COMUNIDAD DE MADRID

De cortafuegos a producto cosmético: la jara de la sierra de Madrid tendrá una segunda vida

Un proyecto del IMIDRA trabaja para la explotación agrícola de esta planta autóctona de la Península ibérica que puede servir para revitalizar económicamente algunas zonas despobladas

Imagen de jara negra o pringosa en la sierra norte de la Comunidad de Madrid.

Imagen de jara negra o pringosa en la sierra norte de la Comunidad de Madrid. / CM

Elena Marín

Elena Marín

Cistus ladanifer. La jara negra o pringosa crece silvestre en los montes de Madrid, ocupa en forma de matorral amplias extensiones de la región, pero su cultivo puede ser rentable y dar pie a una nueva actividad económica en la zona norte de la Comunidad que, además, ayude a limitar el riesgo de propagación de incendios.

Los productos derivados de esta planta, como, entre otros, el aceite esencial o el ládano, una especie de resina, pueden utilizarse para la elaboración de cosméticos, perfumería o en la industria farmacéutica. De ahí que el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) haya dedicado los últimos cinco años a averiguar el potencial económico y ambiental de la jara pringosa y después del verano vaya a comenzar una segunda fase con cultivos de diversas especies.

Pedro Vicente Mauri, Jefe de Área de Investigación Agroambiental del IMIDRA, explica que en el proyecto Biocistus 4.0 que llevan a cabo solo han trabajado con cultivo en laboratorio. Falta ahora ver cómo se gestiona y explota toda esa jara silvestre. De momento, detalla, van a probar "con el personal que está gestionando el monte, los bomberos". ¿Qué tienen que ver los bomberos con esta investigación? Pues que la jara que están talando para establecer cortafuegos en la sierra madrileña es la que se pretende que sirva, de momento, para la extracción de los productos derivados.

Mauri cree que al ser una planta prácticamente "única en la Península Ibérica" (apenas crece en el sur de Francia y algún otro lugar aislado) tiene interés para muchas empresas del sector de la cosmética. De hecho, el proyecto de investigación que comenzó en 2018 está financiado por la Comunidad de Madrid, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), la Universidad Politécnica de Valencia y varias empresas, según reconocen en la Consejería de Medioambiente, Agricultura e Interior. Varias compañías han mostrado interés en el desarrollo de esta investigación para su posterior explotación, pero de momento, está por ver qué ocurre en la segunda fase de la investigación.

Actividad económica y fijación de población

La explotación agrícola de la jara, que es en lo que está el IMIDRA, podría servir para favorecer los ingresos de los habitantes de la Sierra Norte, lugar en el que se ha desarrollado el proyecto. Es una de las zonas más despobladas de la región, en la que la jara ha colonizado prácticamente el terreno y, en un futuro, el cultivo de esta planta podría ayudar a revitalizar y fijar más habitantes en la zona.

Mauri explica que esta planta crece también en Andalucía, Extremadura y Murcia. En Huelva también se trabaja para extraer valor a la jara, pero se recolecta manualmente, explica el experto, y el paso añadido que se ha buscado en Madrid y que puede hacer rentable esta planta silvestre está en el uso de la aplicación de las tecnologías de la información y su mecanización.

"Su cultivo permite extraer productos de gran pureza -al evitar la mezcla con otras plantas asociadas que crecen de manera silvestre- y de alto valor añadido", explican desde la Consejería. El ládano sirve como fijador de aromas en perfumería, el aceite esencial tiene "propiedades astringentes, fotoprotectoras, cicatrizantes y biocidas con lo que se podría emplear en la formulación de cremas de belleza para eliminar manchas y daños en la piel". De hecho, el IMIDRA ha elaborado ya una crema a partir de hidrolato de la jara (el agua que se obtiene durante la destilación para obtener el aceite esencial) que actúa como calmante y antimanchas para el tratamiento de la piel. Mauri añade como ejemplo de los usos de los derivados de esta planta que los dentistas utilizan también el hidrolato de jara para cortar hemorragias en la extracción de muelas.

En la segunda fase de la investigación que comenzará a partir del 30 de septiembre, la idea es que se pueda trabajar también con "pequeños cultivos del híbrido". Se refiere así el experto del IMIDRA a plantas cruzadas que se dan de forma natural en el monte, pero de las cuales no han podido aún sacar aceite. Suele estar mezclada con "la jara vieja", de la que no se puede extraer aceite porque están secas. En esta etapa tendrá especial relevancia la "participación activa de la industria, el marketing y las estrategias de comercialización", según explican en la consejería.