ELECCIONES EEUU

Biden y sus aliados tratan de calmar el pánico demócrata ante su debacle en el debate con Trump

El demócrata, de 81 años, ha acentuado la preocupación por su declive en una actuación llena de balbuceos e ideas inconclusas

Primer cara a cara entre Trump y Biden

Video: Agencia Atlas / Foto: EFE

El primer debate entre Joe Biden y Donald Trump a poco más de cuatro meses de las elecciones del 5 de noviembre era un encuentro que se sabía crucial y se anticipaba como un potencial punto de inflexión en la carrera por la Casa Blanca. Se ha confirmado como tal, y de mala manera para los demócratas.

El pánico se instaló en la formación y entre sus estrategas y donantes ante una desastrosa actuación de Biden, un candidato de 81 años que desde el primero de los 90 minutos hasta el último protagonizó una debacle política, evidenciando la fragilidad y senilidad que durante tiempo ha sido preocupación para los votantes. Y por primera vez, voces que se habían resistido a reflejar esas mismas preocupaciones en público empezaron a plantear lo que unas horas antes no parecía posible: la idea de que Biden debería renunciar a su candidatura.

Las siguientes horas el propio Biden, mucho más vigoroso (y con un teleprompter) en un mitin en Carolina del Norte, la vicepresidenta Kamala Harris, los aliados del presidente en lo más alto del partido y pesos pesados de la formación como Hillary Clinton trataban de calmar la ansiedad y la sensación de un punto de inflexión. Insistían en que, pese a una mala actuación, no ha cambiado nada y rechazaban las llamadas a una retirada.

"Pretendo ganar estas elecciones", decía Biden en su acto electoral. "Sé que no soy un hombre joven, no hablo ni debato tan bien como solía, pero sé cómo decir la verdad, sé diferenciar lo que está bien de lo que está mal, sé cómo hacer este trabajo", afirmaba enérgico tras una intervención dedicada a atacar a Trump.

"No me presentaría otra vez si no creyera con todo mi corazón y mi alma que puedo hacer este trabajo", decía también Biden. Pero está hasta qué punto sus esfuerzos y los de sus aliados van a funcionar y ayudarle a superar lo sucedido el jueves.

Balbuceante, aturullado, confundido

La pregunta de los moderadores de CNN a ambos sobre la edad y las preocupaciones de los votantes (Trump tiene 78 años) no llegaba hasta la parte final del debate. Pero resultaba redundante. Porque a lo largo de los 90 minutos Biden se había mostrado balbuceante, aturullado, en ocasiones aparentemente confundido e incapaz de acabar algunas de sus propias ideas. La voz rasposa, supuestamente por un catarro, no ayudaba.

Biden ni siquiera conseguía hilar sus argumentos o concluirlos en lo que debían ser sus puntos fuertes, como la defensa del derecho el aborto o medidas que ha tomado para mejorar el acceso a la sanidad. Y con ideas inconexas, como en un momento en que ha tratado de hablar sin demasiado éxito de medidas para mejorar la seguridad en la frontera, ponía en bandeja los ataques de Trump: "No sé realmente que ha dicho al final de esa frase. No creo que él sepa lo que ha dicho", replicaba mordaz el republicano.

Fondo nublado

Esa actuación que hasta aliados del presidente tildaban de “dolorosa de ver” nublaba el contenido político del debate, que tocaba temas fundamentales en estas elecciones como la inflación, la inmigración, el aborto, las guerras en Ucrania y Gaza o la democracia.

Nublaba también la atención a las muchas falsedades y declaraciones descabelladas de Trump, que una vez más, por ejemplo, daba una versión irreal del asalto al Capitolio y minimizaba la gravedad de lo que ocurrió y seguía cuestionando la legitimidad de las elecciones de 2020 que perdió.

Porque frente a la figura decimada de Biden el republicano se mostraba agresivo pero disciplinado en las formas, con frases simples, directas y contundentes y con el beneficio de que los dos periodistas de CNN no retaran sus mentiras o exageraciones (tampoco lo hicieron con declaraciones de Biden). Y el día después no estaba centrado en las dos visiones de EEUU y de la política y las propuestas que ofrecen los dos candidatos, por más que se esforzaran en intentarlo los aliados de Biden.

Tampoco se centra la resaca de este debate en el cruces de insultos o ataques personales o en momentos otrora impensables en un debate presidencial como cuando Trump, del que Biden recordaba que es "criminal convicto",dijo: "No mantuve relaciones sexuales con una estrella porno".

La conversación es sobre Biden y el futuro de su candidatura.

"Un terremoto"

El presidente y los demócratas llegaban al debate, el que antes se ha celebrado en la historia, con la esperanza de dar un impulso al presidente, que según las encuestas está igualado con Trump pero lleva desventaja en los estados clave donde unas decenas de miles de votantes acaban decidiendo las elecciones. Lo que conseguían, en cambio, es lo que algunos expertos, como el consultor y encuestador Frank Luntz, definían como "un terremoto político".

David Plouffe, un estratega demócrata que llevó la campaña de Barack Obama en 2008, hablaba en MSNBC de "un momento Defcon1", usando la imagen de máxima alerta para el ejército. Y desde el anonimato otro veterano estratega demócrata le decía a 'The New York Times' aseguraba que "Joe tenía un profundo pozo de afecto entre demócratas y se ha secado".Ese estratega añadía: "Los partidos existen para ganar. El hombre en el escenario con Trump no puede ganar. El miedo a Trump suprimía la crítica a Biden. Ahora ese mismo miedo va a alimentar las llamadas para que se retire".

Lo que viene a continuación es una incógnita. De momento había un segundo debate organizado para el 10 de septiembre, una vez que se hayan celebrado ya las convenciones de los dos partidos, donde se deben formalizar las nominaciones de los candidatos. Y Biden, que el jueves pasaba tras el debate por una fiesta de seguidores en Atlanta, dijo: "nos vemos en el próximo".