TENSIÓN EN LA IZQUIERDA

La relación entre Más Madrid y PSOE se resquebraja: la competencia por el voto aleja a sus líderes

Las diferencias entre ambas formaciones y sus dirigentes es cada vez más evidente

Mónica García y Juan Lobato en la Asamblea de Madrid.

Mónica García y Juan Lobato en la Asamblea de Madrid.

Elena Marín

Elena Marín

La relación entre Más Madrid y PSOE se va resquebrajando poco a poco. Desaparecido Podemos de la política madrileña, los dos partidos se disputan ahora el protagonismo en la oposición a Isabel Díaz Ayuso, pero lo hacen de forma tan dispar que la relación entre ambas formaciones y sus propios líderes se ha ido cuarteando en los últimos meses, rasgando el hilo que les unía para confrontar con el PP. De hacer una oposición casi en bloque, a marcar una posición propia que ha provocado que uno y otro consideren que van por caminos prácticamente opuestos.

La reacción ante los atentados de Hamás y la posterior respuesta del ejército israelí han sido el último ejemplo de las diferencias entre ambos partidos. La que ha llevado a Juan Lobato, secretario general y portavoz del PSOE, a calificar incluso de "mezquino" el "show" de los de Mónica García en la Asamblea de Madrid, equiparando su actitud a la de Isabel Díaz Ayuso. Si a la líder del PP la ha acusado de utilizar el conflicto entre palestinos e israelíes como la enésima excusa para confrontar con Pedro Sánchez e intentar ahondar en las diferencias entre los españoles, a la portavoz de Más Madrid le ha echado en cara haber sido partícipe de "un espectáculo lamentable" por haber impulsado su propio minuto de silencio en favor de las víctimas de la franja de Gaza durante su turno de intervención en el pleno, cuando la Asamblea solo había acordado hacerlo por las víctimas que provocó el atentado terrorista de Israel. "Minuto de la vergüenza", lo llamaron en las filas socialistas.

Posicionarse en el mapa ideológico

En las últimas legislaturas, a pesar de las diferencias entre ambos partidos, y también con Unidas Podemos, los calificativos no habían llegado a ese nivel por parte del PSOE. En Más Madrid evitan en público hacer algo similar, tienen clara su estrategia, que pasa por ignorar públicamente a los socialistas, no dar pábulo a sus declaraciones y alegar que es evidente que siguen caminos distintos. En privado insisten en esta idea de que Lobato representa a un espectro muy diferente al suyo, desdeñan sus iniciativas, sus formas e incluso desprecian sus intenciones muchas veces con guasa. "Que haga lo que quiera, no nos quita espacio", resumen en el ala más a la izquierda de la cámara autonómica.

Precisamente, uno de los puntos de desencuentro entre ambos es el lugar que ocupan en el mapa ideológico de Madrid. Los dos aspiran a ser el partido mayoritario de la izquierda, aunque Lobato cree que su crecimiento se producirá por el centro, en esa masa de electores flotante cuyo voto fluctúa entre el PP y el PSOE y que aplaude el acuerdo entre distintos; y en Más Madrid consideran que ese terreno en Madrid lo tiene ganado Ayuso y hay poco que rascar. Esta percepción se traduce también en cómo se gestionan las iniciativas en la Asamblea y cómo trata el PP a ambos partidos. Hace solo una semana, el mismo día que se debatía en un pleno bronco sobre la eventual amnistía a los independentistas, los de Lobato consensuaron con los populares un texto para la creación de una agencia de ciberseguridad en Madrid, propuesta que llegó a la cámara de la mano de los socialistas. El mismo día, los de Más Madrid, a pesar de haberlo intentado hasta 30 segundos antes, no lograron el acuerdo de los grupos para sacar adelante una iniciativa sobre la recuperación de la antigua fábrica de semiconductores de Tres Cantos. La sorpresa no fue solo el rechazo del PP, que amagó hasta el último minuto con apoyarlo, sino la oposición del PSOE a esta propuesta.

Afinidad personal

Pero más allá de lo ideológico, las relaciones personales tampoco ayudan. Son muchos los diputados rasos de ambos partidos que se entienden entre sí e incluso se consideran "amigos", pero la familiaridad entre las dos cabezas visibles se intuye cada vez menor. Se resume en cordial pero mínima, según fuentes de ambos partidos. "La relación es difícil", alegan en la dirección del PSOE mientras en las filas de Más Madrid siguen aún reprochando al dirigente socialista que la afinidad entre ambos partidos empezó a romperse con su llegada. "Con (Ángel) Gabilondo nuestra relación era buena, se pactaban incluso muchas iniciativas", explican en el lado de García, pero tienen interiorizado que todo dejó de fluir cuando Lobato llegó a la secretaría general del PSOE de Madrid y comenzó, durante la precampaña, a "atacarles" intentando arrinconarles como "los comunistas de Madrid", estrategia que no todos los socialistas madrileños compartieron.

Los de García se han sentido embestidos y les cuesta ya ocultar su rechazo a este otro grupo parlamentario. En el PSOE juzgan que en Más Madrid entienden la política solo desde la confrontación y buscan aislarles en ese cajón de crispación en el que también meten a Ayuso. En el espacio que queda entre ambas es donde Lobato intenta emerger como un representante público alejado de la polémica, con la confianza de que eso sea premiado por los madrileños.

De fondo, la contienda electoral. A cuatro años vista, uno y otro compiten por sacar la cabeza en una legislatura complicada para la oposición por la mayoría absoluta de Ayuso, y la lectura que hace cada partido de los resultados electorales es muy diferente. En Más Madrid están convencidos de que Lobato solo ha logrado sobrevivir, igualándoles en resultados, porque contaba con el tirón de los alcaldes y porque el propio Pedro Sánchez mueve a más socialistas de los que mueve él. En el PSOE creen que, partiendo de una posición de liderazgo y con una candidata más conocida que Lobato, Más Madrid ha tocado su techo.