenes de la zona acudieron ante la desesperada llamada de auxilio.

La huida

Sorprendidos por la audacia de Jannet, los atracadores abandonaron corriendo la casa. No lo hicieron con las manos vacías, ya que tuvieron tiempo de recoger dinero y joyas que habían ido encontrando por la casa durante los registros. Varios vecinos los vieron huir pistola en mano. Se subieron a un coche negro de gran cilindrada que estaba aparcado a unos 200 metros de distancia. Es muy probable que hubiera un tercer asaltante en el vehículo.

La Guardia Civil tomó declaración a todos los testigos y realizó minuciosas pesquisas en los alrededores. El operativo para localizar y detener a los atracadores está en marcha. Los vecinos confían en el trabajo del instituto armado. "Han buscado cámaras y recabado toda la información posible. Han sido muy diligentes", destacan los testigos, convencidos de que los delincuentes "terminarán cayendo". Mientras, Jannet de la Puente sorprendía a todos por su entereza. "Si, le eché mucho valor", concedía.