ASIA

Las elecciones en la India concluyen con un descenso de la participación a temperaturas de más de 50 grados

Una ola de calor histórica obliga a los ciudadanos indios a elegir entre mantenerse a salvo en sus casas o salir a votar

Los resultados se conocerán el martes y todas las proyecciones apuntan a una tercera legislatura del primer ministro Narendra Modi

Un hombre bebe agua en Nueva Delhi durante la ola de calor

Un hombre bebe agua en Nueva Delhi durante la ola de calor / EP

Anushka se refugia de los más de 50 grados que golpean Delhi en el apartamento que comparte al sur de la capital india. Mientras lucha contra el desmayo por calor, se dirime sobre cómo lo hará para ir a votar. Tiene que ir a su ciudad natal, Rohtak, en el estado de Haryana, a unos 100 km al norte, un viaje de tres o cuatro horas por carreteras siempre colapsadas por el tráfico en autobuses atiborrados de techos que abrasan bajo el sol. Contempla la posibilidad de un taxi pero saca cuentas: unas 4.000 rupias (45 euros), entre la mitad y un tercio del sueldo medio en India. Fuera de sus posibilidades.

No estoy orgullosa de la decisión que tomé de no ir a votar”, dice Anushka a El Periódico, del mismo grupo editorial. “Tengo un sentimiento de culpa por no cumplir con mi deber”. A sus 21 años, estas eran las primeras elecciones en las que podía votar Anushka y estaba decidida a dar su apoyo a una oposición menguada frente al primer ministro Narendra Modi. Se repite la joven que tuvo que priorizar su salud, pero cada vez vuelve el pensamiento: “No hay razones que justifiquen no votar”.

Millones de migrantes rurales en las grandes urbes indias han visto truncadas sus expectativas de depositar su papeleta en unas elecciones presidenciales que terminaron ayer después de un mes y medio. La participación electoral ha sido del 67,4%, un punto porcentual menos que en los anteriores comicios hace cinco años, a pesar de haber registrado un mayor número de votos, hecho que se explica por la creciente población india. Se calcula que hay unos 18 millones de personas de entre 18 y 19 años.

Los resultados electorales se conocerán este martes y todas las proyecciones apuntan a una tercerea legislatura a Modi y su Partido del Pueblo Indio, el BJP, nacionalista hindú. Su historia personal de hombre que se ha hecho a sí mismo barre mayorías en un país todavía muy segregado por el arcaico sistema de castas. Y, a la vez, a lo largo de su década en el poder, ha recrudecido la represión contra las minorías étnicas, a menudo las más vulnerables en un país de amplias y múltiples brechas sociales. 

Récord de calor y sprint electoral

Los termómetros de Delhi alcanzaron los 52,9 grados centígrados esta semana -algunos aluden a un problema técnico que quizá disparó levemente el número, aun así, de récord. Una semana que marcaba el último sprint electoral tras un mes y medio de comicios escalonados para evitar aglomeraciones en un país superpoblado. El Departamento Meteorológico de Delhi decretó la situación de ola de calor “severa”, los colegios cancelaron las clases y ante la primera muerte de un trabajador por golpe de calor, el Gobierno mandó a casa a todos los trabajadores al aire libre --que representan el 75% de la mano de obra en India-- en las horas puntas de la tarde. 

Pero quedarse en casa es incompatible con votar. Y, además, no siempre es la mejor solución. “En las viviendas más humildes y los slums, hace más calor dentro que fuera. Los tejados de uralita se convierten en trampas mortales”, explica a este diario Shruti Deorah, directora del Centro de Energía y Clima de la India en la Universidad de Berkeley, California. “Y las personas que trabajan en la economía informal, una mayoría, si se quedan en casa no llevan comida a la mesa”, añade.

El clima extremo acentúa las brechas sociales. Harshika sí pudo votar en Nueva Delhi, donde vive. “Pertenezco al sector privilegiado de la sociedad que tiene una nevera en casa, aire acondicionado y agua corriente”, explica a El Periódico, en una mezcla de alivio y remordimiento. Solo un 10% de la sociedad India tiene acceso aire acondicionado. Junto a sus vecinos, Harshika baja al vigilante de su edificio agua fría, trozos cortados de sandía, e incluso le prestan ropa de algodón. “Pero tiene que atravesar la ciudad en bicicleta bajo un sol inclemente, arriesgarse a sufrir un golpe de calor y regresar a su casa para almacenar agua antes de que se haga tarde porque no tiene suministro continuo”, explica la chica. Cada vez que Harshika se aventura al exterior, carga un par de botellas extras de agua fría para poder dársela al primero que lo necesite. “Están muriendo muchas personas que viven en la calle en esta crisis climática,” dice, compungida. 

Estrés climático, anticipo de lo que viene en Europa

Asia está sufriendo su año más caluroso esta temporada, probablemente un anticipo de lo que le espera a Europa. Las altas temperaturas en India durante su verano (de marzo a mayo) solo las calma el Monzón, las lluvias torrenciales que suelen -o solían- ir de junio a septiembre. Pero el adelanto de las tormentas está agravando la sensación de humedad, mientras que el agua del Mar Índico supera los 30 grados, todo lo cual genera una sensación de bochorno insoportable incluso a kilómetros de la costa. “Es el estrés por calor. La imposibilidad del cuerpo de bajar la temperatura con el sudor, por la humedad”, explica Deorah, original de Delhi, y añade que puede causar fallo renal o un ataque al corazón.

Ante esta amenaza, la incapacidad de participar en las elecciones resulta menor. Sin embargo, el Gobierno que salga de estas votaciones deberá ocuparse también de la adaptación climática, que no ha sido prioritaria para la Administración de Modi. Mientras, Anushka, que no ha podido contribuir al cambio político que deseaba para su país, deberá concentrarse en mantener su organismo funcionando en su apartamento del sur de Delhi, probablemente viendo desde su televisor como Modi renueva como primer ministro por tercera vez.