RUSIA
El hombre fuerte de Wagner en el Sahel estudió en Barcelona y ha sido sancionado por España
Se dedica a labores de desinformación dentro del grupo de mercenarios rusos, que perpetra matanzas y torturas en Malí y República Centroafricana
Se llama Dimitri Sytii, nació en Minsk (Bielorrusia) hace 34 años y actualmente es el director de la Casa de Rusia en Bangui, la capital de República Centroafricana. Además, es el hombre fuerte del grupo paramilitar Wagner en el Sahel. Por ello ha sido sancionado por España y el resto de países de la Unión Europea. “Dimitri Sytii tiene un papel destacado en el Grupo Wagner en la República Centroafricana y estrechos vínculos con Yevgeny Prigozhin [el líder del grupo]”, se lee en el BOE del pasado 25 de febrero, que replica el texto emitido por Bruselas. Se incluyen en la sanción todos los datos de Sytii (también escrito como Sytyi), incluida la dirección de su residencia oficial en San Petersburgo.,
Se le considera responsable de llevar a cabo la “estrategia de influencia del Grupo Wagner en la República Centroafricana”. Aunque la Casa de Rusia no forma parte oficialmente del Ministerio de Exteriores, se considera que no es más que una “ramificación cultural” del Kremlin. Solo que proyecta vídeos ensalzando la figura de un grupo paramilitar violento y radical como Wagner.
El grupo Wagner, además de operaciones militares, ayuda a las dictaduras locales (de Malí o República Centroafricana) en la imposición de un relato político para las masas, explica a este diario una especialista en seguridad en el Sahel que prefiere no dar su nombre por temor a represalias. “En Malí, por ejemplo, pagan a influencers para que den la versión del Gobierno”, explica. Además, distribuyen noticias falsas y manipuladas.
Matanzas y torturas de Wagner en Sahel
“El Grupo Wagner está incluido en la lista por cometer abusos graves de los derechos humanos que incluyen torturas y ejecuciones y homicidios extrajudiciales, sumarios o arbitrarios en varios países, incluida la República Centroafricana”, se lee como explicación de la sanción en el texto europeo. “Dada su posición influyente en la República Centroafricana y su papel destacado en el Grupo Wagner, es responsable de los graves abusos de los derechos humanos cometidos por el Grupo Wagner en la República Centroafricana”.
Dimitri Sytyi residió en Barcelona entre 2011 y 2012, años en los que se sacó un máster en gestión cultural por la Universidad Internacional de Cataluña, según los datos de su currículum, al que ha tenido acceso la ONG de investigación Dossier Center y ha publicado en All Eyes on Wagner, una organización de inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) que analiza todos los datos disponibles de los miembros de la organización de mercenarios. De hecho, según estos expertos, Sytyi es parte de esta “nueva generación de rusos educados en escuelas secundarias europeas, que han viajado por toda Europa”. También estudió negocios internacionales en la Universidad Estatal de Economía y Finanzas en San Petersburgo de 2006 a 2011, donde conoció a su esposa. Luego hizo un máster en marketing internacional y desarrollo de negocios en la escuela de negocios parisina Skema Business School, de 2014 a 2015.
El 16 de diciembre de 2022, Sytii resultó gravemente herido tras la explosión de un paquete bomba recibido en la Casa de Rusia en la capital centroafricana, según informó la agencia estatal de noticias rusa TAAS. El canal de Telegram de Wagner, acusó a Francia como responsable del ataque. El líder de Wagner aseguró que se trató de un atentado contra su hombre fuerte en el Sahel. Según Prigozhin, en el paquete ponía que era de parte de "de todos los franceses" para que "los rusos se vayan de África".
Wagner desestabiliza el Sahel
El grupo de mercenarios Wagner se ha dado a conocer para el gran público por su rol determinante en la invasión rusa de Ucrania. Recluta presos en las cárceles y los lleva como carne de cañón al frente del Donbás. Ahora, su papel está siendo clave en batallas como la de la ciudad de Bajmut. El creador de la empresa, Yevgeny Prigozhin, es un hombre fuerte del régimen muy cercano al presidente, Vladímir Putin. Está siendo crítico con el papel de los generales y otros oficiales de las Fuerzas Armadas rusas.
