EN MADRID | A FONDO

La fotografía de Antonio Alcoba: una mirada a un Madrid que ya no existe

Una exposición en el Museo de Historia de Madrid rescata las imágenes de un fotógrafo que buscó lo que otros no veían en la capital en los años 60

Una fiesta popular en el Retiro fotografiada por Antonio Alcoba en los años 60.

Una fiesta popular en el Retiro fotografiada por Antonio Alcoba en los años 60. / ANTONIO ALCOBA

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Es un personaje singular. Empezó como botones en Arriba, acaso el periódico más emblemático de la Prensa del Movimiento, y se jubiló como profesor universitario, uno de los introductores de la enseñanza del periodismo deportivo en las facultades españolas. Por el camino aprendió a hacer fotografías. "Madrid me llevó a ser fotógrafo", le gusta decir a Antonio Alcoba. Una ciudad en plena transformación entonces, en la década de los años 60, y que, sin embargo, hoy parece lejana, perdida. Y que el Museo de Historia de Madrid recupera a partir del próximo jueves 13 de junio a través de 250 imágenes suyas en la exposición Madrid años 60. La mirada de Alcoba.

"Hace unos años, en 2019, nos llegó una oferta de un lote de fotografías", cuenta Sonia Fernández, jefa de colecciones del museo. La hizo el propio Alcoba. "La valoramos, le hicimos varias visitas para conocer bien los fondos y nos dimos cuenta de que tenía un valor documental increíble. Porque aunque a Antonio Alcoba se le conocía más como fotoperiodista deportivo, lo cierto es que tenía una archivo muy grande sobre la ciudad de Madrid".

Un carro tirado por una mula en el tráfico madrileño en la exposición 'Madrid años 60. La mirada de Alcoba'.

Un carro tirado por una mula en el tráfico madrileño en la exposición 'Madrid años 60. La mirada de Alcoba'. / ANTONIO ALCOBA

Con la pandemia de por medio, el proceso se ralentizó un poco pero finalmente el museo acabó por comprarle a Alcoba un fondo de más de 1.700 fotografías. Y en el proceso de catalogación se dieron cuenta de que esas imágenes transmitían muy bien, "cómo era aquel Madrid, el sentir de una ciudad que transitaba de la época de la autarquía al aperturismo". Las obras, los trabajadores de las calles, las fiestas... Aquel material, entendieron, tenía suficiente entidad para programar una exposición.

Fotografiar lo que los demás no ven

Nacido en Chamberí en 1935, Alcoba vivía con su madre y su tía y había tenido que empezar a trabajar desde niño. "Estuve en una droguería, luego en una tienda de ropa de mujeres en la calle Montera, ya cerca de la Puerta del Sol... Allí donde veía un cartel que decía 'Se busca chico' entraba a preguntar", recuerda él. Hasta que el jefe de su centuria en el Frente Juventudes, hijo del administrador del diario Arriba, le ayudó a conseguir un puesto de botones. Tenía 14 años.

Dos imágenes de la muestra sobre Alcoba que acogerá el Museo de Historia de Madrid.

Dos imágenes de la muestra sobre Alcoba que acogerá el Museo de Historia de Madrid. / ANTONIO ALCOBA

Trabajaba allí cuando uno de sus fotógrafos, José Pastor, se fijó en él. Empezó a llevárselo para que cargara con los flashes o le ayudara en el laboratorio. "Es el que me enseñó todo", cuenta décadas después. Cosas incluso que a su edad impresionaban como el reportaje que hicieron cuando un tranvía se accidentó en el Puente de Toledo, en mayo de 1952, con 15 muertos y más de 100 heridos. "Pastor era un genio. Buscaba lo que los demás no veían". Una lección que Alcoba interiorizaría.

Bañistas en una de las piscinas que documentó Alcoba en el Madrid de los años 60.

