EN MADRID | A FONDO

Piscinas en las azoteas de Madrid: un baño en las alturas

Las piletas en los tejados de edificios combinan el placer del agua y la sensación de dominio sobre la ciudad. Cada vez más hoteles en la capital las tienen y a algunas se puede acceder sin estar alojado. Advertencia: no son baratas

Piscina infinita del hotel The Madrid Edition, cerca de la Puerta del Sol.

Piscina infinita del hotel The Madrid Edition, cerca de la Puerta del Sol. / EDITION HOTELS

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

A casi 300 metros sobre el suelo, en una planta 77, la piscina infinita del Address Beach Resort pasa por ser la situada a mayor altura del mundo. Está en Dubai y en sus aguas solo pueden sumergirse huéspedes del resort mayores de 21 años. No es, se entiende, un capricho barato. Las habitaciones parten de los 473 euros la noche y llegan a los 1.600 euros. Y aun así, las piscinas en azoteas no dejan de tener algo de fascinante.

Anabel Vázquez, autora de Piscinosofía (Libros del K.O., 2023), lo tiene claro. "Combinan dos deseos", explica la autora de un volumen que lleva por subtítulo Tratado acuático y desordenado sobre piscinas reales e imaginadas. "A ese sentimiento de ligereza y de alegría que contagian las piscinas se suma la sensación de estar por encima de la ciudad, de dominarla, y esa es una combinación muy poderosa". Y añade un tercer motivo: "Aunque sea una palabra algo manoseada, las piscinas en las azoteas son glamourosas. Tienen una capacidad limitada, y eso te hace sentir parte de una comunidad elegida y disfrutona".

En Madrid hay muchas, más de las que parece, afirma Vázquez. En comunidades de vecinos privadas como la de Torres Blancas, obra de Francisco Javier Sáenz de Oiza a finales de los años 60, quizá la más icónica, tan carismática como el propio edificio; y en hoteles, particularmente en hoteles. En algunas se puede nadar, otras son apenas un vaso para darse un chapuzón y refrescarse. Pero en una ciudad en la que las temperaturas lo favorecen cada vez más y en la que la oferta hotelera no deja de crecer, con hasta 39 establecimientos de cinco estrellas a finales de 2023, no es extraño que emerjan. Aparte de un elemento diferenciador, a veces no hay suelo en que excavarlas. Solo en la Gran Vía y sus alrededores se pueden hallar más de media docena.

Constructivamente, explica Fernando Landecho, vocal de la junta directiva del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, no plantean mayor problema siempre que en el cálculo de estructuras se tenga en cuenta el efecto que tiene el peso del agua. "Un metro cúbico de agua pesa una tonelada", matiza. "Una piscina pequeña, de ocho metros de largo, puede contener unos 36 metros cúbicos de agua, es decir 36 toneladas, que es un peso considerable. Pero cuando los cálculos los hace un técnico no hay problema. De hecho, no son algo nuevo, ya a finales de los años 40 del siglo pasado el edificio España tenía una piscina en la azotea bastante grande".

Piscina en la azotea del hotel H10 Puerta de Alcalá.

Piscina en la azotea del hotel H10 Puerta de Alcalá. / H10 HOTELES

La más grande, con 75 años de historia

Aquella piscina ya ha desaparecido. Hoy el hotel Riu, en la misma ubicación, mantiene una pero más pequeña y solo para huéspedes. A menudo estas piscinas en tejados son pequeñas, apenas simbólicas. La mayoría, de hecho, son exclusivas para huéspedes. Pero sí existen algunos alojamientos que abren la posibilidad de sumergirse en sus estanques en altura a clientes que no se hospeden en sus habitaciones.

Y quizá, por peso histórico y por tamaño, la más significativa sea la del hotel Emperador, en el número 53 de la Gran Vía. En 2023 cumplió 75 años y en sus aguas se han bañado, entre muchos, Ava Gardner. Sophia Loren también solía alojarse. Vázquez, convencida de que cada piscina tiene su propia personalidad, la define como "la más social" de los tejados madrileños. Las vistas desde la décima planta del edificio, levantado por los hermanos Julián y Joaquín Otamendi, este último coautor con Antonio Palacios del Palacio de Cibeles, se extienden del Palacio Real a la Casa de Campo por un lado y sobre las estatuas que coronan los edificios de la Gran Vía y los tejados del Madrid que queda a su espalda.

Piscina en la décima planta del hotel Emperador, en la Gran Vía.

Piscina en la décima planta del hotel Emperador, en la Gran Vía. / HOTEL EMPERADOR

Sus dimensiones también la hacen distinta. Con unos 15 metros de largo por 10 de ancho alcanza una profundidad de 3 metros en su punto más hondo. En otras palabras, permite nadar, no es un pilón para el mero refresco. Durante años estuvo presidida por una estatua de Venus que se retiró con la reforma de toda la terraza del hotel que acometió en 2017 Ignacio García de Vinuesa. Hoy esa estatua, de algo más de un metro de alto, ha sido intervenida por el artista urbano Misterpiro y se exhibe en la azotea, pero no en la piscina.

