Qué fue de… Lorca, el cantante que triunfó en las radiofórmulas y realizó un viaje de ida y vuelta al infierno

Los temas del compositor e intérprete tuvieron bastante éxito a principios de los 2000. Actualmente, el madrileño trabaja de forma independiente 

Lorca tuvo una gran popularidad en la música, pero también pasó por momentos difíciles por su depresión y su adicción a las drogas.

Lorca tuvo una gran popularidad en la música, pero también pasó por momentos difíciles por su depresión y su adicción a las drogas. / ARCHIVO

La nostalgia es un éxito de ventas en España. Basta con ver la buena acogida que tienen últimamente en nuestro país los festivales de música que rinden homenaje a algunos de los temas más comerciales y sonados de épocas pasadas. Entre los muchos artistas que se han dejado ver en ese tipo de eventos se encuentra el cantante y compositor Lorca, al que muchos recordarán por canciones como Bésame en la boca, que en 2001 sonó en las principales radiofórmulas, apareció en discos recopilatorios de verano y animó interminables noches de juerga —y que en 2021 ‘resucitó’ gracias a una nueva versión grabada a dúo con la cantante Soraya Arnelas—.

El de Carabanchel nació en plena transición española, en el seno de una familia progresista y melómana. Pese a su reputación de guaperas y canalla, fue un niño bastante retraído y altamente sensible. "De pequeño era un pánfilo", dijo él mismo una vez. "Era el chico gordito del que todos se reían y que sufrió bullying durante parte de su infancia. Hasta que se me despertó el instinto animal. Recuerdo que un día perdí la paciencia y le puse la cara como un mapa al abusón de la clase [...]. De niño andaba siempre solo, caminaba solo y hablaba solo. Mientras le pegaba patadas a las piedras imaginaba situaciones e inventaba personajes".

A pesar de semejante derroche de creatividad, José Alfonso Lorca, al que la mayoría conoce por su apellido, llegó a la música de rebote. Es cierto que solía cantar en los recitales del instituto, pero también lo es que en su adolescencia fantaseaba con estudiar guion o arte dramático. Al final se matriculó en Comunicación Audiovisual, y fue durante esa etapa cuando conoció al también artista Salva Dávila, con el que montó un grupo bautizado como Sin Rumbo. De las cuatros personas que en un principio lo integraban, tan solo Lorca y Salva se acabaron tomando en serio el proyecto. Tanto es así que grabaron juntos una maqueta que acabó en manos del famoso productor Miguel Ángel Arenas, Capi, quien en 1995 los lanzó como una banda juvenil llamada Ciencias Naturales.

Totalmente entregado a la causa, Lorca se dedicó en esa época a estudiar canto y componer letras, e incluso aprendió a tocar la guitarra. Y aunque aquella aventura duró apenas un par de años, Ciencias Naturales sirvió para brindar tablas y colocar en el mapa musical a sus protagonistas, que fueron número uno en Argentina con su canción El poeta enamorado. "Éramos dos chavales y nos topamos con que, de la noche a la mañana, nos querían todas las grandes compañías", ha contado Lorca. "Acabamos firmando por Universal. Decían entonces que éramos una mezcla entre Los Pecos y Mecano [...]. Salva sigue siendo uno de mis mejores amigos, pero en aquellos días los egos de juventud nos jugaron una mala pasada, hubo discrepancias…”.

En el invierno de 1998, de la mano de Sony Music, Lorca lanzó su primera canción como solista. El tema formaba parte de un álbum intimista, El último quijote, que contó con la colaboración especial de Amaia Montero, entonces cantante de La Oreja de Van Gogh. "[La de El último quijote] Era una música más minimalista, intimista, poética… despistada", llegó a apuntar. "Yo venía de un grupo de fans y estaba algo confuso, más presionado. Se me enfocó como cantautor y esa es una palabra maldita aquí. Te encasillan como un artista que actúa en una sala pequeña delante de diez personas".