Pero Wagner era ya un viejo conocido para las cancillerías europeas por su papel desestabilizador en el Sahel, la franja de países subsaharianos que atraviesan el continente (Malí, República Centroafricana, Níger, Sudán, entre otros) y que en su mayoría sufren fuertes fenómenos violentos, normalmente de origen yihadista. Los paramilitares rusos son acusados de cometer clamorosas violaciones de los derechos humanos y de extraer recursos naturales para su beneficio, principalmente oro y diamantes, pero también uranio. Se los entregan los sátrapas locales a cambio de que les ayuden a “limpiar” sus países de oponentes o terroristas. No hacen preguntas incómodas. Wagner acaba de reconocer públicamente lo que todo el mundo sabía: que está presente en Malí ayudando al Gobierno en su lucha contra el yihadismo. “En Malí, EI y Al-Qaeda se han unido para luchar contra el PMC Wagner”, ha publicado el pasado jueves en Telegram su líder, Yevgueni Prigozhin, según ha adelantado el periodista experto en África Matteo Maillard.
En República Centroafricana, desde donde trabaja Dimitri Sytyi, se vive desde hace una década una guerra civil, ahora de baja intensidad. Durante años, las matanzas se sucedieron, y las denuncias de la implicación de soldados Wagner en los crímenes contra civiles producidos en ellas, también. El año pasado, mercenarios rusos mataron presuntamente centenares de civiles en una ofensiva lanzada sobre pueblos del país, entre ellos decenas de mineros en aldeas, según medios locales.
Hay constancia también del envío de armas por parte de Rusia a la República Centroafricana al menos en 2017, cuando Moscú usó su puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para conseguir una excepción al embargo. Ese año, Francia había decidido sacar sus tropas de su excolonia, y Wagner llenó el vacío, escribe Paul Stronski, investigador del Instituto Carnegie.
Wagner ha lanzado simultáneamente campañas de desinformación, una de las presuntas especialidades de Sytii. También habrían dado formación a los gobiernos dictatoriales de la región en la creación de campañas mediáticas de desinformación contra los grupos de oposición. Según el Dossier Center, Sytii ha trabajado en la Agencia de Investigación de Internet, organismo ruso de manipulación de la opinión pública. Esa agencia, creada en 2014 y con sede en San Petersburgo, se empezó a conocer por los ataques de desinformación durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Está acusada por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos de interferencia en el proceso electoral estadounidense.
Sytiii llegó a República Centroafricana en 2017. Un año después, se convertiría en accionista de la empresa Lobaye Invest SARL, afiliada al grupo Wagner desde el 10 de agosto de 2018. La empresa está presente en actividades mineras de diamantes y oro, según la información obtenida por el Dossier Center. El acuerdo de Wagner con la presidencia de la República Centroafricana consiste, además de las cuestiones de seguridad, en la realización de la llamada “comunicación estratégica”, es decir, propaganda. Para ello financian una radio (Lengo Songo) o periódicos como Le Monde En Vrai. También pagan a periodistas centroafricanos 20.000 FCFA, el equivalente a 30 euros) para cubrir eventos organizados por Rusia o para escribir artículos críticos con Francia.
Wagner en el Sahel
Según el Índice de Terrorismo Global de 2022, la mitad de todas las muertes relacionadas con el terrorismo en el mundo ocurren en el África subsahariana. Encabezan la lista Burkina Faso, Malí, y Níger.
El foco de mayor preocupación es Malí. Allí, el gobierno golpista se ha echado en brazos de la milicia rusa para que le ayude a luchar contra los distintos grupos islamistas. Ha expulsado al Ejército francés, que había emprendido una misión para combatir la amenaza yihadista en la región con miles de soldados, 55 de los cuales murieron en combate.
Naciones Unidas tiene documentadas “violaciones de los derechos humanos y la ley internacional humanitaria de las Fuerzas Armadas malienses y personal de seguridad extranjero”, un eufemismo en referencia a Wagner. Sólo en Malí, desde que este grupo paramilitar entró en acción se han multiplicado por cuatro las muertes de civiles, de 500 en 2020 a 2.000 en 2021, cuenta Colin Clarke, director de Soufan Group, en la revista Foreign Policy.
Wagner es un grupo de mercenarios. Cobra por sus acciones. En República Centroafricana, cuenta la experta antes citada, lo hacía por el oro. En Malí, el problema que está teniendo es que las principales minas están controladas por grupos fuertes militares, algunos de corte yihadista. Lo que estaría haciendo Wagner con esas matanzas es “limpiar” la zona para poder quedarse con la extracción de los metales preciosos. Y, en ese contexto, Dimitri Sytii, ruso de San Pertesburgo, que estudió gestión cultural en Barcelona y que está sancionado por España, se encarga de sus comunicaciones estratégicas.