ELECCIONES EN REINO UNIDO

Los 'tories', al borde del abismo tras 14 años en el Gobierno por las promesas incumplidas y las divisiones internas

"Realmente haría falta un milagro para ganar las elecciones, teniendo en cuenta que la lista de logros del Partido Conservador desde 2010 ha sido bastante limitada", afirman los analistas

El primer ministro británico, Rishi Sunak.

El primer ministro británico, Rishi Sunak. / EP

Al Partido Conservador le hace falta poco menos que un milagro para continuar en el poder tras las elecciones de este jueves en el Reino Unido. Todas las encuestas pronostican una derrota histórica de la formación liderada por el primer ministro, Rishi Sunak, quien ha tratado sin éxito de recuperar la confianza de unos electores cansados de 14 años de desgobierno y de promesas incumplidas. El Brexit, los escándalos y las divisiones internas -que acabaron con hasta cuatro primeros ministros antes de la llegada de Sunak- han dejado al partido al borde del abismo y ante el reto de iniciar un proceso profundo de reconstrucción, en el caso de que se confirmen las predicciones. 

El primer ministro se topó con un escenario poco favorable nada más llegar al poder. Su predecesora en el cargo, Liz Truss, tuvo que dimitir tan sólo 44 días después de su nombramiento tras provocar un terremoto financiero con un presupuesto que planteaba bajadas de impuestos multimillonarias a los más ricos, algo que se sumó a las fiestas protagonizadas por el exprimer ministro Boris Johnson durante la pandemia y a los casos de agresión sexual que salpicaron a algunos diputados del partido. El apoyo mayoritario a los 'tories', cosechado por el propio Johnson en 2019, se desvaneció en cuestión de tres años y las divisiones internas han vuelto a salir a flote desde entonces. 

"Las opciones de Sunak de remontar en las encuestas eran realmente limitadas cuando fue nombrado primer ministro", explica Tim Bale, profesor de Política de la Universidad Queen Mary de Londres y autor de varias investigaciones sobre el Partido Conservador. "Boris Johnson acabó con la reputación del partido en términos de integridad y Liz Truss acabó con la reputación del partido en términos de gestión económica. Realmente haría falta un milagro para ganar las elecciones, teniendo en cuenta que la lista de logros del Partido Conservador desde 2010 ha sido bastante limitada: la economía está estancada y el NHS [el Servicio Nacional de Salud] tiene numerosos problemas".

Promesas incumplidas

Sunak hizo una apuesta arriesgada poco después de acceder al cargo, consciente de la necesidad de un revulsivo para frenar el desgaste de su partido, y se comprometió a cumplir con cinco objetivos antes de terminar su mandato: reducir la inflación a la mitad, lograr el crecimiento económico, recortar la deuda pública, reducir las listas de espera en la sanidad pública y detener las llegadas de inmigrantes a través del Canal de la Mancha.

"Solo prometo lo que puedo cumplir y cumpliré lo que prometo", dijo en una rueda de prensa en enero de 2023. Más de 18 meses después, tan sólo ha logrado uno de sus objetivos, reducir la inflación a menos de la mitad, mientras que en otros ha fracasado estrepitosamente.

"Sunak ha cometido tres grandes errores", explica Bale. "No ha logrado desvincularse lo suficiente de Johnson y Truss, ha hecho promesas difíciles de cumplir y se ha obsesionado en perseguir a los potenciales votantes de Reform UK, olvidándose de los electores más inclinados por el Partido Laborista y por el Partido Liberal Demócrata".

La presión del ala dura del partido para tomar medidas drásticas para reducir la llegada de inmigrantes al país, una de las principales promesas del Brexit, ha obligado a Sunak a centrar su discurso en esta materia y ha dejado en un segundo plano la recuperación económica y la mejora de la sanidad pública, a pesar de que estos asuntos preocupan más a la población que la llegada de inmigrantes, según las encuestas.

Política migratoria

El actual Gobierno optó por seguir adelante con el plan de deportaciones de solicitantes de asilo a Ruanda, impulsado inicialmente por Johnson, pero los reveses judiciales han impedido su puesta en marcha y han echado por tierra las aspiraciones de recuperar al electorado más crítico con la inmigración. Un 83% de los británicos consideran que la gestión del Ejecutivo en esta materia ha sido mala, frente a un 7% que opinan que ha hecho un buen trabajo. 

El asunto migratorio ha profundizado al mismo tiempo la brecha interna entre el sector moderado del partido, contrario a medidas como la salida del Reino Unido del Convenio Europeo de los Derechos Humanos, y a un ala dura que considera que el primer ministro no está siendo lo suficientemente decidido a la hora de poner en marcha sus planes.

Unas diferencias que también se han evidenciado en asuntos como la lucha contra el cambio climático o el combate contra la criminalidad. En caso de confirmarse la derrota este jueves, los dos sectores deberán iniciar un proceso de renovación urgente y definir el nuevo rumbo del partido tras 14 años en el poder.