Éxito comercial y problemas con las drogas

Su salto al estrellato nacional se produjo realmente algo después, con Lorca (2001), un disco de pop y rock, producido por Luca Rustici y lleno de letras intensas, del que vendió cerca de 50 mil copias. "[Bésame en la boca] Me dio un sonido personal, con el que Lorca luego se desarrolla. Siempre digo que no es mi mejor canción... Pero es de esos temas a los que le tienes que estar eternamente agradecido", aseguró un hombre que, además de componer sus propios temas, ha escrito canciones para gente como Raimundo Amador, Kiko y Sara o Malú.

Tras superar la depresión que le ocasionó su decepción con la política de su compañía, el madrileño grabó el álbum con el que consolidaría su carrera: Serpiente con tacón (2004). Durante una temporada contó con la devoción de sus fans y el apoyo de las radiofórmulas. Pero ya incluso en esa etapa de éxito comercial y bonanza económica se apoderó de él una adicción a las drogas. El propio artista ha contado en alguna entrevista que a raíz de esto empezó a descuidar su carrera, y que vivió uno de los momentos más duros durante la preparación de un concierto en una de las salas más importantes de Mallorca. Con todas las entradas vendidas, la promotora de turno se vio obligada a cancelar aquel evento porque resulta que el cantante se encontraba demasiado perjudicado físicamente como para subirse al escenario. 

“Me di cuenta de que estaba faltando el respeto a la profesión, al público y a mí mismo. La droga puede ser tan sumamente potente como el amor [...]. Fue un infierno, tenías que inventarte pantomimas, paripés… Hasta que me di cuenta de que era una enfermedad, que me aislaba y me hacía desgraciado. Entonces, la industria me puso el estigma de 'maldito'. Jamás lo entenderé. Muchos artistas han pasado por ese mal trago, pero a algunos se les ha reído la gracia más que a otros”, apuntó luego sobre un periodo en que pasó de ser uno de los artistas más prometedores a verse sin discográfica y tener que aparcar temporalmente la música para rehabilitarse.

Altibajos en la industria

Vino entonces una época de altibajos para Lorca, que se vio navegando en un mar de dudas y desilusiones, pero también se resistió a tirar la toalla, apoyado siempre de forma incondicional por sus padres. Llegó incluso a arruinarse tratando de financiar su siguiente álbum, La frecuencia perfecta (2011), donde se pueden encontrar canciones que reflejan tanto su compromiso social como los vaivenes de su estado de ánimo. Y en 2014 sorprendió a sus seguidores con un disco recopilatorio (23 almas) que consiguió colocarse en los primeros puestos de ventas de iTunes a las pocas horas de publicarse.

"Esta industria está herida de muerte por un estudio de mercado que a mi juicio es una pantomima y una gilipollez, pues se sobrevalora en exceso a unos cuantos y se infravalora también en exceso a muchos otros. Hoy por hoy mi trabajo es independiente. Vendo La frecuencia perfecta en los conciertos, de manera cercana. Si se ha de vivir de la música en España hoy por hoy, más le vale a uno dedicarse al mundo del alambre", se quejó una vez el artista de 47 años, que en 2015 usó las redes sociales para anunciar públicamente que debía dejar por un tiempo los escenarios para tratar su trastorno bipolar.

En los últimos tiempos, Lorca ha cruzado varias veces el charco para actuar en Latinoamérica, donde su música sigue teniendo cierto tirón. A raíz de la pandemia, que él vivió con cierta tranquilidad desde su chalet a las afueras de Madrid, volvió a grabar algunos de sus temas más conocidos y retomó los conciertos. Ahora lleva ya también tiempo ultimando los detalles de un nuevo trabajo (Maratón) que debería salir a la venta a lo largo de 2024 y que, por lo visto, será su último disco de larga duración —pues, en sus propias palabras, "a partir de los 50, sinceramente, me gustaría trabajar la música desde otro punto de vista"—.