'MADRILEÑEANDO'

Por refugios climáticos y fiestas de verano de Madrid

El Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes se ha convertido en estos días en un refugio abierto a todos los ciudadanos en plena ola de calor

Terraza del Círculo de Bellas Artes.

Terraza del Círculo de Bellas Artes.

Euprepio Padula

Euprepio Padula

A lo largo de estos días del ecuador del mes de julio estamos viviendo la que, probablemente, sea la ola de calor más extremo que recordamos. Una locura térmica que ha hecho que los termómetros alcancen los 44 grados en el Valle del Guadalquivir. En el centro de la península, más concretamente en la capital de España, en Madrid, la situación no ha sido más bonancible. El pasado jueves, 18 de julio, se convirtió en una de las jornadas más calurosas desde que hay registros. La situación no tiene trazas de mejorar a lo largo de la próxima semana y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ya anuncia nuevas olas de calor. ¿Qué está ocurriendo?

El calentamiento global es un hecho incuestionable. Sólo los negacionistas, los populistas de la derecha más extrema o los locos de atar pueden discutirlo. Cada vez son menos, afortunadamente, pero aunque parezca increíble aún se siguen escuchando voces que discrepan abierta y ruidosamente de esta realidad. Las islas de calor que se generan en las grandes ciudades exigen una respuesta activa para proteger a la ciudadanía; adaptarse es una necesidad urgente.

El Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes se ha convertido en estos días en un refugio climático abierto a todos los ciudadanos. Tal y como nos explican desde esta Institución, un refugio climático es un espacio accesible en el que guarecernos de tan tremendas temperaturas que amenazan nuestro discurrir cotidiano y nuestra salud. La particularidad de espacios de este tipo es que son completamente abiertos y su finalidad no es dineraria. No son espacios creados para el consumo.

El que acaba de crear el Círculo es, sencillamente, maravilloso. Ubicado en la estancia más amplia y diáfana de esta venerable casa, está concebido como una plaza. Una plaza cubierta, eso sí, pero fresca. Está cuajada de vegetación, con más de trescientas plantas prestadas por el Vivero de Estufas del Retiro, y cuenta con rincones específicamente pensados tanto para el ocio como para el trabajo. En ellos es posible la actividad laboral online, pero también la lectura, juegos de mesa como el ajedrez, la conversación, o simplemente, el relajo más absoluto. Cerrar los ojos y dejarse llevar...

En suma, trabajo y descanso en perfecta armonía, con fuentes de agua para la hidratación e incluso una guardería para plantas. 

Para la puesta de largo de una iniciativa tan ambiciosa era necesario un acto tan extraordinario como el que tuvimos la suerte de vivir el pasado miércoles. El formato fue concebido como un debate entre la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y el director del Círculo de Bellas Artes, mi querido amigo el filósofo Rocco Lozano. Los dos compartieron una interesante charla sobre el papel de la cultura y de las artes en esta transición ecológica y en el necesario impulso hacia unos hábitos de vida más saludables.

Políticas audaces y sostenibles para una mejor calidad de vida

Teresa Ribera fue tajante a la hora de establecer la "necesidad de ciudades saludables y acogedoras". La vicepresidenta explicó que "las técnicas que nos permiten apostar por la salud pública son técnicas bellas, de convivencia, de cohabitación y de encuentro". No cabe duda de que el reto es nuclear, porque este reencuentro con la naturaleza y con lo verde es algo que necesitamos emocionalmente. Ribera puso un énfasis especial, siempre bajo la atenta escucha de Valerio Rocco, a la hora de focalizar Madrid como una ciudad hostil para las personas, en muchos momentos, a lo largo de estos tórridos veranos a los que nos aboca la emergencia climática.

Tras el coloquio, como no podía ser de otra manera, llegó la fiesta. Un impresionante evento, que puso el broche a la temporada del Círculo, y en el que nos reunimos más de cuatrocientas personas. ¡Qué otro remedio quedaba más que el de poner buena cara a la dureza del clima y recibir, de la mejor manera posible y a pesar de todo, este verano!

Durante unas horas maravillosas pudimos compartir conversación con la propia Teresa Ribera y con Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de empleo, como representantes del Ejecutivo. Se dejaron ver autoridades locales como la portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, Rita Maestre, Reyes Maroto, portavoz socialista, Emma López, concejal socialista en el Consistorio, o Manuela Bergeret, portavoz de Más Madrid en la Asamblea. Iñaki Carnicero, secretario general de Agenda Urbana, Jazmín Beirak, directora general de Derechos Culturales en el Ministerio de Cultura y la siempre entrañable Rosa Conde, vocal asesora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, nos enriquecieron también con su presencia. 

La representación diplomática corrió a cargo de los embajadores de Francia, Corea, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania. Compartimos confidencias con directores de centros culturales como Isabel Fuentes de Caixaforum, León de la Torre de Casa América, Julia Sánchez de la Escuela Reina Sofía, Pablo Gonzalo de Fundación Telefónica, Luis Arroyo del Ateneo, Pablo Berástegui de Casa Encendida, Elena Pita, directora Fundación Biodiversidad o Alberto Fesser, socio fundador de La Fábrica. Notables periodistas como Analía Plaza, de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, y Javier Salas y Luís Rodríguez Aizpeolea, de El País, además de la siempre imprescindible Eva Orúe, directora de la feria del Libro de Madrid, terminaron por componer una noche inolvidable.

¡Buen verano a todos y no olvidéis hidrataros, retomar el contacto con la naturaleza y buscar refugios climáticos como el del Círculo de bellas Artes de Madrid!