Bañistas en una de las piscinas que documentó Alcoba en el Madrid de los años 60. / ANTONIO ALCOBA

Pasó luego al taller de huecograbado del periódico. Y con el dinero que fue ganando se compró una cámara y empezó a hacer sus fotografías, que luego vendía a otros periódicos. Con el tiempo llegó a publicar en Diario Madrid, en Informaciones, en Abc, en Ya, en La Gaceta Ilustrada, en Europa Press... Pero siempre con esa idea que aprendió de Pastor de buscar lo que otros no veían. "Me iba a pasear por Madrid y siempre encontraba algo: una curiosidad, un desastre, un socavón, los guardias montándose en sus motos...".

Cierto sentido burlón

Se ve bien en las fotografías de la exposición, donde lo mismo se encuentran aguadoras con sus faldas largas y sus sayas que jóvenes yeyés en minifalda; organilleros o un señor limpiando su imponente haiga; el tráfico en la calle Princesa o un niño y un adulto en un descampado viendo volar una cometa. "Son imágenes muy alejadas del estereotipo y del pintoresquismo y que captan muy bien la vida en esa ciudad en completa transformación que abandonaba ya la posguerra hacia la modernidad", explica Fernández, quien ve en algunas un cierto sentido burlón, una cierta mirada irónica. Como esa en la que se agolpan multitud de bañistas en una plataforma con el letrero "Prohibida la estancia en este trampolín de más de diez personas".

Una cuestación y un hombre y un niño con una cometa fotografiados por Alcoba.

Una cuestación y un hombre y un niño con una cometa fotografiados por Alcoba. / ANTONIO ALCOBA

Abundan también las imágenes de obras en un Madrid que Alcoba aún define hoy como "una ciudad inacabada". El paso elevado de Atocha (hoy desaparecido), la eliminación de los bulevares de Alberto Aguilera, Carranza y Génova, los inicios de la M30, la construcción del monumento a Calvo Sotelo en la plaza de Castilla o los trabajos en la Catedral de la Almudena están representados junto a ese Madrid de 600 y biscúters que empezaba a moverse. El propio fotógrafo tenía una moto con sidecar en la que iba a veces con otros colegas como Raúl Cancio o César Lucas.

Fiestas y deporte

Otro aspecto cotidiano hacia el que dirigió la mirada fueron las fiestas. A celebraciones populares como las de San Antonio de la Florida procuraba llegar antes que los demás para fotografiar la costumbre de rescatar alfileres de la pila de agua bendita de la ermita para ver el número de pretendientes. Pero como relata Fernández no eran solo las tradiciones: "También otras formas nuevas de divertirse como el Parque de Atracciones, que se inaugura en esa época o los locales de fiestas que se van abriendo y por los que se empieza a escuchar otras músicas como las matinales del Circo Price, donde debutaban grupos de rock como Los Bravos".

Hay, finalmente, en la muestra, que se podrá visitar hasta el 24 de octubre, una sección dedicada a la actividad que le dio más fama y trabajo como fotoperiodista: el deporte. También ahí trató de buscar lo que otros no veían. Cubrió fútbol, baloncesto, atletismo, que le gusta especialmente, competiciones automovilísticas, un homenaje al ciclista Federico Martín Bahamontes en el que tuvo un encontronazo con José Pastor, que le acusó de copiarle una foto y le rompió allí mismo la cámara, aunque acabaron reconduciendo la relación, o un ajedrez viviente que se organizó en el Palacio de los Deportes. A modo de curiosidad, esta sección se completa, además, con las dos antorchas olímpicas que tiene Alcoba, relevista en los Juegos de México '68 y Barcelona '92.

"En el fondo", concluye la jefa de Colecciones del Museo de Historia de Madrid, "hay una ciudad muy reconocible en estas imágenes, pero también hay un Madrid desaparecido. Y deja, y esto es una sensación personal, pero compartida con otras personas del museo, una sensación en parte optimista, porque muchas cosas han mejorado mucho de los años sesenta hasta aquí, pero también algo de nostalgia de un Madrid al que no había llegado la gentrificación para, si no borrar, sí difuminar algunas de sus peculiaridades".