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Vías Verdes de Madrid: 70 kilómetros para recorrer a pie o en bici por viejos caminos ferroviarios

El programa de recuperación de viejas vías de tren para uso de senderistas y ciclistas ha permitido rescatar en la Comunidad de Madrid tres itinerarios en Arganda del Rey, Estremera y Móstoles

Un adulto y un niño pedalean por la Vía Verde del Tajuña, entre Arganda del Rey y Ambite.

Un adulto y un niño pedalean por la Vía Verde del Tajuña, entre Arganda del Rey y Ambite. / CEDIDA

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Aunque de lo que en esta historia se trata es de avanzar, de ir hacia adelante, sea a pie, en patines o en bici, comencemos por echar la vista atrás. A la altura de 1993, existían en España más de 7.500 kilómetros de trazados ferroviarios en desuso o que, directamente, nunca llegaron a usarse porque no se terminaron las obras. El entonces Ministerio de Obras Públicas y Transportes, al que en ese año se añadieron el nombre y las atribuciones de Medio Ambiente y al frente del que estaba Josep Borrell, inició entonces el Programa Vías Verdes.

Consistía básicamente en acondicionar esas líneas abandonadas y reconvertirlas en itinerarios no motorizados para ciclistas y senderistas. Algunas recorren parajes singulares. Y el hecho de que al haber sido trazadas para la circulación de ferrocarriles no presentaban grandes pendientes o curvas sinuosas las hacía, en su mayoría, bastante accesibles.

Desde aquel 1993 se han invertido 230 millones de euros y las Vías Verdes trazan 135 itinerarios por toda España hasta sumar 3.300 kilómetros. Además, no solo los carriles se han restaurado. A un total de 125 estaciones que habían dejado de ser utilizadas se han reabierto para alojar servicios turísticos.

Aunque comunidades autónomas como Aragón, Cataluña, Castilla y León o Andalucía, tienen un mayor número de itinerarios, y más largos (la Vía del Aceite, por ejemplo, entre Jaén y Puente Genil, en la provincia de Córdoba, supone más de 120 kilómetros), en la Comunidad de Madrid también se ha procedido a la recuperación de Vías Verdes. En total son tres los caminos, que suman en conjunto algo más de 70 kilómetros.

-Vía Verde del Tajuña. Recorre casi 50 kilómetros entre Arganda del Rey y Ambite, ya cerca de la provincia de Guadalajara, y discurre por lo que históricamente fueron las vías del ferrocarril del Tajuña. Se inauguró en 1901 y pretendía servir para transportar los productos del campo de esta tierra regada por tres ríos, el Jarama, el Tajo, y el propio Tajuña, hasta Aragón, pero su construcción finalmente solo alcanzó a la localidad de Alocén, en Guadalajara. Estuvo en uso para transporte de pasajeros hasta 1953.

Además de la actividad física y del disfrute del paisaje, permite visitar el Museo del Ferrocarril de Arganda, en la antigua estación de La Poveda. En él se conservan distintos elementos ferroviarios, así como una colección de gorras, billetes de época, uniformes y la recreación de un despacho de jefe de estación.

En esta ruta se ofrece, además, la posibilidad, en algunas épocas del año, de subirse al único tren movido por una locomotora a vapor que funciona en la Comunidad de Madrid. Realiza un tramo de apenas 4 kilómetros, pero permite recrear cómo se viajaba en el famoso tren de Arganda, “que pita más que anda”.

Al final del trayecto, en Ambite, en lo que era la antigua estación, hay un restaurante, una piscina aire libre perfecta si se recorre la vía en verano, y un punto de alquiler de bicicletas.

-Vía Verde del Tren de los 40 Días. En realidad, es un ramal que recorre 14 kilómetros desde Carabaña, en el kilómetro 35 de la Vía Verde del Tajuña, hasta Estremera. Discurre entre olivos, campos de labor y elevadas trincheras, pues las tierras que recorra, así como las que atraviesa la Vía Verde del Tajuña, fueron escenario de la Batalla del Jarama, una de las más decisivas de la Guerra Civil. El nombre, de hecho, alude a la premura con que el presidente del Gobierno republicano Juan Negrín ordenó su construcción después de que los nacionales cercaran Madrid.

-Vía Verde del Río Guadarrama. Tiene su origen en el ferrocarril que entre 1887 y 1901 se construyó entre las provincias de Madrid y Toledo para unir la ribera del Manzanares, en la capital, con Almorox, ya en la provincia manchega. Al discurrir junto a los cauces de los ríos Guadarrama y Alberche, era muy popular entre los domingueros de los años 50, que en una época en que no abundaban las piscinas iban buscando las ‘playas’ de Madrid.

La senda hoy rehabilitada tiene una longitud de apenas 4,5 kilómetros y es muy plácida de recorrer por el Parque del Soto. Como premio, guarda para el final su mayor atractivo: un puente de hierro del siglo XIX construido para que el ferrocarril salvara el río Guadarrama.