MADRID

Duque de Rivas, la calle 'maldita' al lado de la Plaza Mayor: la mayoría de negocios llevan años cerrados

Siete locales comerciales llevan años cerrados sin que nadie los realquile en una vía que antes bullía con el comercio mayorista

"Es que es una calle de paso", razona un conductor de autobús de la EMT, que tiene dos líneas que arrancan en esta vía donde está el Palacio de Viana

Comercios cerrados en la calle Duque de Rivas, en Madrid

Comercios cerrados en la calle Duque de Rivas, en Madrid / ALBA VIGARAY

Roberto Bécares

Roberto Bécares

La calle Duque de Rivas, a escasos metros de la Plaza Mayor, es conocida por dos cosas. La primera, porque de ahí parten la Línea 18 y la 23 de la EMT. De hecho, a diario, a distintas horas, se ven grupos de conductores de autobús a punto de entrar a su turno. La segunda, que en sus 120 metros de recorrido está el Palacio de Viana, donde se encuentra la residencia el ministro de Exteriores, en este caso José Manuel Albares.

Go!, fuera de aquí", le conminan dos agentes de la Guardia Civil a un sinhogar extranjero que se ha instalado con sus cosas frente a la fachada del edificio residencial, que cuenta con las preceptivas medidas de seguridad. Se ven pocos transeuntes en la vía. Es una calle extraña Duque de Rivas. Ancha, pero poco frecuentada, sobre todo los últimos años, cuando la crisis económica y el Covid fueron cerrando la mayoría de los locales comerciales que había. 

Un local cerrado y vacío de la calle Duque de Rivas.

Un local cerrado y vacío de la calle Duque de Rivas. / ALBA VIGARAY

El lateral más al sur de la calle está plagado de verjas echadas en los bajos, como si pesara sobre ellos una maldición. Siete locales cerrados a cal y canto. En este lateral de los pares hubo en su día una tienda de vinos, la Unión Bolsera, una carpintería y varias tiendas de ropa de mayoristas. 

Alquiler caro

"Antes era carísimo el alquiler, y ahora todos están cerrados. La mayoría eran tiendas de ropa, pero se fueron yendo, a Cobo Calleja muchos", cuenta el responsable de la farmacia de la calle, uno de los pocos negocios abiertos, junto a una tienda de bisutería al por mayor, otra de diseño y la Gatoteca. 

"Uno de los edificios parece que lo están reformando por dentro y la carpintería la han convertido en un apartamento turístico", cuenta el farmacéutico sobre el bajo del número 8 que mantiene su bella fachada antigua protegida.  

"Esta calle en general es muy tranquila, es como para atravesar de un lado a otro, una calle de paso", señala un conductor de autobús antes de entrar a su turno. "Tiene tránsito a veces porque se celebran eventos de la embajada [de hecho, varias plazas de aparcamiento en batería están reservadas para la embajada ]", cuenta Lourdes, trabajadora de la tienda de bisutería, donde hay varias clientas buscando material entre miles de productos del muestrario. "Vendemos tanto a comerciantes como a particulares". 

Incluso el tráfico de la calle es bajísimo en comparación con la calle Colegiata, que la toca en uno de sus extremos, y que siempre está atascada, ya que es la que sube de Plaza Segovia Nueva a la Plaza de Tirso de Molina. De hecho, muchos conductores escapan de los atascos diarios por Duque de Rivas si la cosa se complica mucho. Es decir, es una calle de paso también para los conductores.

Un autobús aparcado frente al Palacio de Viana, residencia del ministro de Exteriores.

Un autobús aparcado frente al Palacio de Viana, residencia del ministro de Exteriores. / ALBA VIGARAY

Fachada protegida

Al final de la calle, en Concepción Jerónima, siguiendo con esa maldición, hay otro local emblemático cerrado. Se trata de la antigua sede de Mármoles Molina, levantada en el siglo XIX por el arquitecto José Urioste Velada y que está protegida. Antes, albergaba una tienda de ropa de niños, pero lleva meses cerrada: se alquila el local, de 250 m2 por 6.000 euros al mes. 

Lo cierto es que el cierre de la tienda que había y del resto de comercios de Duque de Rivas son ejemplos de la decadencia del llamado 'triángulo de la moda', donde se congregaban decenas de tiendas mayoristas en los alrededores de la Plaza de Jacinto Benavente. La crisis, el coronavirus y la competencia de las ventas online han ido languideciendo su negocio.