Sujeta a disponibilidad de los clientes del hotel y de clientes de hoteles cercanos con los que el Emperador llega ocasionalmente a acuerdos para el uso de la piscina, permite el acceso a personas no alojadas desde 65 euros. "En último término, una piscina así nos ofrece un aspecto diferencial", afirma Lorena Villadóniga, directora de comunicación del hotel.

Con fruta y cava

La del Emperador, no obstante, no es la única a la que se puede acceder sin llave de habitación. En Aviador Zorita, no muy lejos del estadio Santiago Bernabéu, el hotel Nyx es una de las opciones. La piscina no es muy grande ni profunda, apenas 1,20 metros, pero nadie viene a estos enclaves a nadar realmente. Más se valoran las vistas, en este caso desde lo alto de un hotel de seis plantas. Además, la pileta añade un aliciente: su fondo está decorado con un diseño que recrea a la diosa griega de la noche, la misma que da nombre al hotel, obra del artista catalán Sergio Mora, que ha trabajado entre otros proyectos, para restaurantes en Miami y en Nueva York del chef José Andrés.

Piscina del hotel Nyx, cerca del estadio Santiago Bernabéu.

Piscina del hotel Nyx, cerca del estadio Santiago Bernabéu. / NYX HOTELS

Tanto la piscina como el bar de la azotea están abiertos de lunes a jueves para personas no alojadas en el hotel. Por 30 euros, una persona puede acceder, siempre en función de la disponibilidad, con derecho a toalla y a una consumición. Otra opción son los 150 euros de la entrada para dos personas que permiten disfrutar, además, de una cama balinesa, una bandeja de fruta y una botella de cava. El horario de baño es de 10.00h a 20.00h, si bien el bar permanece hasta las 23.00h.

En el que se autodefine como hotel hetero-friendly Axel, en Atocha, la azotea es uno de los atractivos, que incluye también piscina, de agua climatizada. El vaso no es muy grande, pero sirve para un chapuzón. Si hay disponibilidad, está abierta al público no alojado en ninguna de sus 88 habitaciones, pero no admite reservas. Funciona en horario desde mediodía hasta las nueve de la noche. Entre semana tiene un precio de 35 euros que sube, sin embargo, hasta los 39 euros los fines de semana.

Bajo reserva, y siempre sujeta a disponibilidad, existe la posibilidad de que clientes que no sean huéspedes accedan a la piscina del Room Mate Oscar, en la plaza de Pedro Zerolo, en pleno barrio de Chueca. La terraza, en la séptima planta, con vistas panorámicas de 360 grados sobre Madrid, fue diseñada por Tomás Alía y tiene en la piscina y el solárium una de sus bazas. Abre desde el 30 de mayo con un horario de 10.30h a 19.00h y no permite la entrada a menores de 14 años. Entre las opciones está la de pedir un brunch, los sábados, entre 13.00h y 15.00h.

Masaje y spa incluidos

El brunch es, igualmente, uno de los reclamos en la piscina de la azotea del H10 Puerta de Alcalá, en la calle de Alcalá, cerca del Retiro, junto a la Casa Árabe. Como en otros establecimientos, la piscina se abre a no huéspedes, con reserva previa, solo entre los lunes y los jueves y en horario de mañana, entre las diez de la mañana y las dos de la tarde. El brunch se sirve desde las doce del mediodía y el precio, de 50 euros por persona, incluye también el préstamo de toalla. La terraza no es muy grande, y teniendo en cuenta que los huéspedes del hotel también hacen uso de ella, no suele haber para público no alojado más de tres o cuatro plazas.

Piscina del hotel Axel, en la calle de Atocha.

Piscina del hotel Axel, en la calle de Atocha. / AXEL HOTELS

Otra de las piscinas en azoteas abiertas al público en hoteles de Madrid es la del VP Plaza España Design. En teoría es solo para huéspedes, pero existe la posibilidad de reservar lo que se conoce como habitación de día, que da derecho al acceso a la pileta, en la planta 12. Esta modalidad permite disfrutar del cuarto, y de la piscina, entre las once de la mañana y las siete de la tarde. Por un precio de 195 euros para dos personas se ofrece la habitación, dos cócteles y tumbona. Por 395 euros, también dos personas, se añade acceso al spa, con masaje y circuito de aguas, y un menú en Ginkgo, el restaurante de comida fusión del hotel.

Sube la apuesta The Madrid Edition, en la plaza de Celenques, cerca de la Puerta del Sol, que presume de tener la piscina infinita más grande de Madrid, con capacidad para hasta 45 personas. Se puede disfrutar de sus camas balinesas, pero se paga: 350 euros (dos personas) de lunes a viernes y 500 euros los fines de semana, en horario desde el mediodía hasta las diez de la noche. De dimensiones más modestas, con un aforo para 24 personas, pero también con vistas, en este caso sobre el Palacio Real, es la piscina en la azotea de otro cinco estrellas madrileño, el Palacio de los Duques Gran Meliá, inaugurado en 2017. Dos de sus camas balinesas pueden ser reservadas por clientes no alojados. Por 220 euros (dos personas), además del disfrute del baño y la cama balinesa sirven fruta y una botella de Moët & Chandon.