FARO DE VIGO

Una escuela de talento para la industria naval

Una empresa resucita el aula de formación de la antigua Barreras para formar personal para astilleros y auxiliares

Una escuela de talento para la industria naval en la antigua Barreras.

Una escuela de talento para la industria naval en la antigua Barreras. / RICARDO GROBAS

En el escritorio de Eloy Agraso solo hay un ordenador y un vasito con café. Puede parecer hasta suficiente para arrancar un proyecto formativo con quince alumnos, pero ese escritorio impoluto con el café con leche a medio tomar dice mucho más. Lo dice casi todo. Porque antes no había en esta sala nada más que cristales rotos, palomas (vivas y muertas) y un heterogéneo muestrario de basuras. Estamos en la segunda planta del que había sido el centro de estudios –con salón de actos– de la desaparecida Hijos de J. Barreras, un edificio integrado ahora en las instalaciones de Astilleros Ría de Vigo (Grupo Armón). Aquí, con su empresa Quattro Formación, ha puesto en marcha una unidad formativa de empresas (UFE), subvencionada por la Xunta de Galicia, de la que al menos el 60% de los participantes saldrá con el compromiso de contratación para desempleados por un mínimo de seis meses. “Es tanta la falta de personal formado que hemos encajado bien, lo que buscamos es cubrir necesidades”, explica. Esta acción formativa es para soldadura MAG (Metal Active Gas) con hilo sólido e hilo tubular con núcleo fundente (Flux Cored Arc Welding, FCAW). El curso, homologado, echó a andar el 29 de mayo; este jueves los alumnos vistieron por primera vez sus EPI para empezar a probar con soldaduras.

El programa lectivo incluye prevención de riesgos laborales de soldadura y oxicorte, formación para la igualdad, operador de puente grúa o de inserción laboral. Aunque, en esencia, el itinerario –son 298 horas, hasta el 31 de julio– es básicamente práctico: los módulos de soldadura con hilo sólido y con hilo tubular suman más del 80% de las horas totales. Las instalaciones, una vez remozadas tras años de desuso por parte de los antiguos propietarios, exhiben un potencial inmenso. Hay dos aulas taller en la planta inferior, por ejemplo, con 250 metros cuadrados cada una. Allí los alumnos disponen de cabinas individuales para soldadura, pero hay mucho más: electroesmeriladoras, equipos de corte térmico o maquinaria para hacer chaflanes. Son espacios conectados con las naves de chapa del astillero, de modo que las grúas pueden mover piezas de acero de gran tamaño para realizar trabajos de cara a aprender con bloques reales. “Todo esto ha sido gracias al astillero”, comparte Agraso sobre la dirección de Armón Vigo. “Sin ellos esto no sería viable”.

Para los módulos teóricos la disponibilidad de espacios también es muy notable, con tres aulas polivalentes; en el tercer piso, un inmenso salón de actos que la propiedad anterior había dejado morir, a merced del polvo. De las palabras del gerente –y docente– de Quattro Formación emanan gestos continuos de agradecimiento. Como al Concello, “fueron muy diligentes en todo momento”; o a la administración autonómica, que singulariza en la persona de Zeltia Lago –directora xeral de Formación para el Empleo y Orientación– y su equipo. “Han estado siempre dispuestos a colaborar para llevar esto a cabo”. Y, de nuevo, a Armón. “El acuerdo con el astillero tiene un compromiso para ayudar lo máximo posible a las auxiliares, de manera que tengan acceso a formaciones obligatorias en el convenio”, así como para “necesidades específicas formativas que puedan requerir”. No hay puertas cerradas; empresas que no trabajen para Grupo Armón son bien recibidas también.

Arraigo

El perfil de los alumnos que participan en este primer curso –Quattro Formación volverá con una segunda edición en septiembre– es heterogéneo, con edades diversas, y la mayor parte son personas desempleadas. Pero está homologado también para personal ocupado, a modo de mejora de la capacitación, por ejemplo, “crecer dentro de la empresa”, detalla Eloy Agraso. Dos de los participantes, además, convierten este proyecto en una iniciativa todavía más novedosa: son extranjeros que reciben una autorización de residencia temporal –tienen que llevar dos años en España, tres meses en Galicia– precisamente para formarse.

Ambos entraron en el programa gracias a Stella Maris. La calificación de “apto” es la que faculta a gestionar el trámite con Extranjería para obtener un permiso de trabajo y, con empleo vinculado a los estudios que está realizando ese alumno, la residencia. Es una iniciativa prácticamente virgen en Galicia, con un precedente en Lugo a cargo de Cáritas Diocesana en colaboración con la Xunta. El pasado abril se entregaron los diplomas de la primera edición de este proyecto piloto.

“El recibimiento ha sido muy bueno”. Sabe que al menos nueve de los alumnos tendrán un contrato mínimo de seis meses cuando rematen el curso; en caso de que alguno abandone el puesto de trabajo en ese periodo, Quattro Formación tendrá que ofrecer un reemplazo a la empresa.

A cierre del primer trimestre el naval privado gallego sumaba una cartera con 42 pedidos, generadores de casi siete millones de horas de trabajo, como detalló FARO. Buques de última generación, aunque moldeados con la esencia de siempre de unas manos expertas en acero que hay que saber ensamblar.

  1. Una formación homologada
  2. Consta de 298 horas y rematará el 31 de julio. Tiene módulos con 240 horas para soldadura con hilo sólido e hilo tubular.
  3. Instalaciones rehabilitadas
  4. Se imparte en Astilleros Ría de Vigo, a cargo de la empresa Quattro Formación. Los espacios estaban abandonados y en mal estado por la anterior propiedad del astillero.
  5. Programa arraigo por formación
  6. Habilitado para personas extracomunitarias de cara a su inserción laboral efectiva con permiso de residencia.