EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO

Castellón roza las 100 maltratadas en riesgo alto, su máximo histórico

Estos casos son el doble que hace un año y requieren vigilancia policial exhaustiva y más medios

Vigilia contra la violencia machista en Castellón

Vigilia contra la violencia machista en Castellón / KMY ROS

Nuria B. Bigné

Castellón no había tenido nunca en su historia tantas mujeres víctimas de violencia de género en riesgo alto como este año. Según datos del Sistema de Seguimiento del Ministerio del Interior, eran al inicio del verano un total de 92, además de otras dos en riesgo extremo --la categoría más grave existente--. Suponen casi el doble de casos que hace un año, cuando solo había unas 51 mujeres en esta situación policial.

Conscientes de la necesidad de garantizar su supervivencia y de frenar los crímenes de género, ciudadanos y ciudadanas de Castellón se congregaron ayer en vigilias celebradas en 19 municipios de la provincia (más de un centenar en toda la Comunitat Valenciana) para exigir una protección eficiente tras los 14 asesinatos de género registrados en solo 16 días en España. Cerca de 200 asociaciones participaron anoche en esta iniciativa bajo el lema Fartes de violència masclista. Entre los municipios que acogieron la protesta estuvieron Castelló y Vila-real, frente a sus ayuntamientos.

Más de 11.000 afectadas

En total, son 11.082 las mujeres de la provincia que han estado sometidas a la lacra de la violencia machista desde que existen registros. Quizás es más sencillo acercarse a la magnitud del problema si se compara la cifra con un dato poblacional: hay más maltratadas en Castellón que vecinos tiene l’Alcora. En estos momentos, hay activos 2.435 casos, según Interior, y otros 10.282 están inactivos.

Las medidas del riesgo alto

Los recursos que deben destinarse a la protección de las afectadas son, cada vez mayores, pues cuando la Policía Nacional o la Guardia Civil establecen esta categoría (riesgo alto), hay aparejadas una serie de medidas preventivas, tales como: vigilancias frecuentes y aleatorias en el domicilio y el puesto de trabajo de la maltratada; control de la entrada y salida en el centro educativo de sus hijos; así como insistir a la víctima en su traslado a un centro de acogida. 

En el caso del riesgo extremo, la vigilancia debe ser permanente hasta que las circunstancias del agresor dejen de ser una amenaza inminente, diseñándose un plan de seguridad personalizado.

Todas estas medidas de protección provocan, por ejemplo, que una víctima vaya escoltada por dos agentes a hacer la compra a un supermercado, que sea acompañada para recoger a sus hijos en el colegio, llevarlos al médico o, como pasó hace escasas semanas en Castelló, que dos policías uniformados acompañen a una mujer a disfrutar de una tarde de playa y permanezcan a escasos metros de ella, en la arena, mientras toma el sol y se baña.

Piden más medios

Estas medidas, sin duda, salvan vidas, pero también pueden estigmatizar a las víctimas --mujer e hijos-- y requieren de más recursos por parte de la administración. Aunque las policías locales se reparten a las afectadas con Guardia Civil y Policía Nacional, los sindicatos insisten en que "sada vez, se necesitan más agentes para ejercer esta protección porque hay más víctimas y los efectivos que se destinan a este cometido, dejan de hacer otras funciones". "Hay que dotar mejor a las plantillas para poder luchar contra la violencia machista y el resto de los delitos", inciden fuentes sindicales consultadas.

Menos intensas son las medidas sobre el agresor, al que solo se le realizan vigilancias esporádicas, instando también a las autoridades judiciales a su seguimiento mediante un dispositivo telemático (una pulsera).