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Vota España, vota David Raya

Aunque en la selección no hablan de política, su pleno de puntos y portería a cero para acceder a octavos no pueden ser más ideológicos

David Raya, portero de España, en una de las múltiples intervenciones contra Albania.

David Raya, portero de España, en una de las múltiples intervenciones contra Albania. / Associated Press/LaPresse

A 'Willy' Bárcenas no le gusta que la selección española juegue con dos centrales franceses como Laporte y Le Normand. A otros les encanta, tanto como que Luis de la Fuente tenga la suficiente personalidad para defender la apuesta de la que es y será su pareja de centrales. O como que Lamine Yamal y Nico Williams sean los extremos a los que la selección gala pide no votar. Reflejos de la diversidad de un combinado nacional por el que hay que votar. Incluso en las noches complicadas donde emergen secundarios como David Raya, el guardián entre el centeno de España en lugar de Unai Simón.

La candidatura de consenso que se parece al 'equipo de todos' al que aspira en cada torneo la selección. Un proceso que empieza siempre con el abstencionismo y, con el paso de las rondas, se transforma en voto militante. Es fácil identificarse con el proyecto que comanda un Luis de la Fuente sencillo, pero consciente del grupo que maneja. Alguien capaz de no elevar el tono y, sin embargo, proclamar el favoritismo de una selección en la que rinden los titulares y los suplentes. El juego de equilibrios que opera hasta en posiciones comprometidas como la de portero. David Raya apagó las ansias de una Albania que buscó el conflicto desde el himno. Sin éxito.

El fútbol hace que sublimen las críticas, pero España llega a octavos con pleno de triunfos. Se respira el optimismo de las viejas citas. Un vestuario sano, con roles que mutan y la necesidad de creer en el conjunto. Hay que olvidarse de las estrellas. Cualquier álbum de cromos antiguo luce mejor y más fácil de recordar que el 'all-star' de una Eurocopa en la que existen favoritos, pero no ejemplos arrolladores como los de la selección en su década prodigiosa.

Sirva como amuleto para los supersticiosos que, frente a Albania se llevaron a cabo diez cambios. Lo mismo sucedió en la Eurocopa de 2008, cuando otro Luis, Aragonés, puso a diez nuevos titulares. Tan importante recordar que el valor que tuvo el fútbol de posesión en su día, así como la capacidad de Luis de la Fuente para superar una etapa que en cada pregunta encuentra una respuesta. Valorar el pasado ayuda a entender un presente donde el fútbol se ha impuesto al continuado ruido institucional.

Destapar viejos rencores es lo peor de la política de clubes. La de las camisas descoloridas que nunca se identifican con España por algún motivo. Frente al pensamiento excluyente, el valor de tener a Carvajal y Lamine Yamal en el mismo bando. Las grandes selecciones ganadoras han sido siempre heterogéneas, como la que ha atravesado la fase de grupos en un recorrido que sirve para el futuro. Este es un deporte cortoplacista, más aún en el fútbol de selecciones, pero pensar a largo plazo ayuda a crecer.

Esta es la España 2030, la del Mundial que se celebrará en territorio nacional y al que, por ejemplo, Ferran, autor del gol, llegará con 30 años. Tienen la vida por delante. El tiempo suficiente para aumentar el palmarés que les permita opinar de política, religión, cultura y lo que sea necesario. Con el mismo compromiso que demuestran en el campo, donde tienen el poder de iluminar el pasadizo de los que piden DNI para jugar. Un control de pasaportes y orígenes que, de hacerse efectivo, nunca habría permitido la firme candidatura de España a la Eurocopa. Una lista en la que caben todos e indulta a los que dudaron. Que se le pregunten a Cucurella.